De la seba al pueblo canario

 

Marisa Álvarez

 

Hola, soy la humilde seba, también tengo otro nombre que me dejaron mis queridos científicos, cymodosea nodosa. En mi final, quiero mandar un mensaje a todos los que han luchado por mi existencia, a los que me han prestado su tiempo pegando carteles, reuniéndose, pintando,  a los que me han dado sus manos para sujetar las pancartas pidiendo por mi vida, a los que me dejaron sus pies pisando el duro asfalto en múltiples recorridos de auxilio, a los que gastaron sus gargantas gritando mi nombre, a los que cubrieron sus cuerpos con disfraces alegóricos a mi situación, a los que han hecho tanto en silencio, a todos, lo primero, gracias por esos maravillosos préstamos.  

 

Yo solo soy una seba que doy graciablemente a los hombres lo que la Naturaleza ha querido que sea mi misión, a todos por igual, a quienes me han querido y a quienes me han maltratado, como soy una planta no entiendo de clases, ni de partidos, ni de eso que cambia a las personas y que llaman política o dinero. Pensaba que al igual que yo, todos cumplíamos con nuestro deber honestamente, no comprendo el mundo de los humanos ni sus mezquindades, porque considero que devolver mal por bien debe ser muy complicado, en mi mundo no existe. Si mi desaparición sirviera para bien de este pueblo, seria lógica, es ley de vida, pero que sea para beneficio de unos pocos, vuelve a ser un misterio para mí,  no responde a la ley natural que yo conozco.

 

Carezco de vistosos colores, de estupenda estampa, como otros que viven en este medio,  pero entre mis tallos se desarrolla un perfecto trabajo que ayuda a purificar el agua, a fijar la arena de vuestras playas, a servir de nido para los peces que os alimentan.

 

A pesar de lo triste de mi situación, he sido muy feliz, con derroches de clorofila (lo que ustedes llaman Amor) sintiéndome protegida por tanta gente de este maravilloso pueblo  Mis primas de otras islas están enfermas, desgraciadamente, pero yo he sido muy afortunada de crecer aquí, en Tenerife,  hasta este momento.

 

A pesar de mi difícil supervivencia, las aguas están turbias y me manchan, cada día dejo de ver un trozo de mi barrio, se que pasaré a la historia quizás como uno de los habitantes marinos mas conocidos popularmente, y eso, me llena de orgullo y me ayuda,  porque no existe en el mundo una planta tan humilde y tan defendida como yo.

 

Quizás no esté el día 12 de noviembre para que me llegue vuestras voces de  lucha, pero si llego,  me daría fuerzas para seguir resistiendo, la esperanza me mantendrá o le pasaré el testigo a mi familiar mas lejano, al  que le pueda quedar mas tiempo, Adiós queridos amigos, luchad por mi o por mi familia si ya no estoy, y si no, luchad por vuestra propia dignidad, allí donde vaya pensaré que existen  humanos buenos. Gracias  de nuevo por estos once años que me habéis regalado

 

LA SEBA