Tomates en Canarias: algo más que
una sentencia
«»
Wladimiro Rodríguez Brito *
[… A cuenta del Posei complementario o del transporte, la Administración
del Estado español
ha pleiteado duramente contra las organizaciones de productores de las
Islas. Los productores, agrupados en Fedex y Aceto, llevan más de seis años en
un contencioso que erosiona tanto la economía de los agricultores como la moral
de un sector que ve cómo la competencia gana cuota de mercado…
Aquí, en Canarias, nos queda todavía algo más que pleitos y lamentos,
mientras la administración nos siga tratando como si fuésemos delincuentes…]
Apenas
hemos reaccionado como sociedad ante esta grave crisis. En los últimos 15 años,
hemos dejado de cultivar más de 3.000 hectáreas, y hemos perdido 15.000
puestos de trabajo. Mientras, dejábamos arruinar las costosas inversiones
realizadas en invernaderos, instalaciones de riego, sorribas y caminos. Nuestro
paisaje agrario en las costas se ha degradado, ya que en contadas ocasiones se
han reconvertido las zonas a otros cultivos.
Numerosos
pueblos que tenían su actividad económica ligada y dependiente del tomate han
perdido su modo de vida. Pueblos como Arico, Santiago del Teide, Santa Lucía,
San Bartolomé de Tirajana, Granadilla o Ingenio han visto muy afectada su
economía y sobre todo su sociedad al no contar con alternativas laborales.
Solamente se mantiene, hasta cierto punto, la actividad en La Aldea, Gáldar,
Buenavista del Norte y Fuerteventura, allí con unas pírricas 600 hectáreas de
las algo más de 3.000 que cultivábamos a principios del siglo XXI.
Ésta
es una crisis que hubiéramos podido resolver desde aquí. Si bien es verdad que
las plagas y las semillas defectuosas no han estado en nuestras manos, pero las
mayores causas son atribuibles a los conflictos entre la Administración y los
productores. A cuenta del Posei complementario o del transporte, la Administración
del Estado ha pleiteado duramente contra las organizaciones de productores de
las Islas. Los productores, agrupados en Fedex y Aceto, llevan más de seis años
en un contencioso que erosiona tanto la economía de los agricultores como la
moral de un sector que ve cómo la competencia gana cuota de mercado. Esta
competencia se ve favorecida por la Administración, por la retirada de
aranceles y contingentes, en el caso de Marruecos, o por la mejora de los
rendimientos debido a la inversión realizada, en el caso de Almería y otros
productores europeos.
Aquí,
en Canarias, nos queda todavía algo más que pleitos y lamentos, mientras la
administración nos siga tratando como si fuésemos delincuentes.
Algunas
empresas solventes siguen en el mercado, apostando e invirtiendo, como los
tomates de La Aldea, reconocidos en los países escandinavos por su buen hacer.
El
Tribunal Supremo finalmente ha dado la razón a los productores en su largo
conflicto por las ayudas al transporte. Es un rayo de esperanza para el sector,
una semilla de optimismo tan necesaria en el campo canario. El nuevo compromiso
de las administraciones con las ayudas por hectárea, presentadas en las
jornadas tomateras de Fedex en Gran Canaria a principio de junio, debe ser el
comienzo de una nueva relación, una apuesta por un sector que es clave en la
recuperación económica y laboral de nuestro campo canario.
* DOCTOR EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
Otros artículos de Wladimiro Rodríguez Brito publicados en El Canario
wladimirorodiguezbrito.blogspot.com.es