Antonio Bello, compromiso con nuestro campo
«» Wladimiro Rodríguez Brito *
Estos días nos ha dejado el profesor don Antonio
Bello Pérez, persona de una gran calidad humana Y uno de los científicos más
importantes que ha dado esta tierra en los últimos años. Nos ha abandonado una
persona que no solo que director del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) en Madrid, sino que dominó el microscopio y el laboratorio; fue un
reconocido experto a escala mundial en nematodos, suelo y fertilidad. Fue también
una de las figuras más destacadas en la lucha contra el uso del bromuro de
metilo y la búsqueda de métodos naturales para luchar contra nematodos y otros
patógenos.
Pero Antonio no era un académico al uso: bajó al
surco y fue un gran conocedor de la problemática de nuestros cultivos y de la
gestión sostenible de nuestros campos. En 40 años de amistad aprendí mucho de
él, sobre todo de su capacidad para acercarse al mundo rural y codificar científicamente
los conocimientos empíricos de nuestros campesinos, para así lograr una
agricultura más armoniosa con el medio, para hacerla menos dependiente de la química
y otras técnicas agresivas.
Antonio fue un traductor de ciencias e ideas en
conocimientos prácticos, tratando siempre de armonizar hombre y naturaleza. Le
apasionaron los sistemas de rotación de cultivo tradicional, con leguminosas,
papas, cereal, o los sistemas de minado en los jables del sur de Tenerife, o la
biodesinfección. Codíficó y armonizó los sistemas tradicionales del campo
canario con las técnicas agronómicas más avanzadas. Antonio logró acercar el
saber hacer del mundo rural canario a centros de investigación.
Gracias
a su impulso se realizaron dos importantes congresos internacionales de papas:
uno en La Guancha y otro en Candelaria. Allí estudiaron y deliberaron sobre
nuestro campo científicos internacionales, buscando la gestión sostenible del
campo de hoy. Fue memorable el debate sobre las variedades de papas de color de
Canarias (procedencia andina) y las introducidas en las Islas desde Reino Unido
con el director del instituto escocés de la papa.
Antonio puso en lenguaje académico
internacional el saber hacer de nuestra gente. Fue un maestro que dejó un gran
número de alumnos en Canarias y en otras partes del mundo: gran parte de la
agricultura biológica canaria está animada por sus alumnos. Hablar de
agricultura biológica es hablar de productos sanos para nuestra salud, pero
también de alimentación sostenible y local, lo que hace menos frágil y
dependiente nuestro campo.
El profesor Bello pervive por su
impronta en los cultivos de plátanos, papaya, aguacate, mango, en nuestra
horticultura, en la rotación del minado de los campos o en la solarización.
Sus trabajos mantienen y enriquecen los conocimientos empíricos de antaño y
promueven la sostenibilidad de nuestro futuro. Lamento profundamente la pérdida
del amigo y del científico, de un hombre comprometido con la gente y con una
sociedad más solidaria. Descanse en paz.
*
DOCTOR
EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
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Nota de la Redacción:
Expresamos nuestro pésame a la familia y allegados de Antonio Bello. Deseamos que su enseñanza y ejemplo cunda entre sus seguidores para el bien del sector agrícola y de Canarias.