¿Se equivoca la izquierda latinoamericana
al apoyar a Siria?
Ernesto
Gómez Abascal *
He leído con no poco asombro, críticas a gobiernos y
partidos latinoamericanos, que son reconocidos internacionalmente por su firme
y clara posición revolucionaria y por supuesto, antimperialista,
por algunos que consideran que estos mantienen una política errónea apoyando al
gobierno sirio.
Esos errores fueron los que impulsaron las primeras
manifestantes que salieron a las calles en la ciudad de Dara,
situada en la misma frontera con Jordania, influenciados seguramente por lo que
ocurría en Túnez y Egipto, donde gobiernos mucho más corruptos,
antidemocráticos y represivos, que contaban con el apoyo y protección de
Estados Unidos, las potencias de la OTAN y la reacción árabe, masacraban a las
masas que intentaban derrocarlos. La política inicial de éstos fue protegerlos
y solo fue modificándose en la medida que se daban cuenta que ya no era posible
salvar a sus títeres, pero si evitar cambios profundos en el sistema político.
El gobierno sirio se equivocó, no valoró justamente la
situación y pensó en un primer momento, que podría detener la extensión de las
manifestaciones mediante la represión, aunque rápidamente se dio cuenta de que
solo haciendo transformaciones importantes, podría mantener el apoyo
mayoritario de las masas. Las propuestas que hizo con ese objetivo, bien
recibidas internamente, sin embargo fueron rechazadas de inmediato por
Occidente y la reacción árabe, quienes ya tenían en acción sus planes para
producir un total cambio de régimen.
A diferencia de lo que ocurría con los gobiernos de
Túnez y Egipto, los políticos de Damasco, lejos de contar con el apoyo de los
EEUU, los países de la OTAN y la reacción árabe, eran objeto desde hacía muchos
años, de la hostilidad de estos. Decir que Siria, en su política exterior,
regional e internacional, favorecía los intereses imperialistas y sionistas, es
confundir lo blanco con lo negro y nos lleva a preguntarnos si quienes
argumentan esto lo hacen por simple daltonismo político, por increíble
superficialidad e ingenuidad, o por evidente mala fe.
Solo bastaría con revisar las innumerables votaciones
en la ONU y en otros organismos internacionales, para obtener una clara muestra
de ello. Los representantes sirios siempre han votado en contra de los
intereses imperialistas, sionistas y de la reacción. Siempre estuvieron al lado
de las causas de los países del Tercer Mundo. El apoyo que brindaron a las fuerzas
patrióticas libanesas en el 2006, fue decisivo para que pudieran derrotar la
agresión del gobierno sionista y de Condoleezza Rice, quien se involucró
directamente en las acciones.
En el Congreso estadounidense vienen aprobándose desde
hace muchos años, medidas de represión y bloqueo económico contra el gobierno
sirio, cualquiera puede encontrar numerosos documentos elaborados con este
propósito, como las llamadas “Accountability and Liberation Acts”, que
establecen sanciones y apoyan acciones dirigidas a “promover la transición
democrática” en ese país. Éstas se adoptaron muchos años antes de que se
inventara la “primavera árabe” y en muchos casos respondieron a iniciativas
nada menos que de la sionista-fascista Ileana Ros-Lehtinen,
congresista estadounidense agente de Israel, promotora del terrorismo contra
Cuba y de conspiraciones para derrocar a gobiernos revolucionarios y
progresistas de América Latina.
En octubre del 2011 una delegación de países miembros
de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), visitó Damasco para
trasladarle al gobierno sirio un mensaje de solidaridad y manifestarle al
hermano pueblo árabe el respaldo para recuperar la estabilidad política y
evitar que se repitieran casos como el de Libia, ofreciendo también apoyo al
proyecto de resolución que Rusia y China presentaban en el Consejo de Seguridad
con estos propósitos.
Más recientemente, el pasado 15 de mayo, Catar,
“ejemplo de democracia”, que alberga una gran base militar estadounidense donde
radica su alto mando para las operaciones en la zona, y quien ha estado
financiando y armando bandas de extremistas y terroristas que se infiltran en
Siria para cometer todo tipo de crímenes contra ese pueblo árabe, presentó una
resolución en la Asamblea General de Naciones Unidas con el objetivo de
condenar una vez más al gobierno de Damasco. Entre los que votaron en contra
estaban Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Muchos otros
latinoamericanos y caribeños se abstuvieron, pero no apoyaron la propuesta catarí.
¿Estarán equivocados los gobiernos de izquierda
latinoamericana al adoptar esta posición?
