Francisco
Umpiérrez
Carlos Coronado, un filósofo autodidacta
perteneciente al foro Filosofía y Pensamiento, me formuló la siguiente
pregunta: ¿Por qué la revolución proletaria ocurrió en la Rusia zarista y no en
Inglaterra ni en Alemania?
Aunque tenía algunas respuestas a mano que ofrecerle,
quise aprovechar la ocasión para estudiar algunos textos de Vladimir Ilích y, como siempre, disfrutar de su enérgico e
inteligente pensar. Empecé estudiando un pequeño texto, escrito el 20 de abril
de 1917, titulado "Como razonan los socialistas que se han pasado a la
burguesía", después un texto mayor titulado "Sobre el impuesto en
especie", escrito el 21 de abril de 1921, que a mi juicio es un adelanto
prodigioso de los pasos que actualmente y de forma novedosa está dando el
socialismo chino. Y de aquí pasé a estudiar dos textos más: "Acerca del
infantilismo izquierdista y del espíritu pequeño burgués", escrito el 12
de mayo de 1918, y "La enfermedad infantil del izquierdismo en el
comunismo", escrito el 27 de abril de 1920. Por último, estudié una vez
más la sección "Historia" del libro "La ideología alemana"
de Marx y Engels. Proporciono esta información bibliográfica para que el lector
sepa de dónde he alimentado mi mente y para dejar constancia de que siempre que
elaboro un artículo estudio previamente algún texto clásico. En ocasiones de lo
que estudias no utilizas nada, pero te deja la mente en forma.
Una cuestión metodológica
Siempre se tiene la tentación de
responder a las preguntas de forma aislada. Y esta tendencia es normal porque
las preguntas que te formulan son preguntas aisladas. Quién te formula la
pregunta cree que puede haber una respuesta unívoca y precisa, y quien responde
tiene la ilusión de poder satisfacer esa necesidad. Pero este procedimiento
teórico es contrario a la esencia del pensamiento conceptual, cuyo valor
estriba en proporcionar, entre otras cosas, una visión de conjunto del problema.
Y así y todo, aunque puedas proporcionar una visión de conjunto del problema,
siempre habrá lados que queden oscuros e incompletos. Lo que sucede es que hay
muchas personas que tienen la tendencia, no de situar su pensamiento en las
zonas claras e ir poco a poco ensanchándolas, sino en moverse de forma
insistente en las zonas oscuras. De este modo son presas del desaliento y viven
siempre asaltadas por la duda. El conocimiento de una cosa nunca es completo ni
acabado. Y a este relativismo hay personas que no terminan de adaptarse y
comprender que así no sólo es el conocimiento, sino también la vida.
De todos modos lo que quería concluir es
que aquella pregunta que me formuló Carlos Coronado la he situado en un marco
teórico más amplio de problemas. También considero que es importante tener en
cuenta la perspectiva histórica, puesto que aunque aquella pregunta se refiere
en concreto al periodo 1914 – 1918, la experiencia del socialismo ha
experimentado muchos cambios desde aquel entonces al año 2008 en el que nos
encontramos. Y muchas cosas que ocurrieron en aquel periodo se ven con más
claridad y profundidad desde el conocimiento de la experiencia acumulada
durante casi un siglo de socialismo, tanto de sus éxitos como de sus fracasos.
La determinación histórico-universal del
comunismo
Escuchemos a Marx en la sección
"Historia" del capítulo I de la "Ideología alemana":
"El comunismo, empíricamente, sólo puede darse como la acción coincidente
o simultánea de los pueblos dominantes, lo que presupone el desarrollo
universal de las fuerzas productivas y el intercambio universal que lleva
aparejado". Esta idea escrita hace más de 150 años sigue teniendo en la
actualidad la máxima validez. El comunismo sólo puede darse de forma firme y
definitiva si se produce de forma simultánea en los países más avanzados del
mundo, esto es, en los países de la Unión Europea, en EEUU, en Canadá y en
Japón, o al menos en una buena parte de ellos. Pero el comunismo sólo se ha
dado en los países más atrasados y de forma local: en Rusia primero y en China
después. Esta realidad es lo que desalienta a todas las personas que creen en
el comunismo. Pero la realidad es como es y nosotros no podemos transformarla
de acuerdo con nuestros deseos.
