AÑO ELECTORAL. UNO MENOS PARA LOGRAR LA
INDEPENDENCIA
Francisco Javier González
El único plagio admisible es el que se hace uno
mismo, la “autocopia”, y aún así solo es admisible si la repetición de lo
escrito sigue teniendo la misma validez que tuvo en su día. Este es, a mi juicio,
el caso de este escrito, con el agravante de que es multirepetido.
Esta versión la escribí hace tres años -en enero 2008- en un momento
preelectoral, pero en este 2011 electoral, sigue teniendo idéntica vigencia por
lo que, como explico en esta entradilla, lo reproduzco sin más variación que la
adaptación del inicio y del final.
Es innegable que el nacionalismo
revolucionario lleva tiempo atravesando una etapa de reflujo ideológico y
organizativo en el prolongado camino, muchas veces sinuoso, que ha llevado a
Canarias y a los canarios desde la colonización y esclavitud, impuestas tras un
siglo entero de cruenta guerra de conquista española, hasta el día de hoy, con
un régimen pseudoautonómico dentro del marco del
Estado Español, y que nos llevará mañana a constituir un Estado soberano,
camino que viene marcado por puntos de inflexión, irreversibles, que
constituyen etapas sucesivas del proceso de toma de conciencia de la necesidad
de nuestra autoliberación y construcción nacional.
Hace años, en un debate en Gran Canaria,
un asistente -Antonio Quintero- opinaba que la historia del nacionalismo
canario nació cuando un guanche le tumbó, por primera vez, los dientes a un
invasor de una pedrada, pero, aunque nuestra historia está repleta de episodios
de este tipo y cuajada de motines y alzamientos, desde la Rebelión de Los
Gomeros, la sublevación del Mencey Ichasagua o los Pleitos de la Aldea de Artevirgo,
hasta la misma Guerra de España, han sido más bien las actitudes estrictamente
políticas las que marcan los puntos sin retorno en que se cimenta
el moderno nacionalismo canario. Los albores de este nacionalismo de hoy hay
que buscarlos en el pensamiento más progresista del XIX, en el entorno de los
diputados doceañistas en las Cortes gaditanas, cuando en
En los últimos años, en los que se inicia
el reflujo, se produce un nuevo fenómeno con escasos referentes anteriores.
Junto a una progresiva atomización de las organizaciones nacionalistas -en la
que intervienen por igual causas endógenas y exógenas, contando, eso sí, con la
permanente ayuda de la larga mano de la administración metropolitana- los
residuos de la derecha españolista y proestatal del
franquismo, con el apoyo interesado de una buena parte de las burguesías
isleñas que ya habían sido socios privilegiados y sostenedores de la dictadura,
se reconvierten, desde un insularismo desaforado
inicial a un regionalismo que, tratando de aprovechar un terreno ya sorribado, abonado, y sembrado por los nacionalistas, se
reviste de un ropaje pseudonacionalista. Nacen así
las AIC, modelo alrededor del que se va a vertebrar
Por
su propio origen y por su desarrollo posterior CC, con una ingente capacidad
para aglutinar los más diversos intereses particulares con el disfraz de
colectivos, capaz de convertir episodios vergonzosos de rapiña como lo sucedido
en Tahodio y Las Teresitas en arma electoral presentándolos
como supuestos "ataques al pueblo de Santa Cruz", mutar la
destrucción del medio ambiente en “progreso” o el dinamitado de nuestra
identidad como Tindaya en “cultura” es, hoy por hoy,
el baluarte más importante para el mantenimiento del modelo neocolonial
que Canarias tiene dentro del Estado Español y, subsidiariamente, dentro de la
UE, lo que la convierte, de facto, en el obstáculo más importante para el
desarrollo del nacionalismo. De aquí que cualquier acuerdo, por nimio que sea,
que signifique una potenciación de CC –o de sus hijuelas interesadas como CCN y
Nueva Canaria- es, se quiera o no, una colaboración al mantenimiento de la
explotación foránea de nuestra tierra y un retroceso en el camino de la
construcción nacional canaria. Es esa también la razón de la oposición de
muchos nacionalistas al uso por la coalición pseudonacionalista
de la bandera nacional canaria o la manipulación interesada y mixtificadora de reivindicaciones históricas como la Ley de
Residencia, vaciándola de sentido y dirigiéndola contra la inmigración más
desamparada y desesperada, al tiempo que protege y fomenta la neocolonización
hispana y europea, o proponiendo modificaciones en el "Estatuto de
Dependencia" -nombre real del que ellos denominan como "de
Autonomía"- que imposibiliten, o al menos dificulten, las salidas
políticas hacia la autodeterminación hasta llegar a utilizar, últimamente, la
confusa propuesta “independentista/insularista” de “El Día” como arma arrojadiza frente a
ese “Madriz”, que no se sabe bien que es cuando se plantea desde posiciones
íntimamente ligadas a las del españolismo más reaccionario y clerical del PP
adobadas con un flirteo fenicio con el PSOE en el poder estatal.
Los nacionalistas estamos hoy en la obligación
de reconstruir nuestras organizaciones políticas y sociales, con un claro
objetivo que debemos cifrar en la Independencia y el Socialismo ya que,
precisamente nuestra historia reciente y el fenómeno de Coalición Canaria y sus
hijuelas debe enseñarnos que solo desde posiciones de clase y revolucionarias podemos
avanzar, rebasando el reflujo de estos últimos tiempos. Creo, personalmente,
que así será, y que superaremos también esta nueva sinuosidad del camino de la
constitución de Canarias como una Nación en pleno uso de sus derechos y que,
entre todos, estamos comenzando a marcar un nuevo punto de inflexión en esta
lucha liberadora ya secular pero que, indefectiblemente, se acerca a su fin.
En esta construcción de una necesaria izquierda nacional canaria los procesos
electorales tienen que jugar un papel dinamizador de propagación ideológica,
aún a sabiendas de su intrínseca esterilidad -al menos en este estado de la
correlación de fuerzas- teniendo claro que cualquier opción política que se
pronuncie claramente por la independencia patria es susceptible de converger en
ese objetivo en un futuro no lejano siempre que previamente logremos cohesionar y fortalecer esa izquierda
nacional.
No espero celebrar muchos años electorales
más sin una izquierda nacional capaz de aprovecharlos para avanzar.
Canarias,
mayo 2011. Año electoral y de construcción.