Hoy ya no está mi padre.

Hoy ya no está quien, con mucha sabiduría, me enseñó a valorar las pequeñas cosas, a ser humilde, a pelear por los sueños, “a no decir ¡zape!, hasta que no pase el último gato”, a ser honesto, a ser padre y a valorar más, si cabe, la vida…

Hoy ya no está quien me enseñó que todos los días sale el sol, en el sentido real y figurativo…, si bien con este último sentido, con el de la esperanza, es con el que él mejor me abrió los ojos.

Hoy ya no está quien me adentró en el mundo indígena canario, a través de la biblioteca familiar, de sus cuentos e historias sobre los antiguos, de sus esfuerzos (y los de mi madre) para que yo pudiera estudiar en la Universidad.

Quiero que lo sepan mis amigos y sus amigos. Y quiero que también sepan que, a pesar de que se fue, lo sigo viendo donde solía estar y como él era: jovial, afable, educado, cariñoso (sobre todo con mi madre), risueño y siempre dispuesto.

Hoy ya no está… Pero mañana volverá a salir el sol.

Emilio Farrujia Carvajal (1934-2016)

 

* José Farrujia