Algo apesta en el Puerto
de las Palmas (I)
Rukaden
Ait Anaga
Resulta
inconcebible que un barco que unos meses antes pasa una inspección para
determinar si está en estado operativo y cumple la Normativa aplicable en su
caso y renueva los permisos para continuar con su actividad, no tuviera entre su
personal a marineros cualificados técnicamente para extinguir un Incendio a
bordo. Visto lo ocurrido con el pesquero ruso Oleg Naydenov, desde fuera,
cualquiera pensaría que en el Puerto de las Palmas tampoco existen
profesionales cualificados en la Extinción de Incendios y lucha contra Vertidos
o Derrames de Combustible; ¿Será así...?
Los
Procedimientos Estándar a bordo de cualquier embarcación, establecen un Uso
Progresivo de los Medios de Extinción Disponibles, a medida que van resultando
necesarios, si no logran sofocar el fuego. Es decir, si con los extintores no se
puede, se recurre a la aspersión de agua pura o con agentes químicos, y así
sucesivamente... Y si al final la espuma de alto poder expansivo no surtiera
efectos, siempre queda el recurso de la inundación total del compartimento,
procedimiento más habitual de lo que podría parecer a priori [Las espumas
expansivas “ocupan un lugar físico” y desalojan el aire, y sin aire- Oxígeno,
no arde ni la gasolina][Cada compartimento del barco lleva un sistema de
aspiración de agua o achique, y un sistema anti incendios con capacidad de
inundación en cuestión de minutos, dependiendo del tamaño del mismo]. Rodear
la embarcación con barreras anti vertido tampoco tiene mucha ciencia pues se
trata de unir piezas prefabricadas y poco más...
¿Entonces
qué fue lo que falló? Reitero la pregunta, ¿No existen profesionales
cualificados en Las Palmas? ¿O ni siquiera fueron avisados? Yo no creo ni en
casualidades, ni en que el nivel de incompetencia criminal llegara hasta cotas
tan trapientas como los últimos acontecimientos, aunque el hecho de que haya
políticos de por medio, siempre es una posibilidad más que real, y yo mismo
hace unos días ponía de manifiesto las similitud con el Prestige.
Pero
recordando experiencias pasadas en otras épocas, salvo que haya una connivencia
manifiesta entre políticos, funcionarios y profesionales, algo que tampoco es
descartable a priori, cosas tan serias como el caso que nos ocupa se rigen por
“Protocolos de Actuación reglados, por Comités de Expertos y Asesores”,
pasos que hay que seguir para estar a salvo de toda Responsabilidad Penal o
Civil. Por esto mismo me extraña tanto el desarrollo de los acontecimientos.
Pero
si hay algo que ya desenmascara todo el asunto, es precisamente las primeras
disposiciones tras producirse el Incendio en el pesquero ruso; ¿Por qué
retener contra su voluntad y mantener incomunicado al Capitán del barco...? Es
que no me cabe en la cabeza, ni existe razón alguna que justifique esta medida,
salvo la de que sea sospechoso de sabotaje de su propia nave, en cuyo caso, se
le hubieran leído sus derechos e informado del asunto... ¿No? Eso no se
produjo así, por lo tanto ¿Por qué retenerlo contra su voluntad y tenerlo
incomunicado?
Se
supone que quien mejor conoce la nave y los recursos de extinción de la misma,
es el Capitán y la Tripulación ¿No? ¿Qué
querían que no vieran o impidieran?
Las
Autoridades legalmente constituidas, cuando están en juego las Propiedades o
Vidas de la Población Civil, están facultadas en algunos casos a vulnerar
algunos Derechos Ciudadanos, tanto a nivel individual o colectivo; Pero
precisamente por “vulnerar positivamente” Derechos y Libertades, solo puede
hacerse cuando concurran situaciones y casos donde lo individual queda
supeditado al Interés General, y esas situaciones especiales están reguladas
por la misma Ley y tienen que estar absolutamente justificadas, por lo que están
reguladas por protocolos especiales. Hago esta introducción, porque en el caso
de que no estuviera justificada la actuación de las autoridades españolas,
podrían haber perpetrado, entre otros, un delito de Retención/detención
Ilegal y un acto de piratería al apropiarse del pesquero sin motivos reales.
Todo eso a parte de los delitos medioambientales. Y si se demuestra que no habían
motivos, que no los habían, habrá que deducir un comportamiento criminal y una
intencionalidad clara de hacerlo y causar daño medioambiental y económico,
pues tanto la pesca como el turismo se ven afectados.
La
retención del Capitán y su incomunicación, unido al nulo intento de extinguir
el incendio a bordo, la ruta increíble que siguió posteriormente el pesquero,
y la negativa de llevarlo a lugar seguro y allí tomar las medidas necesarias,
incluso cuando las llamas se habían apagado solas, revela el hecho de que querían
llevar el barco hasta donde se hundió desde un principio.
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