DON TOMÁS QUINTANA NAVARRO. IN MEMORIAM
«.» Francisco Javier González *
Triste,
pero real. Hace años, en Canarias, cuando fallecía un pariente o un amigo la
noticia llegaba rápida a todos, incluso los periódicos con las esquelas se
compraban a posteriori de conocer el hecho. En muchos lugares -creo que el
último que recuerdo es en Arrecife- salía la megafonía por la calle para
avisar a los vecinos. Eso todo ha desaparecido, borrado por lo que se ha dado
en llamar “el progreso”. Hoy, si no te avisan por “guasap” o te remite
un “emeil” alguien interesado te vienes a enterar al cabo de días…o de
meses. Esto me ha sucedido, cada vez con más frecuencia. Ahora ha sido la
penosa noticia de la muerte de un amigo y, en muchas cosas, de un verdadero
maestro: Don Tomás Quintana Navarro.
Aprendí
lo que era Don Tomás allá por mayo de 1990, cuando el Centro “Amílcar
Cabral” tributó en Tenerife un merecido homenaje público a otro querido
amigo y maestro, Don Francisco Tarajano. Desde Tamarán acudió, en aras de la
amistad que los unía, Don Tomás Quintana, que lució, espléndida,
entreverada en las melodiosas notas que arrancaba a su laúd, toda la magia
musical que como instrumentista y como compositor poseía. Desde los años 50
esa maestría fue la partera de grandes logros de nuestra música popular.
Recuerdo ahora el “Conjunto Gran Canaria” que él creó y dirigió por los
años 60 del que poseo un disco –para seguir con el lenguaje invasor diríamos
un “single”- con 4 canciones (Cielo azul de Canarias; Tiene mi tierra tres
cosas; María la Atalayera y Por el camino a Teror) pero, si alguien tiene
interés en ver una buena parte de la ingente producción musical de D. Tomás
le bastará con acudir al Museo Canario, que, en el Área de Musicología,
guarda el archivo del que fue pionero en la difusión musical tras la Guerra
de España en sus programas de “Radio Las Palmas” Juan Alberto Monzón. En
ese archivo se recogen más de 30 partituras de sus canciones canarias y,
muchas de sus interpretaciones en directo, aparecen grabadas en los más de
300 casettes y cintas de bobina que ese archivo guarda, entre ellas la
majestuosa “Roque Nublo Gigante” que tuve el honor y el placer de oírle
interpretar en su casa de Jinamar.
Don
Tomás, además de ese enorme talento musical que poseía, era un auténtico
patriota, cualidad que expresó en toda su productiva existencia. De raza le
viene al galgo, dice el refrán que le podemos aplicar. Los Navarro -como
los Huertas, Espinos y Monzones- son tejedenses de estirpe colinga, de recia
raigambre aborigen. En aquellas “Cuevas Caidas” (Cuas Quías) ya figura doña
María Navarro desde 1700. Don Tomás hacía honor a esa raíz. Luchador
incansable e insobornable por la independencia de esta colonizada patria, con
un corazón que abarcaba todas las islas encabezadas por su amada Gran
Canaria, amor que transmitió a sus hijos y nietos y que lo hacen merecedor de
un lugar destacado en la estrella verde en que ahora mora, convertido en un
MACHIAL, como denominaban nuestros ancestros a aquellos que ya han partido
hacia la memoria, pero que se mantenían entre nosotros en espíritu, ejemplo
y enseñanza para iluminarnos el camino a un futuro más libre y hermoso que
este que nos depara el colonialismo español y sus secuaces y adláteres
criollos.
TANEMMIRT
AMIDI D AMDDAKUL TOMÁS QUINTANA NAVARRO. Cualquier día nos encontraremos en
esa estrella de esperanza.
Gomera
a 28 de agosto de 2018
*
Artículos
de Francisco Javier González publicados en El Canario y en El Guanche