Desafortunadamente los líderes de la
izquierda radical y de la izquierda en general no saben evaluar esta realidad
en su justa medida. ¿Por qué? Porque han esperado de Rusia primero y de China
después la realización del comunismo como un sistema de sociedad cualitativa y
notablemente superior al capitalismo. Pero esto no ha sido posible. Cuando
China en la práctica no ha podido saciar el deseo que tiene la izquierda
radical europea de un mundo nuevo, ésta se ha decepcionado y ha criticado al
gigante asiático de forma desaforada. Pero al menos que consideremos falsa
aquella premisa establecida por Marx, esta crítica es totalmente injusta. Pero si la tomamos por válida, el comunismo como
sociedad superior al capitalismo sólo podrá darse cuando de forma simultánea la
revolución socialista se lleve a cabo en una buena parte de los países más
avanzados de la tierra. Y si esto es así, el principal culpable de que el mundo
nuevo y el hombre nuevo no se hayan dado ha sido y es la izquierda radical de
los países más avanzados del mundo.
El comunismo como la superación del
estado de cosas actual
He usado la palabra ‘comunismo’ tal y
como la emplearon Marx y Engels en la obra referida, donde puede leerse lo
siguiente: "Para nosotros, el comunismo no es un estado que deba
implantarse, un ideal al que hay de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos
comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas
actual". Esta concepción es muy importante para desechar cualquier
concepción idealista sobre el comunismo. Lo dejan muy claro Marx y Engels
cuando dicen que el comunismo no es un ideal al que se tiene que sujetar la
realidad, esto es, no es un concepto elaborado por una vanguardia inteligente y
que después haya que implantar en la realidad. Nada de eso, el comunismo es el
movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual. Por ejemplo, en
todas las economías capitalistas el sector público representa el 48 por ciento
del total. Este 48 por ciento de economía pública representa ese movimiento que
en parte ha anulado y superado a la propiedad privada, es una superación del
capitalismo en el seno del propio capitalismo. Y forma parte, por lo tanto, del
comunismo. Y repito: llamaremos comunismo al movimiento que anula y supera al
capitalismo. Y forma parte de ese movimiento muchos hechos y acontecimientos
ocurridos fundamentalmente durante el siglo XX. Si bien bajo el punto de vista
material en los países más avanzados el comunismo ha dado pasos firmes, bajo el
punto de vista político no los ha dado. Aunque habría que señalar que el hecho
de que una parte de la burguesía, como la que representa el PSOE en España, se
reclame de izquierda, es una manifestación en el terreno de la subjetividad del
papel tan grande que tiene la economía pública en la economía total. Y el peso
tan destacado de la economía pública en la economía total de los países
capitalistas más avanzados, no sólo representa un hecho económico sino también
un hecho cultural.
Las dos premisas materiales de la
sublevación socialista
Marx, en la misma sección y obra
referidos antes, habla del Poder social como la fuerza de producción
multiplicada, que nace de la cooperación entre los distintos individuos y bajo
la acción de la división social del trabajo. Pero nos indica que este poder
social se les aparece a estos mismos individuos, no como una cooperación
voluntaria, sino como un poder ajeno que los domina. Este hecho hace que los
individuos vivan enajenados, dominados por las potencias que ellos mismos han
creado.
Dicho esto, escuchemos ahora
directamente a Marx: "Con esta enajenación sólo puede acabarse partiendo
de dos premisas prácticas. Para que se convierta en un poder insoportable, es
decir, en un poder contra el que hay que sublevarse, es necesario que engendre
a una masa de la humanidad como absolutamente desposeída y, a la par con ello,
en contradicción con un mundo existente de riquezas y de cultura, lo que supone
en ambos casos, un gran incremento de la fuerza productiva, un alto grado de su
desarrollo; y, de otra parte, este desarrollo de las fuerzas productivas
constituye una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella sólo
se generaría la escasez…".
