Soberanía alimentaria

 

[...Los hechos sanitarios y de dependencia ecoambientales y social nos dicen que el agro es algo básico para el equilibrio y la sostenibilidad de una sociedad. Que hay que cuidar y mimar el campo, tambien como elemento básico para nuestra salud, incluido el equilibrio emocional...]

Vivimos en tiempos con un lenguaje cargado de frases sin contenido. Alegatos alejados del territorio y de su gente. Ahora hacemos responsable al cambio climático de  gran parte de nuestros problemas ambientales y sociales. Con campos cargados de maleza, los incendios los asociamos al clima, no a la falta de prevención. El último en Australia duró seis meses, lo apagaron las lluvias; aquí y ahora el fuego corta la autopista. Mientras mantenemos los matorrales en tierras balutas y en sus proximidades, con campos sin cultivar, importamos ajos de china, cebollas de Nueva Zelanda, mangos de Perú, papas de Egipto, pollos de Tailandia o Brasil etc.,. Por si fuera poco, aquí y ahora a una granja le demandamos más papeles que a la instalación en Francia de una central nuclear.

Los agricultores y ganaderos no solo tienen que enfrentarse con las barreras de la naturaleza, carencia de aguas, atomización del territorio, plagas y problemas en los cultivos, ante la introducción de nuevos problemas por el poco control fitosanitarios, como ha ocurrido con los tomates. Además, Indolencia política con los fletes, seis años peleando, la administración de Madrid contra los agricultores. Como resultado,  20.000 puestos de trabajo al bidón de la basura, ahora plástico y paisajes en ruina sobre un terreno saturado. Véase Arico, Guía de Isora, La Aldea …. Quiebra de una cultura, de más de cien años.

Predicar y dar trigo: tenemos numerosos cuellos de botella. La atomización de la producción en siete islas, la separación entre producción en pequeñas unidades y la concentración de la distribución; cinco cadenas controlan más del 80% de lo que consumimos en Canarias.  Hemos perdido gran parte de la distribución de antaño, pero también el papel de los gangocheros y marchantes. Qué decir de los mercas, tanto en Tenerife como en Gran Canaria. La Cultura de comprar lo más “barato” desvinculando a los consumidores de nuestro campo. “Soberanía Alimentaria”, frases hechas para la galería. Importamos 50.000.000 litros de vino y tenemos dificultades para vender unos diez millones de litro locales, algo parecido con las papas. Hace treinta años exportábamos cebollas de Lanzarote, cebollino de Tenerife a USA; ahora, débil tejido empresarial. Ante una concentración de la distribución teníamos que haber concentrado la oferta de la producción local ¿Qué ha ocurrido? Nos hemos debilitado más, no solo el papel de los mercas y la distribución local, agricultores y comercios…

Las cooperativas que jugaron un papel importante desde Teguise, Gran Tarajal, La Aldea hasta La Palma hoy casi desaparecidas, sin exceptuar a las cooperativas plataneras. En la próxima producción del mercado local nos quedan los herreños y, en las papas, San Miguel y San Juan de la Rambla, y el papel de La Candelaria vinculada principalmente a la ganadería, siendo también una luz en la cultura del campo: vaca basta, arrastre ganadero, queso de vaca frente al hecho con leche en polvo. Enfrente, unaa cultura urbana que pregunta a los guayeros o boyeros si las vacas “muerden”.

Los hechos sanitarios y de dependencia ecoambientales y social nos dicen que el agro es algo básico para el equilibrio y la sostenibilidad de una sociedad. Que hay que cuidar y mimar el campo, tambien como elemento básico para nuestra salud, incluido el equilibrio emocional. El campo es mucho más que alimentos, los planteamientos que hacen los agricultores y ganaderos son una respuesta para una sociedad que se ha separado del mundo rural, con un alegato mecánico consumista, hacia el campo y lo no urbano. Hoy, o dignificamos el campo y los campesinos, o los problemas ambientales y sociales desbordaran una sociedad que asocia agro al pasado, al atraso y a la miseria. La sostenibilidad social y ambiental solo es posible en una sociedad en la que los campesinos no estén discriminados social y económicamente por los urbanitas.

La soberanía alimentaria no es posible sin contar con campesinos revalorizados social y económicamente.