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Francisco Javier González *
Aprovecho una muy buena reflexión del "País Canario"
sobre Tindaya para, más que sea, desahogar algo el cabreo y la impotencia que
siento al respecto[1].
Es increíble la prostitución del lenguaje que conlleva el
colonialismo español en Canarias. Desde llamar al Teide "el pico más alto
de España" -lo es del Estado español actual, pero el de España es el
Mulhacen- o hablar de la "Europa tropical" o la "frontera sur de
Europa" y otras sandeces por el estilo, ahora, todos unos sesudos y españolizados
personajillos, de aquellos que Secundino llamaba "sabios de librea que van
a las cortes a hacerle la venia al amo", como Fernando Clavijo o el
especialista en nuestro peculiar Lenguaje Canario y, a pesar de ello,
dependentista irredento, Marcial Morales, se sacan de la manga un nuevo
"concepto" , hito memorable de esta corrupción linguística, que de
la otra ya ni hablamos.
Al ataque descarado a uno de los símbolos más importantes de
nuestra cultura ancestral, la Montaña Sagrada de Tindaya, que en si misma es un
valor a realzar, difundir y defender, al saqueo de sus entrañas traquíticas y
a su nueva dedicación al Becerro de Oro que para ellos -no para los canarios de
a pie- constituye el turismo, al agujero que a Chillida no le dejaron hacer en
su pais natal, lo llaman "Monumento a la Tolerancia" y crean una
"Fundación Canaria" para perpetrar el ataque. No les faltaría razón
si se refirieran a la probada y estulta tolerancia que mostramos los colonizados
ante los saqueos y agresiones coloniales, pero no van por ese lado los tiros. Es
una vaga y etérea "tolerancia" sin saber ni de quién ni a qué.
En mi vieja Aguere había, niño yo, un conocido adorador de Baco
al que llamábamos "Barrilete" que, a sí mismo, con acierto y en
francés, se definía como "clochard", que refiriéndose a las
autoridades franquistas del momento decía "Es que son todos unos
inverecundos". No voy yo a ser más duro que Barrilete con los
calificativos, pero lo cierto es que "SON TODOS UNOS INVERECUNDOS
REDOMADOS".
Lástima que no podamos activar a los más de 300 podomorfos de
Tindaya -la mayor concentración de África de estos ancestrales símbolos- para
que de una enorme patada en su infame y acomodado trasero los enviáramos hasta
la metrópoli a la que tan eficazmente sirven.
Como eso no va a ser posible con los podomorfos tenemos que buscar
otros métodos de acabar con todos estos berringallos coloniales.
[1] elpaiscanario.com/tindaya-colonialismo-y-cabezas-huecas