Sucedió el 2 de marzo de 1902
Jorge Pulido
Santana
*
“A reclamación formulada por el gobierno cubano, el gobierno español ha indemnizado con doce mil quinientas pesetas á nuestro compañero en la prensa D. Secundino Delgado, por haber sido injustamente preso en Madrid de orden del general Weyler”. Con esta información publicada el 5 de diciembre de 1905, en el periódico “El Tiempo”, se daba a conocer la resolución por la que se declaraba no ajustada a derecho el arresto y posterior prisión de Secundino Delgado. Este arresto fue realizado en la mañana del día 2 de marzo de 1902, justamente hace 110 años.
La orden de prisión contra Secundino había sido dictada en La Habana en 1897, por el presunto delito de fabricación y colocación de explosivo de dinamita en edificio público, en referencia a la explosión ocurrida en la mañana del 28 de abril de 1896 en el edificio ocupado por la Capitanía General de La Habana, como hecho destacado Secundino ni siquiera fue juzgado por este presunto delito, ya que entre otras cuestiones los expedientes iniciados al respecto se encontraban totalmente sobreseídos, en virtud del tratado de paz firmado por España y Estados Unidos en París el 10 de diciembre de 1898. En este sentido, las otras personas que habían sido arrestadas ya habían sido puestos en libertad por el mencionado sobreseimiento de la causa. Otro dato, que considero importante mencionar es que en él mismo expediente de Secundino existe una nota que informa de la situación de sobreseimiento del expediente.
Volviendo al día conmemorado, a principios de 1902 Secundino vivía veinte días al mes en Santa Cruz de Tenerife, lugar desde él que dirigía la publicación del periódico ¡Vacaguaré!. Los otros diez días se dirigía a Arafo, lugar donde vivía su familia por prescripción médica. Para Secundino durante estos días de visita a su familia vivía una “dicha perfecta”.
“¡Ah! ¿Cuánto vivía yo en estos diez días!... ¡Cómo se me hincha el alma de gozo al contemplar una pradera llena de luz, un peral florido, un almendro nevado por sus flores, una amapola roja en la llanura verde...”.
Secundino había vuelto a Canarias a finales de 1900 y desde ese momento tuvo una destacada vida pública tanto por su trabajo en la redacción del periódico “El Obrero”, órgano de expresión de la Asociación Obrera de Canarias, como por su importante labor en la constitución del Partido Popular Canario, pero entonces ¿Por qué no había sido arrestado con anterioridad?, evidentemente la causa de la detención fue la publicación del primer número de la revista ¡Vacaguaré!, aunque curiosamente en ningún momento de su proceso se menciona delito alguno referido a ¡Vacaguaré!
Para hacernos idea de la repercusión obtenida por este periódico, el tema fue tratado hasta en el Congreso de los Diputados de España, así a principios de marzo de 1902, el Marqués de la Casa-Iglesia, informa de la aparición en Canarias de un periódico, “cuyo
solo titulo Vacaguaré, es una provocación a los españoles”
Para terminar me gustaría recordar como describió Secundino su arresto:
“Un
roce
tenue,
como
el
de
una
pluma,
me
abrió
los
ojos.
Era
Lila
que
me
besó
y
ahora,
sentada
en
mi
lecho,
reía
á
carcajadas
frescas
y
sonoras.
-Vístete- me
decía- para
que veas
mis palomas
mensajeras con
sus pichones,
la gallina
con sus
pollitos, la
pata en
sus huevos…. ¡anda,
anda pronto!
….
-Bueno: cuando
salgas me
vestiré
-le dije
acariciándola.
Saltó como
una gacela
y desapareció
cantando:
“Aguila
que vas
volando dame
una pluma….!
Por la
ventana abierta,
veía un
cacho de
cielo, rojo
por la
luz de
la Aurora.
Y frente
á mí,
alzábase, perforando
con su
pico las
altas nubes,
el majestuoso
Teide. Cubríalo
una túnica
blanca y
refulgente como
el cristal,
y á
sus reflejos
yo soñaba
despierto en
su historia
pasada.
Hallábame sumido
en aquella
contemplación estética,
cuando entró
mi hija
como ciclón,
diciendo á
borbotones:
-Pápa, ahí
están dos
hombres disfrazados
y con
sombreros de
tres picos
preguntando por
ti. Levántate
enseguida y
ven….
¿oyes?....
Al poco
rato fui.
Me encontré
dos guardias
civiles que
arrebataron mi
libertad….
Los inocentes
se acurrucaron
en las
enaguas de
la madre
como polluelos
á la
vista cercana
de dos
milanos.
Y á
mi memoria
acudieron estas
palabras de
un filósofo:
“semejante á
los carneros
que juegan
en el
prado, mientras
con la
mirada el
carnicero elije
entre el
rebaño, nosotros
no sabemos,
en nuestros
días felices,
que desastre
nos preparan,
precisamente en
aquella hora;
calumnia, persecución,
martirio, etc.”
-¡Eh,
vamos!-dije
á
los
guardias-
y
salí
de
mi
casa,
entre
maüsers,
con
la
sonrisa
en
los
labios
que
produce
the
joyol
of
grief
* Asociación
Secundino Centenario.