Semblanza histórica
de la mujer canaria
En la actualidad las mujeres sufrimos en Canarias una
situación de dependencia y desigualdad social debido al sometimiento colonial,
que se ha ensañado con la sociedad canaria en general y con las mujeres en
particular, propiciando una triple explotación: como mano de obra barata,
objeto de consumo y servicio doméstico no remunerado, aunque no siempre fue así
a lo largo de nuestra dilatada historia, habiendo disfrutado de una merecida
reputación por nuestras cualidades tanto físicas como morales, en igualdad de
derechos con los varones, como atestiguan incluso los cronistas del
colonialismo: “Echábanse a nado
hombres y mujeres y muchachos... Si
iban mujeres con sus hijos, tanta parte daban al hijo como a la madre. Y si
estaba la mujer preñada, le daban su
parte a la criatura que estaba en el vientre” (Abreu Galindo,
“Historia de la conquista de las siete islas de Canaria”, p 160).
Una de las actividades sobresalientes de las canarias es la industria gastronómica, como por ejemplo la molturación de cereales (trigo y cebada fundamentalmente) y legumbres (habas) para la obtención del gofio, utilizando molinos de mano o morteros de piedra: “La manera de cultivar la tierra para su sementera era juntar veinte o más canarios.
Yendo uno tras otro, surcaban la
tierra, la cual regaban con las acequias que tenían, por donde traían el agua
largo camino; y, cuando estaban en sazón las sementeras, las mujeres las cogían
llevando un zurrón colgado al cuello, y cogían solamente la espiga, que después
apaleaban o pisaban con los pies, y con las manos las aventaban” (Abreu
Galindo, p. 160).
La cerámica, la industria textil y la pintura eran actividades
preferentemente femeninas (“Había pintores, que era más bien un oficio
femenino”. Abreu Galindo, p. 159).
La pintura está estrechamente relacionada con los tejidos, que causaron la
admiración del ingeniero italiano Torriani, según deja constancia en la p. 108
de su obra “Descripción de las islas Canarias”: “La tela tejida con hojas
de palmera fue tan admirada por aquellos que la vieron, que su inventora (que
según dicen ellos, fue una mujer), merecía ser celebrada entre ellos, como si
fuese otra Aracne, famosa entre los poetas”, lo que corrobora Abreu Galindo:
“Hacían las costuras de los tamarcos y cueros con tanto primor y delicadeza,
que no hubiera persona que su vista no engañara, para afirmar que se hicieron
con agujas muy delgadas, hilo preciado portugués y los repulgos de muy pulidas
labranderas” (op. cit. p. 157).
Una aplicación del dominio de la pintura son las pintaderas, abundantes en
toda nuestra geografía, cuyo ejemplo más sublime y mejor conservado lo
encontramos en la Cueva Pintada de Gáldar, probablemente la primera inscripción
geométrica de la historia de la humanidad e incluye calendarios lunar, solar y
luni-solar, culminación, después del descubrimiento de la estructura espiral
de la galaxia Vía Láctea por los awaras, de la ciencia astronómica
precolonial, en la que colaboraron estrechamente nuestras predecesoras.
Esta
actividad científico-tecnológica, relacionada con los inventos y
descubrimientos, es la continuación de la actividad académica desarrollada por
las mujeres en la sociedad canaria precolonial, como se recoge en las siguientes
referencias: ”En el lugar de Gaete,
junto a la casa de los mallorquines había una casa grande pintada por dentro,
que fue Seminario de doncellas hijas de nobles, que de toda la isla venían allí
para aprender como escuela” (Marín
de Cubas, “Historia de las siete islas de Canaria”, p 205). Y continúa la
descripción: ”Las maestras eran
ancianas de buena vida, hacían loza de barro o greda parda mezclada con arena,
platos, gánigos o barrencillos, pilones o cazolones para echar agua; untaban
con almagra los cuarteroncillos y bruñianlos con guijarros, cocían la loza en
un hoyo en el suelo cubierto de tierra o arena
y encima mucho fuego, y salían buenos; sabían moler a tahonilla la
cebada tostada, que es un pan llamado gofio, cernían de cuero agujerado muy
sutilmente a fuego, y sabiendo estos oficios se podían casar” (Marín de Cubas, p 206).
En
Benawaré (La Palma) las mujeres no sólo son responsables de la administración
sino que forman parte de las milicias como queda magistralmente recogido en el
siguiente texto: “Y en las emergencias iban ellas en adelante y
peleaban virilmente, con piedras y con varas largas” (Torriani, p 225).
La lacra del colonialismo ha incrementado la tasa de paro de la población
femenina por encima del 32 por ciento y ser mujer, trabajar en hostelería
o vivir en Canarias implica devaluación y discriminación salarial.
Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario
Movimiento
UPC