DE TENERIFE A AUSTRALIA
Wladimiro Rodríguez Brito *
[...Sembremos prevención: preparemos los entornos, antaño agrario, ahora cargados de desidia y abandono, pero poblados. No debemos repetir los casos comentados, tenemos recursos y estamos a tiempo. La prevención es clave...]
Todos los días nos presentan los incendios de Australia como noticia. En agosto y septiembre era noticiable California por el mismo motivo. En ambos casos, se trata de zonas ricas, que superan los 45.000 $ de renta per cápita. Valga como referencia, que El Rosario, en Tenerife, tiene la más alta de la isla, con 23.320 €, mientras que la más pobre, San Juan de la Rambla, está en 11.600 €. En Gran Canaria, Santa Brígida supera los 27.000 €, mientras que La Aldea no alcanza los 11.000 €.
En Australia, el fuego se produce en la zona más húmeda y productiva del país, en el sureste, entre Brisbane, Sidney y Melbourne, que es también la zona más poblada. Hemos visto el desalojo de cientos de miles de personas, ante la quema de viviendas, cultivos y medio rural, con pérdidas significativas para la fauna y la flora. ¿Y los bomberos y las brigadas contra el fuego?, ¿qué hacen?, ¿hay recursos suficientes para que una población viva en el campo con cultura urbana?. Estas y otras preguntas nos podemos hacer.
Ahora el automóvil nos permite vivir en el campo, sin ruido, sin contaminación, nada de ganado ni de campesinos, molestan (moscas, malos olores, estiércol, etc.).
Australia comenzó en la primavera austral, con temperaturas de 40 Cº y vientos de 100 Km/h. Ahora hablamos del cambio climático, y queremos hacer responsable de todo a la naturaleza, no hablamos de las negligencias, de esa frase tan conocida de “el fuego se apaga en invierno”. Tampoco hablamos del abandono del campo, de lo que los técnicos ahora llaman combustible, que antes llamábamos pasto para el ganado, que en Canarias, tras la siega del cereal en junio, eran campos abiertos a los pastores. Hasta la isla de Tenerife, venían pastores con rebaños de la hermana isla majorera.
Qué decir de los pastores en el monte, en la época pre gas-butano, cuando la demanda de leña y de carbón generaba una economía compatible con la limpieza del monte. Actualmente, hemos perdido en las cinco islas occidentales, más de 200.000 campesinos, con más de 100.000 cabezas de ganado, que retiraban cada día de la piel de las islas, más de 2.000 Tm de hierba, que ahora es combustible. Tampoco demandamos pinocha para abonar un campo sin cultivar, ni queremos las cañas, antaño para tomates y otros cultivos, o bien como forraje para el ganado.
Hagamos una lectura canario australiana (en Tenerife – Gran Canaria), por si algún “urbanita” quiere aprender de lo ocurrido en Australia, -y California. Desde Pedro Álvarez, en Tegueste, al Sauzal, tenemos un ejemplo de libro de lo que no debemos hacer, es decir: el viento del sur-sureste sopla ladera abajo, cuando entra el siroco, que suele venir con temperaturas altas, léase lo ocurrido con dicho tiempo desde la Mª del Cerro hacia los barrancos de Martiño y San Juan, o los valles de El Socorro y Tegueste. Qué decir de lo que ocurre al oeste de La Guancha, con viento sur-este en los campos de zarzas y helecheras rodeando los caseríos sin campesinos.
Qué decir de lo que puede ocurrir en el noreste de Gran Canaria con tiempo sur, con fuego localizado entre Montaña Cabreja y Fontanales, en la zona más poblada de las islas con los campos cargados de matorrales, en las cuencas de los barrancos de Guiniguada – Tamaraceite y Tenoya. O el viento del suroeste en La Palma.
No olvidemos que esta semana en Melbourne, una de las mayores ciudades de Australia, tiene ya problemas con la calidad del aire para respirar, ya que sopla el viento del noreste (la sede del Open de Australia, va a iniciarlo con el peor aire del mundo).
Sembremos prevención: preparemos los entornos, antaño agrario, ahora cargados de desidia y abandono, pero poblados. No debemos repetir los casos comentados, tenemos recursos y estamos a tiempo. La prevención es clave.
Que los urbanitas aprendan algo con los campesinos de ayer.
Como vemos, es tema de cambio de mentalidad, ya que hay recursos económicos, el cambio climático no es responsable de nuestras negligencias.
No son las vacas las que crean más problemas a la calidad del aire, somos nosotros y la mala gestión del planeta.
* wladimirorodiguezbrito.blogspot.com.es
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