TUNERAS Y CAMBIO CULTURAL
«.» Wladimiro Rodríguez Brito *
[Las tuneras y la cochinilla marcaron un ciclo económico hasta 1876, jugando un papel básico como alimento, desde Lanzarote a La Palma, devaluadas como fruta en los últimos años.]
En los últimos años hemos devaluado toda una cultura, tanto en el plano ambiental como gastronómico. Ver en nuestros pueblos las tuneras, cargadas de tunos, en el borde de nuestras carreteras, sin tocar un plato de higos de las mismas. Fruta que apenas consumimos los de la generación del racionamiento, sin embargo, traemos fruta de Nueva Zelanda y Chile.
Los tunos no tienen química ni veneno, es una de las frutas más sanas de nuestra tierra. Sin embargo tienen picos, y por eso no tienen interés. No la vemos en restaurantes, hoteles, o chiringuitos. Hablamos de Km 0, de economía circular, pero seguimos devaluando nuestro medio rural.
Las tuneras y la cochinilla marcaron un ciclo económico hasta 1876, jugando un papel básico como alimento, desde Lanzarote a La Palma, devaluadas como fruta en los últimos años.
Las tuneras han sido también, planta forrajea para la ganadería, sobre todo en los largos veranos canarios, y han jugado un papel económico en la producción de cochinilla, como colorante natural en bebidas y cosmética hasta hace una década.
Las tuneras y el medio. Es está una planta muy tolerante a la sequía, siendo un frutal cultivado desde Lanzarote a La Palma, también tolerante a suelos pedregosos, desde zonas costeras a cotas superiores a mil metros de altura, en zonas altas de Tenerife (entre Igueste e Infonche), con maduración en periodo de lluvias. Se construyeron hornos para secar higos de leche y tunos (higos picos, higos porretos). En todo caso, estamos hablando del frutal más adaptado a la aridez, y posiblemente el que llenó más estómagos en periodos críticos sufridos en nuestra tierra.
Ver las tuneras en completo abandono en numerosos puntos de Canarias, leer en Tenerife el paisaje entre Geneto y Las Mercedes, con los pencones cargados de higos, sin que le falte un plato de fruta, pone de manifiesto la crisis que sufre la cultura agraria. Ver las higueras de leche ahogadas por las tabaibas, aulagas, vinagreras, granadillos, desde La Palma a Lanzarote, pone de manifiesto la devaluación cultural de nuestro campo. En contada ocasiones, encontramos higos en los mercados, o localizamos tuneras o higueras recién plantadas, o podemos comprar higos pasados de aquí.
Higos de Gran Canaria en La Palma, ante la crisis cultural y la crisis ambiental. La separación entre campo y consumo pone de manifiesto la cultura de importar, con la devaluación de la producción local.
El que hayan entrado entre 8 ó 10 plagas en los últimos años al agro canario, pone de manifiesto la ineficiencia en puertos y aeropuertos, sobre el control de lo que importamos y la salud de nuestro medioambiente. La nueva cochinilla mejicana (dactyotopius opuntia) en La Palma (localizada por primera vez en Fuencaliente en 1910, actualmente ha recorrido ya todo el territorio insular), liquida lo que fue un cultivo que se había extendido por nuestros campos, conviviendo con el pastoreo y el cultivo hasta hace algo más de 40 años. Entonces, se introduce en la isla una nueva cochinilla mucho más agresiva que la anterior, y elimina una planta útil, que era parte de nuestro paisaje y de la economía rural, tanto para los humanos como para las grajas y otros seres de la fauna local.
Hagamos lo posible para que la plaga que está dejando sin tuneras La Palma, no se extienda al resto de islas. Revaloricemos esta planta, que hoy no sólo produce alimentos, sino que además es una de las que mejor podemos cultivar, dado que apenas demanda agua.
Las tuneras, las higueras de leche y los almendros, son también plantas introducidas y cuidadas en nuestros secanos, con problemas para otros cultivos. Ahora en esta crisis económica y cultural, nos traen almendras de California, higos pasados de Turquía, y los tunos no los queremos porque tienen picos.
Ahora que tanto hablamos de cambio climático, pongamos más cuidado en que lo que ha pasado en La Palma con la cochinilla no sea una referencia, ya que podemos frenar dicha situación neutralizando los focos de plagas, con poco coste, pero sobre todo, con actitudes más comprometidas con el medioambiente y la cultura rural. Y prioritariamente, pongamos más recursos en los puertos y aeropuertos, y también, demandemos más productos de la tierra, Km 0 es algo más que un eslogan vacío.
Los higos picos de aquí se pierden y traemos kiwis de Nueva Zelanda o manzanas de Chile. Aquí tenemos campos en los que podemos producir manzanas y otras frutas que ahora importamos.
Vacunémonos para que lo ocurrido con las tuneras en La Palma, sea cosa de un paisaje de un pasado desafortunado, que lamentan hasta los amigos de las grajas, ya que se han quedado sin tunos. Preparemos comandos para parar el desembarco de la cochinilla mejicana-palmera en las otras islas.
El campo y una sociedad más sostenible están en nuestras manos. El cambio climático tiene mucho que ver con el cambio cultural. Menos hablar y más compromiso.
* Ex concejal de Barlovento