ULTRANACIONALISMO
XENÓFOBO
Pedro González Cánovas
En el informe de 2008 de Amnistía Internacional, se habla del “uso desproporcionado de la fuerza y malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad contra las personas que intentaban saltar las vallas en Ceuta y Melilla, además de falta de acceso al asilo y expulsiones ilegales”, un tipo de intervención que ya casi se aprueba entre el ciudadano de a pié, que cree ver una invasión en las continuas cifras que la prensa emite, acompañando cada noticia al respecto. Eso si, omitiendo de forma no casual, una comparativa con la inmigración que entra por aeropuertos o de países europeos.
Al respecto,
la oficina del Defensor del Pueblo Español inició una investigación
independiente en septiembre de 2007, impulsada por el informe de Human Rights Watch. De sus conclusiones podemos entresacar cuestiones
que reafirman las descalificaciones que se emplean, con tanta frecuencia, para
definir la actual política española y que tanto cuesta asumir, y tan poco
achacarlos al pasado, a ciertos sectores pro-españolistas. Valga como seña la
siguiente cita: “Existen informes fiables sobre maltrato a menores en el centro de emergencia de
Aquellos
informes se han quedado atrás, sin embargo la actual situación, lejos de
diferenciarse positivamente de la de entonces, podemos afirmar que ha
empeorado. Las personas inmigrantes que llegan por vía marítima siguen
incrementando su número. Mientras, una serie de incidencias y accidentes en los
centros de acogida u otros, bajo tutoría institucional, como el incendio del
Centro de menores de Tegueste, que supuso el traslado
inmediato de 200 personas a otros centros ya previamente saturados, e incluso algún
caso de fallecimiento lejos de poder calificarse como “incidencia o accidente”,
dejan entrever la pésima situación de un sistema de acogida que no funciona, ni
parece pretender hacerlo.
Para más inri, una nueva Ley de extranjería acota
las reagrupaciones familiares de los extranjeros y eleva de
¿Qué podemos
pensar de esa España, de izquierda socialista, que atenta continuamente contra
los DDHH? Que es siempre antes España que de
izquierda, siempre España antes que cualquier otra cosa. Y es que ser España,
aún en el siglo XXI, significa exaltar abiertamente ansias imperialistas que se
extienden desde Europa hasta América del sur, pasando por África; ser España
significa mantener una monarquía que casi parece haber parido el Estado; vivir
el día a día bajo el influjo eclesiástico; denominar el miedo del ciudadano
“respeto a las fuerzas del orden”; ejercer ultranacionalismo xenófobo y patear
los nacionalismos de izquierda y derecha que puedan perjudicar al ultra de
Madrid y los colonos enviados desde la metrópoli… ser España se podría, si no
se ejerciera fuera de España. Si pudiéramos arrancarla de cuajo de Canarias o si,
mejor, ella misma arrancara y dejara de explotar a otras personas que no fueran
sus propios y desgraciados obreros.
Islas Canarias, Diciembre 2008