Respuesta
a Félix Adargoma (II)
Estimado Félix:
Primer punto. De acuerdo con la experiencia latinoamericana
todos los golpes de Estado han sido golpes de estado militares. Se trata de que
el ejército, encabezado por un grupo de generales, se adueñe del poder del
Estado. Creo que esto no ocurrió en la revolución de octubre de 1917 en Rusia. Hay también los llamados golpes de Estado
constitucionales, cuando estos se producen desde el mimo gobierno e implanta
una dictadura. Pero esto nunca sería posible sin el apoyo del ejército y de las
fuerzas de seguridad del Estado.
Segundo punto. Dice Lenin que “el problema fundamental
de toda revolución es, indudablemente, el problema del Poder estatal. Lo
decisivo es qué clase tiene el Poder”. El Poder en febrero de 1917 lo tenía la
burguesía aliada a los terratenientes rusos, enfrentados a los trabajadores y a
los campesinos. No es lo mismo hablar de derrocar el Poder estatal existente,
lo que pretendía el partido bolchevique, que dar un golpe de Estado, que
siempre lo tienes que hacer con el apoyo del ejército.
Tercer punto. Escuchemos a Lenin en su texto “La crisis
ha madurado”: “Los bolcheviques tienen asegura ahora la victoria de la
insurrección: 1) podemos atacar súbitamente y desde tres puntos, desde
Petrogrado, desde Moscú y desde la flota del Báltico; 2) tenemos consignas que
nos aseguran el apoyo: ¡abajo el gobierno el gobierno que aplasta la
insurrección campesina contra los terratenientes! 3) Tenemos la mayoría en el
país; 4) la desorganización de los mencheviques y de los eseristas
es total; 5) tenemos la posibilidad técnica de tomar el Poder en Moscú; 6)
tenemos miles de soldados y obreros armados en Petrogrado, que pueden tomar a
la vez el Palacio de Invierno, el Estado Mayor Central, la Central de Teléfonos
y todas la imprentas importantes …”.
Si nos atenemos a las palabras aquí
pronunciadas por Lenin, es evidente que lo que ocurrió en octubre de 1917 en
Rusia fue una insurrección y no un golpe de Estado. He transcrito los seis
puntos elaborados por Lenin para que aprecie la complejidad de esa insurrección
y cómo fue realizada desde fuera del Estado,
con el apoyo de las mayorías sociales y tras el aplastamiento por parte
de Gobierno Provisional de la insurrección de los campesinos contra los
terratenientes.
De acuerdo con la valoración hecho por el
propio Lenin se habla aquí de la desorganización de los partidos del gobierno,
los eseristas y los mencheviques, no de la
desorganización del Estado. Te lo señalé en el anterior mensaje y te lo repito
de nuevo: no es lo mismo el sistema de gobierno que el sistema de estado. Había
quebrado el sistema de gobierno y no el sistema de Estado. El sistema de Estado
hay que destruirlo y la revolución de febrero no lo había hecho. Tampoco llegó
a hacerlo la revolución de octubre. No es nada fácil acabar con un sistema de
Estado como no es fácil acabar con la religión. El Estado también tiene
profundas raíces sociales además de raíces económicas, y sobre su aparente
desmoronamiento vuelve a resurgir. El
burocratismo y el Estado semifeudal que surgió en la
URSS después de muerto Lenin, no fue
obra de Stalin sino de las raíces sociales y económicas del antiguo Estado.
Y cuarto punto. He dicho muchas veces que los conceptos
son como cajas. No es tan importante el nombre que le pones a la caja como el
contenido que pones dentro. No me convence que llames golpe de Estado a lo que
sucedió en octubre de 1917 porque en
esta caja de manera general siempre se ha puesto a un general o grupo de
generales que de forma violenta acaba con el orden democrático. Prefiero
llamarla insurrección o revolución porque con ello se expresa un paso hacia
delante en la evolución de la humanidad
y un movimiento basado en las acciones de las clases dominadas contra las
clases dominantes. De todos modos sobre cualquier cosa, incluida la revolución
bolchevique, se pueden decir muchas cosas diferentes, todas con su grado de
acierto y verdad, y desde muchos ángulos distintos. Lo importante en los
debates es agitar la mente, ponerla en marcha, llenar la conciencia de
contenido, y no tanto tener razón o no tenerla. Cosa distinta es si estos
debates se hubieran producido justamente en la época y en el lugar de lo que
estamos hablando: la Rusia de 1917. Ahí todo tendría que ser visto bajo el
punto de vista de la práctica y de sus exigencias inmediatas. Ahí la verdad y
la certeza serían decisivas.
Saludos cordiales,
Francisco
Umpiérrez