Quienes considerándose de izquierda coinciden con las
posiciones del imperialismo, el sionismo y la reacción, debieran meditar y
preocuparse por esto.
En días recientes tuve la oportunidad de hablar
extensamente con varios dirigentes de izquierda árabes, entre ellos algunos
libaneses marxistas, quienes en determinados momentos han sido críticos del
gobierno sirio y siguen muy de cerca los actuales acontecimientos en el vecino
país, pues afectan sensiblemente también la situación política del suyo y cuyo
desenlace será vital para ellos. Uno me afirmaba: “Siria lleva más de dos años
resistiendo la guerra que le hace una coalición internacional que cuenta con
enormes recursos, ello habría sido imposible si el gobierno no contara con el
apoyo de la mayoría de su pueblo”.
No nos preocupan las críticas a los errores que ha
cometido el gobierno sirio, esto puede ayudar a fortalecer las filas de la
izquierda siria, árabe e internacional. Lo que nos
preocupa es que se tome partido al lado del plan imperialista, sionista y
reaccionario, que solo persigue imponer en Damasco un gobierno títere. O tal
vez, si continúan actuando con tanta insensatez e irresponsabilidad, faciliten
el establecimiento allí de un régimen de extremistas y salafistas,
quienes ya constituyen la vanguardia de las bandas armadas que con el dinero
del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), han demostrado ser capaces, en nombre
de la religión, de cometer los más horrendos crímenes, incluido el canibalismo.
Estas posiciones ayudan además a desmovilizar la
necesaria condena internacional a los planes imperialistas-sionistas-reacción
árabe.
Si el gobierno que todavía cuenta con ese apoyo
mayoritario del pueblo sirio, fuera depuesto por la coalición que ahora le hace
la guerra, no llegará a Damasco ninguna izquierda ni nada parecido. Hay que ser
muy ingenuo para creerse esto. Convivimos varios años con el noble y patriota
pueblo sirio, lo conocemos y sabemos que no son pocos los que lucharán hasta
las últimas consecuencias para evitar que su país se convierta en un estado
títere del imperio y de los sionistas.
Lo que está en juego en Siria, es un posible retroceso
político de incalculables consecuencias. Después la acometerían contra las
fuerzas patrióticas libanesas, para convertir al Líbano en un emirato en manos
de la OTAN y del CCG. Irán, país al que le pueden señalar también defectos
desde las posiciones de alguna izquierda, pero que mantiene una línea antimperialista, será el próximo objetivo a destruir. Y la
guerra ensangrentará aún más toda la región, tratando de dividirla cuando no
pueda ser controlada para explotar sus ricos recursos energéticos.
Israel lucrará con este escenario y los palestinos,
aunque estén dispuestos a luchar eternamente por sus derechos, verán reducirse
cada vez más sus posibilidades.
Ante el avance militar sirio, después de su victoria
en Al Qusair y tomando nota que la situación en
Turquía se deteriora, (país que le ha servido como base fundamental para su
guerra sucia), los imperialistas y sus aliados se desesperan, levantan de nuevo
el ya probado falso argumento de que el ejército sirio utiliza armas químicas,
y Obama anuncia el otorgamiento de ayuda militar
directa y una implicación mayor en el conflicto, que puede conducir a una
intervención aérea tipo Libia. Por ello también sabotean la posibilidad de
buscar una solución negociada en Ginebra, tal como ha propuesto Rusia y
aceptado el gobierno de Damasco.
No se puede descalificar a los que piensan diferente,
pero es hora de ver las cosas como son. En Cuba y otros lugares de América
Latina, tal vez por estar más cerca del Imperio, tenemos mucha experiencia en
identificar sus planes y su política de cambios de regímenes. Algunos en otras
partes del mundo podrían necesitar los beneficios de la “Operación Milagro”,
que patrocinada por los gobiernos de Caracas y La Habana, ha devuelto la vista,
de forma gratuita, a cientos de miles de personas que no disfrutaban de este
fundamental sentido.
Esto podría ayudarlos a ver cómo debe comportarse la
izquierda, si es verdaderamente antimperialista.
* Ernesto Gómez Abascal Diplomático, investigador,
escritor y periodista. Licenciado en Ciencias Políticas. Fue embajador de Cuba
en varios países del Medio Oriente. Autor de los libros Misión en Bagdad, Editora
Abril, 2003; y Aventuras de Misifú-fu, el gato
justiciero (obra para niños), Editora Abril, 2008.
Tomado de la publicación: www.rebelion.org
Publicado por simandos para CANARIAS
INDEPENDENCIA Y SOCIALISMO