RUBALCABA NO EXISTE

 

Paco Déniz

 

La cuestión no es si existe o no existe el derecho a la autodeterminación, sino si existe el deseo y la voluntad ciudadana de que el derecho a decidir sea un derecho democrático a reconocer e incorporar en aquellos ámbitos en los que aún no lo está.

Por eso da náuseas ver al autoproclamado socialista Rubalcaba decir todos los días que ese derecho no existe, siguiendo la estela de su mentor el otro gran autoproclamado socialista Felipe Gonzáles. Y entre unos y otros sumándole puntos a la derechona franquista que nos gobierna. Así no se puede ser alternativa de nada, y mucho menos de cambio, por eso el PSOE ya no sirve para nada: es polvo detrás de una vieja pared, lo peor de lo peor, no sólo porque no tienen principios, sino porque no saben por dónde va la ciudadanía que exige cambios profundos en las instituciones.

No se han enterado los del PSOE de que la gente quiere participar, decidir, ser protagonistas de su gobernanza, y no simples votantes casi lustrales. Y como no lo entienden, echan mano de las expulsiones a todo aquél que discrepe. Y si no miren como están en Canarias, hay más socialdemócratas fuera que dentro, tienen la organización hecha una piltrafa. Por eso creo que ha llegado la hora de que se disuelvan pacíficamente, o que se integren de uno en uno en el PP.

Por no existir, tampoco existía el derecho al voto femenino, ni la mayoría de edad a los 18 años, ni el divorcio, ni nada de nada en cuanto a derechos sociales se refiere. Bastó que movimientos sociales y políticos lo exigieran para que, al cabo de algún tiempo, fueran considerados derechos fundamentales por las sociedades que se llaman democráticas. Sin estos derechos que no existían ¿dónde estaríamos?

Tampoco existía la dichosa Constitución, y miren por donde tampoco parece que exista porque nadie la puede tocar desde que los representantes políticos de la burguesía la pactaron magnamente en aquella transición teñida de sangre y traiciones. Pero Rubalcaba que, al menos como socialista, no existe, sigue a lo suyo, baboseando con sus manillas de marsupial lo mismo que dijeron Isabel de Castilla y Fernando de Aragón cuando tampoco existía España.

 

Artículos de Francisco A. Déniz Ramírez