¿Vacas protegidas?

 

«.» Wladimiro Rodríguez Brito *

 

[..., no sembremos más problemas a los heroicos ganaderos que cuidan la mermada cabaña que aun sobrevive, que tenemos que cuidar y mimar por una sociedad menos dependiente y solidaria, social y ambientalmente. Cuidemos a los ganaderos como patrimonio social y ambiental. Las vacas también son medio ambiente....]

Leemos con preocupación algunos comentarios sobre el maltrato animal y las vacas, en los que los ¿protectores? plantean cómo hemos de tratar a las vacas, con argumentos teóricos, alejados del mundo agroganadero, con una cultura urbana en la que se asocia la ganadería con las mascotas, en una "humanización" animalista que ignora las relaciones entre las vacas y la ganadería. Quien mejor cuida a las vacas son los ganaderos, que, exceptuando casos aislados, ponen un gran esfuerzo en cuidarlas y mimarlas.

No es justo asociar el arrastre con maltratadores, idealizando la vida de los animales, como un recorrido sin trabajo ni compromiso. La carreta, la rastra, el arigón, lo asociamos con maltrato y tortura, olvidando que manejar animales como las vacas requiere que los ganaderos domestiquen, disciplinen, que nuestros jóvenes aprendan con las novillas como manejarlas.

El arrastre es un deporte que familiariza al ganadero con los animales, algo básico en la actividad ganadera, ya que necesitamos la domesticación, no sólo como elemento básico para trabajar, labrar, sino como actividad económica básica, dada la demanda que tenemos de productos ganaderos (leche, carne, estiércol, limpieza de maleza en el medio rural, pastoreo, actividades complementarias).

Aquí y ahora, tenemos gran parte de las Islas cubiertas de maleza, mientras que una vaca demanda al año más de 20 Tn de hierba. Nuestros ganaderos son trabajadores ambientales que nos protegen de los incendios con su actividad, y, en consecuencia, no sólo son cuidadores de la naturaleza, sino que nos aportan alimentos frescos y abonos, para una agricultura con menos químicos y más naturaleza con el aporte de estiércol, vacas y cultura.

En unos años se ha implantado en las Islas una cultura urbana que ignora las relaciones de nuestro pueblo con la naturaleza. Hace apenas 60 años teníamos vacas en la calle San Agustín, a sólo 20 metros de distancia del Obispado, o qué decir de las cabras de Pepe Monagas en las azoteas de las casas. El ganado era la calefacción central en numerosas viviendas de la España continental, y tantos otros sitios. En La Laguna, la calle Maya tenía varias vaquerías o el señor Mateo, junto a la Escuela de Magisterio. En cambio ahora, convertimos en clandestinos a los ganaderos en las laderas de San Roque o la Mesa Mota.

Nos preocupan los pocos jóvenes que aún van a la fiesta con sus vacas, que dignifican ser ganadero, que compran y cuidan una yunta en vez de comprar una moto, se sacrifican con sus animales, los cuidan y miman. En realidad, son una referencia de un mundo rural ignorado y maltratado en nuestra cultura. Ahora los urbanitas del WhatsApp los asocian a maltratadores, o las administraciones les piden que las vacas las lleven en "taxi" a las romerías, dados los sistemas de transporte que les piden, con instalaciones propias del transporte en el continente (tanto plataforma como toldo, aislamientos, etc.). No olvidemos que aquí las distancias no son más de unos kilómetros, y hasta ahora nuestros ganaderos han gestionado el transporte sin problema.

En pocas palabras, no sembremos más problemas a los heroicos ganaderos que cuidan la mermada cabaña que aun sobrevive, que tenemos que cuidar y mimar por una sociedad menos dependiente y solidaria, social y ambientalmente. Cuidemos a los ganaderos como patrimonio social y ambiental. Las vacas también son medio ambiente.

Aquí y ahora, las vacas no han de estar más lejos que los humanos que en Santander o en Holanda. La cinta métrica es la misma, los medidores son diferentes, en una cultura anti campo, anti naturaleza, y posiblemente alejada del sentido común. Con el sistema holandés tendríamos en Canarias más de un millón de vacas, y aquí y ahora tenemos en la seudo clandestinidad menos de 40.000 que aún subsisten en las Islas. Seamos más europeos también con las vacas.

* Doctor en Geografía por la Universidad de La Laguna

 

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