Sobre el plátano

 

Wladimiro Rodríguez Brito

 

En lo que va de año hemos tenido una mejoría significativa en los precios en relación con 2010. Si bien los ingresos para los agricultores este año han sido buenos, esto puede resultar un espejismo si no tenemos en cuenta que hemos perdido un millón de kilos a la semana en relación con 2010. Es decir, hasta la semana 36 hemos dejado de producir 38 millones de kilos en relación con el año pasado, mientras que la competencia ha ganado cuotas de mercado en la Península, en torno al 14% en ese mismo periodo, de tal manera que en junio, en Mercabarna, los plátanos de Canarias significaron el 50%, el mismo porcentaje que la banana. Estos datos indican que algo va mal en el comercio del plátano de Canarias, pues las pérdidas de cuotas de mercado en la Península no son gratuitas.

 

Hemos vendido plátanos en junio hasta a tres euros el kilo, mientras la banana estaba el 50% más barata. Es decir, estamos perdiendo importantes cuotas de mercado donde nuestros principales aliados han sido los consumidores peninsulares y no hemos hecho la tarea de abaratar costes, unificar marcas y tener un plátano de Canarias con una tipificación única, la que nos distinga claramente de la banana. Esta cuestión es muy demandada por agricultores y por los estudiosos del mercado, e incluso estaba en las propuestas que hacía el señor Noguerón para la unificación y calificación de los plátanos de Canarias en el mercado, donde tenemos que unificar no sólo la calidad, sino elementos de identificación muy claros, para que nuestra fruta no se confunda con la banana, como de hecho parece que está ocurriendo.

 

Además, hemos de unificar precios a lo largo del año y no jugar a las quinielas con nuestros plátanos. Así, entre las semanas 22 y 26 del presente año, los precios cayeron el 50%; es decir, nuestros plátanos pasaron de costar 500 pesetas el kilo a la mitad en unos días de junio, y ahora, en septiembre, queremos que el mercado absorba los más de seis millones de kilos semanales que producen las Islas. Hemos maltratado a nuestros clientes en junio y ahora queremos que absorban el aumento de producción propio de esta época. Por ello, hemos de dar un giro de muchos grados tanto en las tareas de Asprocan como en la de los responsables políticos en Agricultura, para que se produzcan los cambios demandados tanto por los consumidores como por los agricultores y así mantener mejores relaciones con nuestro mercado peninsular, máxime en los tiempos que corren y, por supuesto, con cambios suficientes en las Islas que nos permitan que este importante sector económico, social y ambiental no se venga abajo.