Teddy
Bautista, el criollo expatriado
Francisco
Javier González
El
criollo expatriado Tedy Bautista, pasado con armas y bagajes al colonial PP y su
monarquía española, ha tenido su premio. La "justicia" metropolitana
le ha concedido una pensioncilla de 26.269 eurillos mensuales (unos escasos 52
millones y medio anuales de las antiguas pesetas españolas, contados sin dobles
pagas) para que pueda vivir de los servicios prestados a "su patria" y
a la música. Traigo a colación un artículo mío al respecto del año 2008
pero que sigue guardando su total vigencia para este malabarista que ha
evolucionado DEL ROCK AL GANG.
Teddy
Bautista, del rock al gang
Llega
el verano y con el solajero uno se asiroca y le apetece escribir, pero de
cualquier cosa que no sea política. Coge uno otro tema y termina, sin darse
cuenta, escribiendo de… política y es que, incluso la música, todo lo que el
hombre crea es, nos guste o no, pura política.
Uno
fue, generacionalmente, un “pibe del rock” y donde hubo algo queda. Recuerdo
mi etapa quinceañera en que a la ciudad de curas y rigidez franquista que era
la vetusta Aguere llegaban, de matute, los nuevos sonidos. Me introdujo en ellos
mi amigo Pepe Mascarell Inta -fifty-fifty de bubi y lagunero- con Louis
Armstrong, Duke Ellington y Dina Washington. Entonces llegó el Rock en forma de
una pequeña colección de discos que a un amigo y compañero de instituto,
Javier Trujillo Carreño, le trajo de tierras gringas su hermano Ramón,
profesor entonces en un Liceo venezolano y hoy Presidente de la Academia Canaria
de la Lengua, defensor de nuestra habla peculiar y estudioso científico del
silbo gomero. En su casa, al final del muy lagunero Camino Largo, nos reuníamos
para oír a Bill Haley y su “Rock the clock”, a Little Richard y al
Elvis que, aún, no era “el Rey”. Eso, y los libros prohibidos que
primero Armando Sigut y luego Melquíades Álvarez nos suministraban
subrepticiamente, eran las cosas anatematizadas que nos apartaban del clima
opresor de la dictadura española.
Casi
diez años después comienza el rock a extenderse por el Estado Español y coge
fuerza con el desembarco en Madrid en 1966 de Los Beatles, surgiendo grupos como
Los Bravos, Los Brincos, Bruno Lomas, Los Mustang… Aquí, en las
colonias, surge en Tamarán el grupo “Los Ídolos” con Teddy Bautista como
cantante y armónica y, si mal no recuerdo, con Tato Lutzardo, Nano Muñoz, Germán
Pérez y Rafa Izquierdo. Los Ídolos se van a tierra yankee y cambian el nombre
por “The Canaries”, que traducen a “Los Canarios” al
instalarse en Madrid. Van pasando sin pena ni gloria hasta que graban “Get
on your kness, baby” en el 68. Ese año, estando yo en Santa Cruz de La
Palma, conocí, de mano de un entonces casi imberbe Luis Ortega Abraham, a Teddy
Bautista que hacía allí su servicio militar. Recuerdo que le comenté, en
medio de un baile de carnaval, la poca gracia que me hacía ese “ponte de
rodillas y reza, reza, reza…”, pero hoy, 40 años después, me parece
tan premonitorio, para lo que ahora nos hace a los sufridos compradores de CDs vírgenes
o cualquier tipo de reproductor, como el hecho de que interpretara, unos años más
tarde, el papel de Judas en el “Jesucristo Superstar” de
Camilo Sesto.
En
esos años nos pasamos muchos desde el rock al aprendizaje urgente del idioma
català con Els Setze Jutges y los Pí de la Serra, Lluís Llach,
Raimon, Serrat…además de la irrupción en nuestras vidas de los Víctor Jara,
Carlos Puebla, Silvio, Pablo y media Latinoamérica rebosante de música, lucha
y poesía, por lo que prestamos –al menos yo- menos atención a los siguientes
trabajo de Teddy y Los Canarios: “Free yourself”, que a pesar de
esa llamada a la liberación entendimos que no se trataba de la de nuestra
colonizada patria, y “Ciclos”, rebosante de sintetizadores y
resumando a Las Cuatro Estaciones de Vivaldi por todos los costados salvo la carátula.
