El
arado y la política
Wladimiro
Rodríguez Brito *
Siembra tradicional de trigo con arada en San Isidro, Las Breñas, La Palma
[…Nuestro
modelo económico tiene que cambiar. El campo necesita líderes, formación,
gestores y compromiso con la gente de nuestros pueblos, con los productos
locales. Sembremos ilusión y rompamos con la vergüenza que tenemos de nuestros
campesinos…. El enorme margen comercial de las importadoras, comercializadoras
y distribuidoras no puede seguir creciendo ni estas funciones pueden estar
concentradas en pocas manos. El sector servicios debe comprometerse con los
productos locales; nuestra sociedad debe ser más consciente de la importancia
de la alimentación. Hay que apoyar una relación solidaria entre la ciudad y el
campo…]
La campaña electoral de las recientes elecciones ha pasado de
puntillas sobre la situación de nuestro campo y sus problemas, la calidad de
nuestra alimentación, la producción y el empleo locales o la defensa
internacional de nuestro sector primario; la palabra arar no ha estado en el
vocabulario político. Indudablemente, se han tratado asuntos de mucha
importancia, como la sanidad, la educación y los asuntos sociales, pero, cuando
se habla de reducir la tasa de pobreza desde el actual 20-30%, no nos podemos
limitar a bancos de alimentos o subsidios.
Nuestro modelo económico tiene que cambiar. El campo necesita líderes,
formación, gestores y compromiso con la gente de nuestros pueblos, con los
productos locales. Sembremos ilusión y rompamos con la vergüenza que tenemos
de nuestros campesinos. La sociedad de consumo está llena de espejismos que nos
alejan de la realidad; no existe ordenador que produzca automáticamente papas o
cochinos. A todos nosotros nos gusta tanto el cochino como para consumir unos
100 kilos de carne al año, pero, claro, las granjas huelen mal y no las
queremos en ningún punto de las Islas. Los productores son maltratados por las
leyes estatales y locales, tanto en su localización como en sus condiciones, y
se llega a pedir casi jacuzzis para criar cochinos en Canarias.
Para salir de esta crisis, no solo no apoyamos el medio rural, sino que
lo aplastamos bajo la burocracia. Cultivamos poco más de
La FAO alerta sobre que la alimentación es crítica para más de 7.000
millones de personas en el planeta, y que debemos mimar nuestros recursos en
tierra, agua y también agricultura. Aquí nuestros escasos recursos materiales
son fundamentales, pero también lo es nuestra población rural. Hay que frenar
el ritmo migratorio del campo a la ciudad, mejorando el nivel de vida rural y su
importancia cultural.
Tenemos que reducir la dispersión de la producción en minifundios. El
enorme margen comercial de las importadoras, comercializadoras y distribuidoras
no puede seguir creciendo ni estas funciones pueden estar concentradas en pocas
manos. El sector servicios debe comprometerse con los productos locales; nuestra
sociedad debe ser más consciente de la importancia de la alimentación. Hay que
apoyar una relación solidaria entre la ciudad y el campo. La alimentación de
nuestro pueblo debe ser menos dependiente del exterior; los agricultores merecen
poder ganarse la vida dignamente. Esperamos que el campo y los agricultores
formen parte de las prioridades del próximo Gobierno de Canarias. Apoyemos a
los que hacen surcos y siembren ilusiones.
*
DOCTOR
EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
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