La Artesanía tradicional en Canarias

 

Rukaden Ait Anaga

 

La Artesanía tradicional en Canarias en General y en Tenerife en particular. La pijería ignorante de la elite provinciana de colonias.

 

Se puede definir la artesanía, como aquella actividad creativa que con métodos manuales y herramientas sencillas, siguiendo los mismos o parecidos procesos de producción que en épocas pretéritas, sin procesos de fabricación en serie, procesos semi industriales o una excesiva mecanización y producción. La Artesanía Tradicional, vendría a ser esto mismo, pero característico o específico de un lugar concreto.

 

El caso que conozco es del Cabildo de Tenerife, pero dado que gobiernan los mismos en todos sitios, presupongo que, con tal vez alguna ligera diferencia, se aplicará la misma “política” en los seis restantes. Antes de exponer dos ejemplos claros, decir que la “política oficial” es, como no podía ser menos, de supuesto apoyo a la actividad artesana tradicional, sin embargo la oficiosa, es todo lo contrario. Se quejaba un compatriota el otro día, de que en supuestas ferias de artesanía canaria que visitó, lo único que no había encontrado era eso precisamente, artesanía típica de esta tierra. Hasta artesanía “Made in Taiwan o China” pero no la nuestra. Pues es lo que hay...”

 

Como decía, el Cabildo de Tenerife, recoge una serie de oficios artesanos tradicionales en las islas, aunque algunos vinieran tras la conquista. El caso es que son una serie de “profesiones” distintas todas ellas, basándose en una “producción” de objetos y bienes de consumo, encorsetadas en listados inamovibles, muchas veces sin conexión contextual o real con los objetos o bienes producidos; De tal forma que si eres medio amañado y te desenvuelves más o menos bien en varias cosas, solo puedes hacer una. Por ejemplo, si haces algo de barro y además tienes conocimientos de cantería, solo puedes dedicarte a una de las dos actividades, pues según el burócrata o político de turno, ambas son incompatibles.

 

Por otra parte, se reconoce incluso como profesión artesana típica a los que confeccionan los trajes de carnaval. Es decir, un proceso totalmente mecanizado, que viene todo lo más desde los años 70 en adelante, se reconoce como oficio artesano, y por ejemplo quien fabricara artesanalmente molinos de piedra, esferoides de piedra pulimentada o no, no solo no es reconocido como artesano típico de las islas. Si por ejemplo, haces zurrones, cairanos, tamarcos o cualquier otra cosa típica en cuero, no solo no te reconocen como artesano típico, sino que además, es preciso recordar que hay leyes que obligan a llevar a los animales sacrificables a los mataderos insulares, donde solo te entregan el animal limpio y preparado para cocinar; Con el cuento del tema sanitario y el tratamiento adecuado de los residuos [Algo que en toda sociedad es necesario], se aprovecha para cargarse otra actividad artesana tradicional, simplemente por falta de materia prima. Mientras tanto, en españistán, amparados en la misma legislación se siguen produciendo las tradicionales “matanzas” del cochino y otros, y se aprovechan los cueros tranquilamente como lo que es, algo normal y típico.

 

Y así suma y sigue. Si eres carpintero o tienes algún conocimiento, lo mismo. O haces arados, yugos y poco más, aunque no los vendas o no haces nada; Si sabes hacer pipas o cachimbas, o las haces con la tapa de latón y de moral o no se te reconoce, pero sin embargo, en todas las montañas de Anaga y de otros sitios, cada cual se hacía la suya de brezo, pues las de tapa de metal eran un lujo en aquellos tiempos, sin embargo, coño, parece que las de tapa metálica fueron inventadas aquí, simplemente porque a ellos les parece que son mejores.

 

Y así con todo; Otro ejemplo de incongruencia y de mentecatez política, es considerar típico canario un “mortero” de madera vulgar y corriente, hecho además en un proceso totalmente mecanizado y automatizado, mientras que todo el mundo, salvo ellos, sabe que los morteros típicos canarios están hechos en piedra, tal como los hacían aquí desde que llegó el primer habitante. Vale que se pueden cambiar los materiales y construirlos como cada cual pueda, pero las etiquetas de “típico o artesanal”, ¿Importan o no importan?

 

¿Qué esperar de una gente que quiere institucionalizar a ultranza el traje típico de la Orotava [Ojo no el del pueblo, sino el de “la clase alta”] como el típico de toda Canarias [Como en el franquismo]? Confeccionado, eso sí, con seda taiwanesa o china y fabricado por aquellas tierras. Y mientras tanto los telares Canarios, los Productores de Seda que se jodan, lo mismo que cualquiera que quiera ganarse honradamente la vida; Lo principal es tener el calificativo de “probada confiabilidad política” para poder tener acceso al miserable reparto de las migajas. Lo de menos es lo que hagas o como lo hagas.

 

Todo lo que signifique reminiscencias ancestrales, todo lo que signifique demasiado como diferente de “lo español o de otros sitios” está condenado al ostracismo, no existe, porque son tantas las trabas y los obstáculos que son insalvables. Para que se hagan una idea, hasta quienes te examinan, no son otros artesanos, ni siquiera potenciales clientes, sino feriantes. Es decir, no se juzga la “pureza del proceso y su acabado final, de acuerdo a la tradición, sino la capacidad de un alto volumen productivo y la posible comercialización a cierta escala”.

 

Así puestas las cosas, lo raro es encontrar quienes todavía conserven las viejas técnicas y conocimientos y las apliquen, mientras que cualesquiera otros tienen hasta el beneplácito del poder provinciano. Se acuerdan de lo que relatara Viera y Clavijo, sobre la esposa de cierto Capitán General, que tenía ciertas dificultades al andar de una de sus piernas, de la cual “cojeaba”? La anécdota es que “las conejas de la alta sociedad tinerfeña”, teniendo miedo de quedar como “provincianas ignorantes”, no le preguntaron el motivo de que “andara de aquella manera”, sino que interpretaron que “era la moda en las cortes europeas, por lo que en todas las reuniones sociales, fiestas y demás, las buenas señoras andaban cojeando como si en efecto lo fueran de nacimiento o por accidente”. Estamos ante las mismas gentes y conceptos de las cosas.

 

¿Y qué hacer? Sin duda seguir cada uno en su risco lanzando consignas de unidad, y anatemas contra quien no piense como cada uno, ¡Eso sí que NO! En serio, ¿Qué hacer? Unirnos todos de una vez y poner a cada uno/a en “su sitio”, porque nosotros habremos ocupado, por segunda vez, “el nuestro”. ¿Qué otra cosa si no?

 

9 Enero 2014

 

Desde la Vieja Fortaleza

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