En Canarias surgían entonces con fuerza Los Sabandeños, ya con dos
singles y un nuevo estilo para nuestra música tradicional que renovaba la que
desde niño oíamos, mezcladas con corridos, rancheras y boleros, en las ventas
laguneras de chochos, cabrillas de gofio y pescado salado o en los ventorrillos
festeros de cañas y sábanas y que Nanino Díaz Cutillas recupera para todos
con sus Tenderetes a partir de las fiestas del Pino de 1971.
Pronto
Teddy Bautista se pasó a la faceta de productor, en la que los canarios -los de
a pie, nosotros, no los excomponentes de su banda- tenemos que agradecerle la
producción de Nuevo Cauce, primer disco en que Miguel Pérez, Manolo Pérez
y Luis Morera dejan de ser La Contra para convertirse en Taburiente,
así como de su segundo LP, Ach Guañac, verdadero himno del
nacionalismo canario en aquellos años 70 y cuya carátula, obra de la
fertilidad creativa de Luis Morera, sigue siendo hoy un icono del
independentismo. Para Nuevo Cauce escribió T. Bautista: "De toda la
colonizada periferia cultural hispana, Canarias ocupa un puesto preponderante
por el exhaustivo proceso despersonalizador sufrido por esta región. Por eso si
alguien sale por su propio esfuerzo, arrastrando en su despegue elementos entrañables,
sociopolíticos y musicales, como Taburiente en este caso, reafirma nuestra fe
en que las raíces populares son más fuertes que unas décadas de represión
centralista" en un no logrado intento de asimilar el contenido
nacionalista real del disco donde La raza vive, Folías del campesino o
Navidad guanche no encajan con el regionalismo españolista de su
productor. Completando esos años nace la Nueva Canción Canaria de
autor desde Caco Senante a Taller Canario pasando por Ángel Cuenca, Suso Junco,
José Luis Calcines, Alberto Cañete o Lito Martín, que nos interesan y ocupan
más que el rock.
A
partir del 83, en que pasa a ser Vicepresidente de la Sociedad General de
Autores de España y poco después a la presidencia de la misma deja de ser
Teddy y pasa a ser D. Eduardo Batista, especialista en recaudaciones -la SGAE
pasa de alrededor de 25 millones de euros a los más o menos 400 que espera
recaudar en este 2008- , y en cargos directivos, de los que ostenta como una
docena, sobresaliendo la mentada presidencia de la SGAE, la de la Academia de
las Artes y las Ciencias de la Música, la de la Sociedad Digital de Autores y
Editores, la Dirección General de la Fundación Autor y sus otras filiales y un
largo etcétera. D. Eduardo Bautista, además de introducirnos, con la
complicidad gubernamental, el canon que nos grava desde los CDs a los móviles
aunque solo los usemos para grabar datos o hablar por teléfono, se ha metido a
abogado de secano denunciando a todo blogero que califique de robo a ese canon
injusto, porque, como sentencia D. Eduardo "antes no había
asociaciones de internautas, ni comunidades electrónicas, y ahora cualquier
pendejo electrónico está construyendo la nueva democracia digital" o
persiguiendo a cualquier hijo de vecino usuario de kazzaa o de YouTube, donde,
por cierto, se encuentra toda la producción de Los Canarios desde cuando Teddy
tocaba la armónica a cuando componía para sintetizadores.
Ahora,
como última hazaña crematística de D. Eduardo Bautista, nos viene su alianza
con lo más rancio del PP valenciano para que, en un pequeño solarcito de solo
Allá
por el 2005, D. Eduardo Bautista declaraba a la revista “El Fuerte”: “Mi
música es, fundamentalmente, una mierda”. No estoy de acuerdo en
absoluto, pero si se lo aplica a lo que hace en la SGAE hay que reconocer que es
una mierda de oro.
Francisco
Javier González.
Aguere
9 de julio de 2008