La sanguínea,
sanguinaria y sangrienta historia del reino de España
El
origen del reino de España se inicia a raíz del matrimonio, en el año 1469,
de los reyes católicos (título otorgado mediante una bula de Alejandro VI
-1494- y que se transmitió a sus sucesores como titulares de la Monarquía Católica) matrimonio consumado mediante el rito de
mostrar a los cortesanos la sábana manchada de sangre, y no precisamente azul,
del himen isabelino, que resultó premonitorio de la sangría iniciada esa
noche.
Isabel fue pretendida por un monje castrense, al estilo de los actuales
capellanes de igual cargo, mucho mayor que ella y que, según los cronistas de
le época, murió asesinado.
Entre las trágicas consecuencias del matrimonio podemos citar el
genocidio, infanticidio y canibalismo incluidos, de los habitantes de Canarias y
de América:
“Tenía
éste esta costumbre: que cuando iba a hacer guerra a algunos pueblos o
provincias, llevaba de los ya sojuzgados indios cuantos podía que hiciesen
guerra a los otros; e como no les daba de comer a diez y a veinte mil hombres
que llevaba, consentíales que comiesen a los indios que tomaban. Y así había
en su real solemnísima carnecería de carne humana, donde en su presencia se
mataban los niños y se asaban, y mataban el hombre por solas las manos y pies,
que tenían por los mejores bocados. Y con estas inhumanidades, oyéndolas todas
las otras gentes de las otras tierras, no sabían dónde se meter de espanto”
(DE LA PROVINCIA E REINO DE GUATIMALA), escrito por Fray Bartolomé de las
Casas, ‘Brevisima relación de la destrucción de las Indias’. [1]
La
península Ibérica inmediatamente anterior a los Reyes Católicos estaba
constituida por cinco reinos independientes pero muy relacionados entre sí:
Castilla, Aragón, Portugal, Navarra y Granada.
En
1462 nació Juana, hija, al menos adoptiva, de Enrique IV de Castilla y de Juana
de Portugal, siendo nombrada heredera al trono de Castilla y recibiendo el título
de princesa de Asturias. Sin embargo, el 12 de Diciembre de 1474 Isabel fue
proclamada reina en Segobia, al día siguiente del fallecimiento de Enrique IV.
Juana fue reconocida reina por sus partidarios, en particular por su tío y
prometido Alfonso V de Portugal. Se casaron en Plasencia, siendo proclamados
reyes de Castilla en 1475, lo que constituyó el detonante de la guerra civil
castellana entre sus partidarios y los de Isabel, pues los cabecillas raramente
guerrean, que declaró la guerra a su sobrina, o no, la princesa Juana, apodada
“La Beltraneja”, al propagar la nobleza el rumor de que no era hija de
Enrique IV sino de su valido Beltrán de la Cueva. Enrique IV había sido
apodado “El Impotente” por ser público y notorio la dejación que hacía de
sus obligaciones conyugales. Casado en primeras nupcias con Blanca de Navarra,
el matrimonio se declaró nulo al no consumarse. Isabel se proclamó reina de
Castilla tras una contienda civil, apoyada por su suegro, Juan II de Aragón,
pues se había casado con su primo Fernando de Aragón. El conflicto bélico se
extendió durante 4 años, firmándose
el tratado de Alcaçobas el año 1479, mediante el que Alfonso de Portugal y
Juana renunciaban a los derechos a la corona de Castilla y Fernando de Aragón a
sus derechos sobre Portugal. En el tratado se le reconoce a Castilla la soberanía
sobre las islas Canarias. Este es el turbulento origen del reino de España. Habían
transcurrido 135 años desde que el papa Clemente VI, en 1344, “le dió investidura a
Luis de la Cerda y luego Don Luis envió armada á ellas”
(Marín de Cubas, T. Historia de las siete islas de Canaria, p 15, ed. Globo,
1993. Se publicó por primera vez en 1694).
La
expedición viene asimismo corroborada por el ingeniero italiano Torriani
mediante un texto con el siguiente tenor literario:
“Habiendo
obtenido don Luis de la Cerda, conde de Telamón, del papa Clemente VI, de nación
francés, la gracia de la conquista de las islas Afortunadas, vino a presencia
de Pedro IV, rey de Aragón, año de 1346, y le pidió un puerto en su reino,
para armar algunos navíos y proveerse con todas las cosas necesarias para
emprender el viaje…”(Torriani, L. Descripción de las Islas Canarias, p
28, Goya Ed. S/C de Tenerife, 1978. Ver nota1 al pie en la misma página).
La
bula Tue devotionis sinceritas (1344), mediante la cual el papa Clemente
VI concedió a Luis de la Cerda el derecho a conquistar las Islas Canarias,
erigió las Islas Afortunadas en principado feudatario de la Santa Sede y
constituyó en príncipe de Fortuna al infante Luis de la Cerda. Véanse Charles
Verlinden, A propos de Vinféudation des Iles Canaries par le pape Clément a
l'infant Don Luis de la Cerda (1344), en Bulletin de l'Institut
Historique Belge de Rome 55-57 (1985-1986), pp. 75-
Por
lo tanto, el año 1344 es la fecha de inicio de las hostilidades entre los
monarcas europeos y las islas Canarias, que se extendieron hasta 1495, en
Tenerife. Habían transcurrido, por lo tanto, 151 años de heroica resistencia
contra los invasores europeos en general y españoles en particular, pero fueron
151 años de destrucción y muerte, continuando con la sanguinolenta colonización
hasta la actualidad, cuya última manifestación fue el 12 de Diciembre del año
2012, fallecimiento de Don Antonio Cubillo, víctima del colonialismo español,
a consecuencia del cruel atentado juzgado por la propia Audiencia Nacional española
como terrorismo de Estado. Don Antonio falleció el mismo 10 de Diciembre, pero
538 años después, de haber sido proclamada reina Isabel la católica. Los crímenes
cometidos por el colonialismo son considerados por los Tribunales
Internacionales como crímenes de lesa humanidad y no prescriben.
En
1492 comenzó la destrucción de América. Según la organización Survival
International en apenas cien años, a consecuencia de las guerras, los
asesinatos y las enfermedades propagadas, consciente o inconscientemente, por
los invasores, los habitantes de Sudamérica se redujeron en 40 millones de
personas. En 1652, los 13,5 millones de habitantes centroamericanos se habían
transformado en 540.000. En 1692, en el segundo centenario de la invasión española
en América, la población total apenas superaba los 4.5 millones de habitantes.
Como afirma Fray Bartolomé de las Casas, no se puede llamar descubrimiento a lo
que no fue otra cosa que destrucción. Durante el mismo período (1503-1660),
según la constancia oficial registrada en los Libros de Cuentas y Razón y
Cargo y Data de la Casa de Contratación, las remesas totales de
metales preciosos embarcados desde América hacia España alcanzaban los 181.333
kilos de oro y 16.886.815 kilos de plata. Indudablemente, entre esos datos no se
cuenta las cargas de los navíos clandestinos que no figuraban en los listados
de navegación de la Casa de Contratación, ni las inversiones
realizadas por los nobles burgueses españoles en castillos y mansiones en el
propio territorio americano.
Movimiento
por la Unidad del Pueblo Canario
Movimiento UPC
[1]
Brevísima relación de la destrucción de las
Indias.