El garafiano vuelve a su tierra

 

Pedro Acosta

 

El garafiano vuelve a su tierra, tierra que no debió abandonar para irse de emigrante en su propia isla a mejorar a otros pueblos y abandonando su tierra.

 

Garafía fue la despensa de toda La Palma y, en cierta medida, de toda Canarias, pero jamás se ha dicho, no se por qué, pero es realidad.

 

Con esta crisis, gente inteligente ha venido y ha comprado terrenos, porque casi sin agua lo que siembras se da. Es una tierra bendita, pero muchos que la han vendido desean volver, porque se han dado cuenta que hormigón y asfalto no producen hortalizas, frutas, animales, ni oxígeno limpio, y el campo tiene todo eso. No es lo mismo llegar a tu huerta y cogerlo fresco a tener que llegar al comercio; no es lo mismo apartar la gallina y coger el huevo, a comprarlo en comercio, es el beneficio de vivir en el campo. Y si no, fíjese cuando el hambre aprieta, gente que jamás ha estado en el campo aparece, porque, insisto, en hormigón y asfalto no se produce lo que da el campo.

 

Da la casualidad que algunos se reían  diciendo: ‘miren al mago del campo, jajaja’, pero mira como ahora tienen que venir detrás del mago para poder comer, como hago yo en ocasiones, prepararme un bocadillo de chorizo palmero y sentarme debajo de una higuera a comer mi bocata con higos frescos.  ¡Hazlo en la  ciudad!  Aparta la gallina y hazte una tortilla con un huevo muy fresquito, es el campo. Tú cógete la ciudad, que yo me quedo en el campo. A ver quien lo pasa mejor. Lo que tu te gastes en el comercio, una gran parte me lo ahorro yo.