Las
abejas, ¿una especie invasora?
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Wladimiro Rodríguez Brito *
Recientemente, se ha publicado un polémico estudio
sobre el papel de las abejas en la polinización de la flora autóctona en Las
Cañadas del Teide. Es preocupante que en el siglo XXI se ponga en entredicho la
beneficiosa acción de las abejas, cuando ya en el antiguo Egipto se reconocía
su función social y ambiental. El estudio del Departamento de Ecología
Integrativa de la Estación Biológica de Doñana sobre el parque nacional del
Teide (EBD-CSIC) propone la eliminación de las abejas melíferas de Las Cañadas
del Teide. Este estudio asocia el retroceso de las retamas y otras supuestas
alteraciones en la flora de ese espacio, también del tajinaste rojo, a la
existencia de colmenas (unas 2.000), ya que compiten con la polinización propia
del lugar (insectos, aves y lagartos). ¿Tienen los autores del parque nacional
de Doñana suficientes datos para hacer tales afirmaciones? ¿La alternativa
propuesta es realmente viable? ¿No tienen nada que decir las universidades
canarias o las asociaciones de apicultores? Hay muchas voces a tener en cuenta
por todo lo que significan las abejas en medio ambiente, economía y cultura.
Esperemos que esta propuesta no cometa los mismos errores que la de
hace 50 años, cuando se retiraron a los pastores y a sus ganados, sustituyéndolos
en parte por los muflones y sus numerosos problemas. El pastoreo de manera
controlada se está incorporando en numerosos espacios protegidos del mundo, al
ser un impacto controlado asumible frente a la catástrofe del fuego. De esta
forma, se puede asegurar una gestión ambiental compatible con la actividad
humana. Posiblemente, el retroceso de las retamas en Las Cañadas esté en parte
asociado a la prohibición de los usos tradicionales, desde el pastoreo hasta el
aprovechamiento de la leña o la materia vegetal para el abonado.
Sólo en Tenerife, conviven con la naturaleza más de 500 apicultores,
con 12.000 colmenas. Es una actividad tradicional y, además de tener arraigo
cultural, contribuye como renta complementaria a la economía familiar.
El trabajo de los apicultores llega a ser imprescindible en
determinados cultivos, como algunas hortalizas de invernadero, que serían
inviables por su nivel de producción. De tal magnitud es la importancia de las
colmenas en esos cultivos, que son los propios agricultores los que invierten
importantes recursos en la adquisición de abejorros en Holanda. Nuestros
apicultores, que ya se enfrentan a la burocracia, sufren ahora una nueva
amenaza. Los asociados a Apiten y personas como don Julio Díaz Cruz están
preocupados por el aparente intento de desalojar las miles de colmenas
existentes desde hace siglos en el Teide. Un trabajo científico como ése debe
estar sujeto a discusión por la comunidad científica; no aceptemos un único
estudio como verdad revelada. No podemos tomar decisiones con una única.
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DOCTOR
EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
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