Esta idea de Marx permite explicar dos
cosas: una, por qué la revolución ocurrió en la Rusia zarista y no en
Inglaterra o en Alemania, y dos, el destino histórico que tuvo la revolución
soviética. En el periodo 1905-1917 Rusia era todavía un país semifeudal y semicapitalista. Y
en ella había una masa de la población absolutamente desposeída. Y en
contradicción con ella había también un mundo de riqueza y cultura, en manos de
las clases dominantes. Era un poder social insoportable el que representaba la
Rusia zarista. Esta era la causa objetiva de la necesidad de la sublevación. La
condición de un poder insoportable no se daba en Alemania e Inglaterra como se
daba en la Rusia zarista.
No obstante, las fuerzas productivas en
la Rusia zarista tenían un escaso desarrollo. De ahí que tras el comunismo de
guerra en la Rusia soviética la escasez cobrara todo su predominio. Y fue
entonces, en mayo de 1918, cuando Vladimir Ilích
propuso la Nueva Política Económica, esto es, propuso las libertades
mercantiles, el desarrollo del pequeño capital y el capitalismo de Estado. Y en
lucha contra los comunistas de izquierda, esto es, contra los izquierdistas,
Vladimir Ilích decía "El capitalismo de Estado
es incomparablemente superior desde el punto de vista económico, a nuestra
economía actual". Después de indicar que la economía soviética estaba
constituida por los siguientes elementos, economía patriarcal, pequeña
producción mercantil, capitalismo privado, capitalismo de Estado y socialismo,
se preguntaba: ¿entre qué elementos se mantiene la lucha principal, si hablamos
en términos de categorías económicas? Y respondía: No es el capitalismo de
Estado el que lucha contra el socialismo, sino la pequeña burguesía más el
capitalismo privado los que luchan juntos, de común acuerdo, tanto contra el
capitalismo de Estado como contra el socialismo. Sólo trato con esta cita de
remarcar dos cosas: una, que para el desarrollo de las fuerzas productivas de
la Rusia soviética, sin el cual sólo se hubiera generado la escasez, era
necesario la pequeña producción mercantil y el capitalismo privado, y dos, que
para ejercer un férreo control contra la anarquía que genera la pequeña
producción mercantil y el capitalismo privado el socialismo necesita del
capitalismo de Estado.
Así que queda claro por qué la
sublevación fue posible en la Rusia zarista: una, porque el Poder social era
insoportable, y dos, porque fue necesaria la NEP, porque había que desarrollar
las fuerzas productivas, que es la segunda premisa material para que una
sublevación socialista tenga éxito. No obstante, el periodo estalinista supuso
la liquidación de la NEP, la explotación del trabajo a favor de un desarrollo
desproporcionado de la industria pesada y de colosales obras de
infraestructuras, y bajo el punto de vista del consumo de masas el predominio
de la escasez. Se suprimió la premisa material para que la sublevación socialista
fuera un éxito: la satisfacción material de los trabajadores.
¿Es imposible entonces que en la
Unión Europea se dé una revolución socialista?
En el seno de Europa no existe un Poder
social que haya generado a una masa de la población como absolutamente
desposeída. Hay pobres, pero no representan grandes mayorías sociales. En
principio entonces parece que este Poder social es soportable y no existe la
necesidad de sublevarse contra él. Pero si levantamos un poco la cabeza y
miramos más lejos, vemos que fuera de Europa, ahí mismo debajo suya, en África,
si se ha generado grandes masas de la población como absolutamente desposeídas.
Y a esta inmensa pobreza se opone un gigantesco mundo de riqueza y cultura.
