MEDIOS LOCALES: TRILEROS COLONIALES

 

 

Hubo un tiempo en que las líneas editoriales de los medios de comunicación escritos y hablados servían como altavoz de la ideología y los intereses de quienes conformaban sus consejos de administración. Aún así se cuidaban mucho de mantener un mínimo de formas y maneras por aquello del "prestigio" y los profesionales que hacían el trabajo que se suponía se traducía en información reivindicaban un cierto código deontológico que hacía de contrapeso. Ese periodismo de función pública, que alguna vez lo llegó a haber, hace tiempo que no existe, que yace en una cuneta tras ser ametrallado por "la nueva mano invisible" de los falsos demócratas. Los periódicos, las radios y las cadenas de televisión se convirtieron en empresas de comunicación, por no decir que en "sicarias" especializadas en propaganda por encargo. Quien paga, manda. No importa mucho la ideología, tal vez porque tampoco del lado de la política existe ya nada de eso y sí intereses muy concretos de una casta dirigente que todo lo pacta para mantener su status quo. La novedad está si acaso en que los encargados de "asesinar la imagen", de "secuestrar la verdad", de "fabricar la actualidad" lo hacen a encargo, pervirtiendo absolutamente cualquier ética, moral o afán de dignidad profesional y hasta humana.

El "Know-how" , la manera en que se "produce" esta enorme maquinaria de mentira colectiva, es simple. Los medios viven de la publicidad que se les contrata. Si quien "les compra" es una gran empresa privada que posee una cuenta publicitaria anual de entre 1 y 2 millones de euros anuales, el medio se convertirá en "ciego, sordo y mudo" ante temas sensibles según indicación de los responsables de "relaciones institucionales" de la empresa de marras y pliegue de filas del subdirector o director del medio. Si quien paga son las instituciones públicas, con fondos emanados de las arcas del contribuyente, las consignas son más claras: el que más pague mejor sale y de paso peor parado verá a su oponente. Así las cosas todos los medios de comunicación terminan convirtiendo sus distintas "plataformas" en cajas de resonancia de publicidad política engañosa, que modela y distorsiona la realidad de las cosas a su criterio pero al antojo del que paga.

¿Significa eso que detrás de la propiedad de los medios no hay ideología?. No, lo que significa en realidad es algo más macabro; que la única ideología que realmente les mueve es el dinero y para ello hacen de la extorsión, del "impuesto involucionario" una práctica constante.

¿Y en Canarias?¿Cómo funciona esa maquinaria?. El caso canario es más sangrante aún. Tres grandes "monopolios de la información" y una empresa venida a menos, se reparten "el mercado de la mentira" en la prensa escrita, el Gobierno de la colonia controla su televisión y muchas "licencias de radio" convenientemente concedidas, hacen el resto. Bajo la coartada de la "libertad de prensa" y con personal que en las más de las veces nisiquiera son periodistas, los "nuevos caciques" institucionalizados y aquellas grandes empresas que "cohabitan" y se mantienen gracias al régimen colonial maquillan de manera grosera la realidad política, económica, social y cultural de nuestro país.En lo audiovisual, productoras convenientemente untadas contribuyen a la ignorantación masiva de la población. En lo periodístico, presentadores, columnistas, editorialistas, contertulios y comentaristas de lo más variopinto, crean estados de opinión que siguen directrices emanadas de los despachos de los distintos "clanes tribales" de la política colonial. Todo para el colonialismo y el dependentismo, todo para el mantenimiento del régimen, de las migajas, de los "contubernios", de los negocios, de las comisiones, del entremado de redes clientelares que sirven de red para que nada cambie en Canarias.

Las redes sociales se han convertido en un contrapoder real. Los que los medios esconden, silencian, distorsionan o manipulan, las redes lo ponen al descubierto, lo combaten, lo amplifican, lo colocan en su justo lugar. Seguimos repitiendo y no nos cansaremos de manifestar: la batalla contra el colonialismo y el dependentismo tiene su principal ACENTEJO en las redes sociales, en hacernos con el mayor nivel de influencia posible en ellas, de convertir nuestro enorme "ejército de militantes" en relatores de nuestra verdadera realidad, en cronistas de los abusos coloniales, en altavoces de la rebelión canaria. A su ignorantación tenemos que contraponer nuestra campaña incesante por la descolonización de las mentes de nuestra gente. La guerra anticolonial se ganará en las calles y en las urnas, cuando ganemos la batalla de las redes sociales. Y en ese sentido cada militante es un periodista de la realidad canaria, un testigo que dará testimonio de la necesidad de nuestra causa. Medios digitales como El Pais Canario.com, como Nacion Canaria y otros pueden ser el nodo desde el que irradiar todo ese contrapoder. Es nuestro deber y responsabilidad el difundir su existencia, apoyar su labor, colaborar en su mantenimiento. Crear PODER CANARIO.