DECLARACIÓN
DEL MOVIMIENTO LAROUCHE
DE LA CRISIS DE UCRANIA
HACIA LA GUERRA TERMONUCLEAR
Ante los graves acontecimientos ocurridos en los últimos días en Ucrania, que finalmente
han desembocado en un golpe de Estado de tinte nazi y antisemita, coordinado y
dirigido desde Estados Unidos, Reino Unido y otros países; y atendiendo
igualmente al marco más amplio en el que se sitúa esta crisis, esto es,
en una progresiva y temeraria escalada militar por parte del actual Gobierno de
Estados Unidos y de la Alianza Atlántica con respecto a Rusia y sus aliados, El
MOVIMIENTO LAROUCHE (MLE), consciente
del inminente peligro de avance hacia la guerra termonuclear –como ya lo advirtió
el estadista estadounidense Lyndon LaRouche-,
hace un rotundo llamamiento al Gobierno español y a su Presidente Mariano Rajoy
para que, en el marco legal que le impone la Constitución española y el derecho
internacional, y actuando en defensa de la paz y la seguridad
internacional, se tomen urgentemente las siguientes medidas:
1. Que se
continúe reconociendo a Viktor Yanukovich
como Presidente constitucional de Ucrania y que, en consecuencia, se
denuncie ante la comunidad internacional al Gobierno golpista e ilegítimo que
ha usurpado el poder en Ucrania. El regreso de los nazis al poder en cualquier
país de Eurasia es algo que España no puede aceptar.
2. Que de
inmediato se suspenda el acuerdo para colocar elementos del sistema de defensa antimisilstico Aegis en la base
de Rota, en Cádiz, que ya entró en su fase operativa con la llegada reciente
del destructor USS Donald Cook.
Ello en base a los siguientes hechos:
Que Ucrania ha sido víctima de un golpe de estado llevado a cabo por grupos
explícitamente nazis, antisemitas y terroristas, y que --como ha denunciado la
dirigente del Partido Socialista Progresista de Ucrania, Natalia Vitrenko-- son los mismos grupos que en la “Plaza de Maidán” venían sosteniendo lemas como: “Ucrania para los
ucranianos”, “Gloria a la nación, muerte a los enemigos”, “Degollemos a los
rusos, ahorquemos a los comunistas”, y que se proclamaban seguidores del
colaborador de Adolf Hitler, Stepan Bandera,
Que existía un acuerdo oficial del 21 de febrero firmado entre el Gobierno
legítimo de Ucrania y la oposición, mediante el cual se hacían amplias
concesiones a ésta última (como la convocatoria de elecciones anticipadas
y la amnistía para numerosos presos), y que dicho acuerdo, auspiciado por
representantes oficiales de países como Alemania, Francia y Polonia, en
la presencia de representantes de Rusia, fue violado unilateralmente por estos
grupos neonazis y terroristas que procedieron sin más
a derrocar el Gobierno, generando luego un clima de terror y amenazas en todo
el país hacia todos aquellos que se han opuesto a sus demandas o que
simplemente no representan sus ideales. Por ello es necesario retornar a las
condiciones de dicho acuerdo.
Que existen pruebas irrefutables de que, en notoria violación de cualquier
principio de derecho internacional vigente, dicho golpe de estado ha sido
apoyado y dirigido por autoridades de la Unión Europea y del Gobierno de los
Estados Unidos, como así lo demuestra la conversación sostenida entre la
Secretaria de Estado para asuntos de Eurasia, Victoria Nuland
y el embajador de USA en Ucrania, días antes del golpe, sobré quién iba a ser
nombrado como nuevo jefe de gobierno de Ucrania, cuando en ese momento existía
un presidente electo democráticamente. En efecto, el individuo nombrado por
Nuland como su favorito, Arseniy
Yatsenyuk, es el actual primer ministro ilegitimo.
Que, por si no fuese suficiente amenaza
para Rusia el ser testigo de un golpe de Estado llevado a cabo por grupos
hostiles y nazis en la frontera de su propio país, ello ocurre a la vez que el
Sistema de Defensa Antimisilístico está siendo colocado unilateralmente por
Estados Unidos y la OTAN, en clara amenaza para la integridad de Rusia. Este
hecho ha sido denunciado públicamente en 2012 por el entonces presidente ruso
Dmitri Medvedev, por el actual presidente Vladimir
Putin, por militares rusos de la mayor jerarquía, y más recientemente por el
influyente grupo de intelectuales, el Club Izborsk, y
por el antiguo Jefe de Relaciones Exteriores del Ministerio de la Defensa de
Rusia, general Leonid Ivashov. Ellos han señalando de
manera explícita que la sola colocación de este sistema suponía un “casus belli” para Rusia,
pues le priva a ésta de una capacidad de respuesta ante un eventual
primer ataque nuclear. Siendo así, con el uso de la base de Rota para esta
iniciativa provocadora, se está poniendo en peligro la integridad física y
seguridad de la ciudadanía española, haciéndola objetivo prioritario de una
guerra totalmente ajena y sin sentido.
El Movimiento LaRouche afirma que, para eliminar de
una vez por toda la posibilidad de una guerra termonuclear a escala mundial con
el potencial para extinguir la vida en este planeta, se deberá reconocer cuál
es la causa que está provocando tal amenaza. Ella se encuentra en último
término en la actual crisis de desintegración del sistema financiero
internacional y en la intención del Imperio Británico y de sus aliados en Wall Street de imponer a otros
países soberanos las condiciones que le permitan continuar con el saqueo de su
riqueza para seguir manteniendo a flote su sistema canceroso
especulativo. Cualquier país que se niegue a ello, es amenazado con
guerra o "cambio de régimen", como hemos visto en Ucrania y en otros
países.
Reconociendo esta verdad, el MLE urge igualmente al Gobierno de España para
que, haciendo uso de su derecho soberano y de su obligación de proteger la
vida, integridad y bienestar de sus ciudadanos, se tomen de inmediato el
siguiente grupo de medidas:
1.
Salir del sistema del Euro y recuperar la soberanía nacional en política
económica.
2.
Instrumentar de inmediato una reforma bancaria al estilo de la Ley Glass-Steagall de 1933 de
Franklin Roosevelt, que permita la separación total de la banca comercial, de
la de inversión o especulativa. Exigir a ésta última responsabilidades
pertinentes en la creación de la crisis financiera actual, e impedir nuevos
rescates externos o internos a bancos y entidades que se encuentren en
bancarrota.
3.
Creación de una banca pública y un sistema de crédito que permita la
reconstrucción de la economía física y la creación de puestos de empleo
mediante inversiones en educación, sanidad, infraestructuras, proyectos de alta
tecnología, etc.
5 de marzo de 2014