La sinrazón docente

 

 

Francisco R. González Alonso

 

Cuando analizamos la conducta humana, es tal el cúmulo de interrogantes que no sabemos por dónde comenzar. Esto lo digo con relación a la conducta asumida por el gremio docente en Canarias, que si bien algunos cumplen con el pensum académico de nuestra historia, la gran mayoría manifiesta un mutismo absoluto, como si ignoraran dicha materia, de ahí la sinrazón docente.

Esta actitud es fiel reflejo de la poca importancia que le dan a nuestros valores patrios, empezando por los supervisores docentes, que en su mayoría no son canarios, y no les interesa políticamente que nuestros educadores despierten sentimientos de identidad reprimidos por siglos.

Una de las publicaciones de mayor impacto, "Natura y cultura de Canarias"[1], ha contribuido, pedagógicamente hablando, al conocimiento de nuestro patrimonio en general. Muchos docentes lo han utilizado como fuente informativa, pero no con la rigidez del fiel cumplimiento académico que deben impartir, para así exigir a los educandos un mayor conocimiento de nuestra tierra y del registro histórico colonial, en especial de su población aborigen.

La conducta asumida por nuestras autoridades magisteriales nos da a entender que adolece de los más elementales principios de identidad canaria. La indolencia alimentada desde el poder colonial impuesto hace que los responsables de velar para que se cumpla el pensum de estudios no influyan en los docentes ni les exijan dictar la historia de los aborígenes de Canarias.

Por lo tanto, ignorar la esencia de nuestros ancestros es negar el pasado histórico como pueblo, aunque esté colonizado. Que nuestros jóvenes no tengan conocimientos de los aborígenes de Canarias se debe a la apatía sembrada por quienes temen el despertar de nuestra juventud, al negarles su formación integral.

Para comprender el presente histórico es necesario conocer el pasado, y ese pasado sigue vedado por quienes ya nos han gobernado por más de cinco siglos. No obstante, a la juventud canaria le llegará el momento, más pronto que tarde, de exigir no solo conocer sus ancestros, sino también de alcanzar la libertad de nuestros pueblos insulares y establecer la patria canaria libre y soberana.

La cátedra Historia de Canarias no puede seguir en el limbo de la indiferencia de nuestros docentes y los supervisores de la educación, de quienes temen que nuestra conciencia nacionalista se haga sentir, exigiendo nuestra libertad plena como nación, en el azul intenso de nuestro mar, océano Atlántico, maratlántica; debe ser dictada exclusivamente por docentes nacidos en las Islas Canarias con carácter esencial ineludible.

Dicten o no los docentes la verdadera historia de nuestros aborígenes, el despertar de un nuevo amanecer canario será una realidad tangible que las actuales y futuras generaciones disfrutarán. Será una realidad la siguiente frase lapidaria: "Colonialismo no; independencia sí".

 

franciscoteide@cantv.net

 

[1] Natura y Cultura de las Islas Canarias

 

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