Sus ojos vidriosos levantaron la mirada
hacia mí y me dijo con voz desgarradora: No pasa ni un solo día en el que no
recuerde que le quité la vida a mi hijo, ¿entiendes? Cada año calculo la edad
que podría tener, cada mes cuando llega la regla me deshago. Estoy destrozada…
y sé que será para siempre, que tengo que vivir con ello el resto de mi vida.
Ese aborto además me robó la posibilidad de volver a tener hijos.
Aunque puedo entender las distintas
razones por las que una mujer llega a ese límite. No es una decisión alegre que
se pueda tomar a la ligera, ni nada que no tenga consecuencias físicas y
psicológicas.
Cuando veo cómo hombres que no tienen ni
idea, ni lo van a saber nunca porque son hombres, nos venden el aborto y lo
utilizan como bandera de una supuesta libertad. Les digo que después de
escuchar muchos testimonios como los de esa mujer, no hay nada más lejano a la
realidad. Después del aborto llega la cárcel de la mala conciencia, el lastre
del arrepentimiento más cruel, más impotente…porque ya no hay modo de volver
atrás, porque ya no se puede hacer nada, porque ese hijo ya no nacerá.
La verdadera libertad sería que esa
mujer supiera que no va a verse en situación de desamparo, ni que tendría que
abandonar sus estudios o truncar su vida profesional. Que no va a tener ningún
problema para desarrollar su vida, y podrá criarlo puesto que en este país se
concilia la vida laboral con la familia.
La verdadera libertad es que esa mujer
llegue a ser madre y ese hijo nazca.
¿Saben por qué los países del norte de
Europa son los más felices? Porque esos gobiernos cuidan de las familias, para
ellos el paraíso está en el hogar. Porque las mujeres pueden llegar a ser altas
ejecutivas, tener hijos y atenderlos debidamente como madres. Porque ellas no
tienen que soportar el agravio comparativo, al que este país nos somete.
¿No será qué es más barato que aborten?
¡No nos vendan ficciones, queremos
realidades, que no somos tontas…!
En esta España de hoy ser madre margina
y el aborto no es libertad.
Soy una mujer que cree en las mujeres.