Jorge
Ankor Dorta *
Quiero empezar este artículo con esta
frase de cuando los puertos canarios eran una estación carbonera importante y
que significa "se acabo lo que se daba" para referirme a la tesitura
en la que se encuentra a día de hoy Coalición Canaria.
CC
no nació como partido nacionalista sino como partido de poder. Coalición
agrupaba el caciquismo españolista de las AIC, con los intereses particulares
de Olarte en el CCN y el sector progresista de ICAN. Rescataron al PNC para
aprovechar sus siglas y pa´ lante. Entendieron que existía un 20-30% de
electorado nacionalista y que la ley electoral les permitía ser bisagra
perpetua..., y para ello se diseño y se implementó el partido. A partir de ahí
y gracias al estudio y manejo exhaustivo del derecho administrativo, al
incremento de los topes electorales y otras argucias se han mantenido en el
poder ininterrumpidamente desde 1993.
En 2004 se producen tensiones que llevan
a la ruptura de CC. Esta ruptura estuvo motivada por los intereses personales y
ambiciones de Román Rodríguez, pero también fueron motivadas en parte por la
cortedad de miras de Adán Martín y la cúpula de ATI. Estos últimos pensaban
"Si somos bisagras y aislamos a Gran Canaria, tocamos a mas. Nos
repartiremos el presupuesto entre menos y aseguramos la hegemonía de
Tenerife".
Estaban inmersos en la lógica del medianero de la finca. En la miope concepción
insularista de que "el progreso de una isla solo puede venir a costa del
retroceso de otras". Es la cortedad de miras y la cobardía de no atreverse
a pensar y ver lo obvio "que el progreso de todas las islas puede darse
solo a costa del colonialismo".
La salida de Román Rodríguez, y la creación de Nueva Canarias, les puso "a
huevo" al sector más conservador de ATI el mantenimiento interno del poder. Pero
esta fuga de Román Rodríguez-Nueva Canarias, también supuso otro factor clave,
y es que dejo el poder a los 4-5 palmeros de API con Castro Cordobez a la
cabeza, que se convirtió en la "bisagra de la bisagra"..., y de
aquellos barros vinieron estos lodos.
Ahora están a punto de perder en su propio juego y por partida doble. Por una
parte en manos de Román Rodríguez y por otra por parte del pacto PP-PSOE.
Hubieran podido evitarlo si hubiesen actuado a tiempo, pero se les fue el tren
y se les acabó el carbón. No han sabido asumir riesgos y cambiar cuando han
tenido la ocasión.
Están tan preocupados por pelearse por los restos que caen de la mesa de Madrid
que han perdido el derecho a aspirar a algo mejor. Juegan a ser minoría y no
aspiran a ser mayoría. Se contentan con las migajas.
Siguen queriendo jugar a ser bisagra, a
ser minoría. El poder por el poder. Siguen con la mentalidad del hijo del
medianero. No se dan cuenta que ese juego se acabó. Están esperando de forma
ingenua e infantil a que un milagro ocurra y los salve porque son incapaces de
salvarse por si solos.
El cambio les produce tanta ansiedad que prefieren hundir el barco "lento
pero seguro". Anteponen lo táctico a lo estratégico. El miedo les paraliza
y se centran en ganar la batalla para liberar ansiedad, pero se olvidan de que
el objetivo es ganar la guerra.
Ojala me equivoque, pero es un error que he visto demasiadas veces en mi
vida como para no reconocerlo.
Lo he visto muchas veces en la tesorería
de un banco y en los mercados financieros. Lo he visto en situaciones de stress
y peligro. Lo he visto en situaciones de relevo familiar. Lo he visto en
situaciones de gestión de empresas y en entornos de decisiones personales. Tiene
un nombre y se llama falta de liderazgo.
Lo que diferencia a un gestor de
inversiones excepcional de uno mediocre no es lo que hace el 95% del tiempo...,
sino los riesgos que es capaz de gestionar y las decisiones que es capaz
de tomar en el 5% del tiempo que realmente cuenta.
Lo que caracteriza a un general excepcional y lo separa de un general mediocre,
no son ni sus estrategias ni sus maniobras, sino su visión. Simplemente es
capaz de mirar al mismo problema desde un ángulo diferente. Libre de convencionalismos
desarrolla la estrategia adecuada de forma natural.
Ser capaz de identificar y reaccionar en ese 5% del tiempo, ser capaz de asumir
riesgos cuando se tienen que asumir y ser capaz de formular una estrategia a
partir de una visión libre de convencionalismos es lo que marca la diferencia.
Tiene un nombre y se llama liderazgo.
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Continuará…