Aquella se da en África, ésta en la Unión Europea. Vista así las cosas, el
Poder social establecido, la fuerza de producción multiplicada, creada por la
cooperación entre europeos y africanos, y bajo la acción de la división del
trabajo entre esas dos poblaciones continentales, es insoportable. Y en
consecuencia hay que sublevarse. Lo que sucede es que es insoportable para los
africanos, no para los europeos. Aunque es cierto que cada vez para un mayor
número de europeos el Poder social establecido también es insoportable, aunque
sólo lo sea para su conciencia crítica.
Condiciones económicas y condiciones
políticas del socialismo
Escuchemos a Vladimir Ilích en su texto "Acerca del infantilismo de
izquierda y el espíritu pequeñoburgués": "El socialismo es
inconcebible sin la gran técnica capitalista, basada en la última palabra de la
ciencia moderna, sin una organización armónica que someta a decenas de millones
de personas a la más rigurosa observancia de una norma única en la producción y
en la distribución de los productos. Al mismo tiempo, el socialismo es
inconcebible sin la dominación del proletariado en el Estado: eso es también
elemental. Y la historia (de la que nadie, excepto los obtusos mencheviques de
primera clase, esperaba que se diera de modo liso, tranquilo, fácil y simple el
socialismo íntegro) siguió un camino tan original que parió hacia 1918 dos
mitades separadas del socialismo, una cerca de la otra, exactamente igual que
los futuros polluelos bajo el mismo cascarón del imperialismo internacional.
Alemania y Rusia encarnaron del modo más patente la realización material de las
condiciones económico-sociales, productivas y económicas del socialismo, de una
parte, y de su condiciones políticas, de otra".
Destaquemos algunas de las ideas
expuestas en esta cita por Vladimir Ilích. Una: el
socialismo es inconcebible sin la gran técnica capitalista, sin los grandes
logros del capitalismo. De ahí que debamos considerar inevitable que China
recurra al capitalismo para obtener lo que no posee y necesita. Pero después no
debemos quejarnos ni asombrarnos de las consecuencias que llevan aparejadas la
participación del capitalismo en la economía china. Dos: llamaremos menchevismo
a aquella concepción de izquierda que piensa que se dará de forma tranquila y
lineal el socialismo íntegro. Esta idea es muy importante: en principio todas
las experiencias socialistas tendrán el carácter de ser parciales, no
completas, no definitivas, no íntegras. Tres: el socialismo es inconcebible sin
la dominación de la clase trabajadora en el Estado. Esto es lo que no
comprenden los partidos socialistas burgueses. El socialismo no es posible sin
que la clase trabajadora se convierta en la clase dominante. Cuatro: la
Alemania de 1918 encarnó la realización material del socialismo. Esta es una
idea muy importante: si ya en 1918 Alemania encarnaba la realización material
del socialismo, es lógico pensar que los países de la Unión Europea representen
en la actualidad mucho más que aquel entonces la realización material del
socialismo. No obstante, la Alemania de 1918 y los países de la UE de 1998 no
representan las condiciones políticas del socialismo. Cuatro: la Rusia de 1918
encarnó la realización de las condiciones políticas del socialismo. Esta idea
es un golpe demoledor contra quienes presentan la concepción marxista de la
historia como una concepción determinista, como si las condiciones económicas
determinaran de modo absoluto la superestructura política, cuando lo que dice
la historia es que la realización objetiva y la realización subjetiva del
socialismo se dieron de forma separada. Y justamente como en la URSS de 1918 no
se daban las condiciones objetivas para la realización material del socialismo,
es lógico que Vladimir Ilích promoviera a través de
la NEP la economía mercantil, el capitalismo privado y el capitalismo de
Estado.
La fuerza de la burguesía
Escuchemos de nuevo a Vladimir Ilích, pero esta vez en el capítulo II de su obra "La
enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo": "La dictadura
del proletariado es la guerra más abnegada y más implacable de la nueva clase
contra un enemigo más poderoso, contra la burguesía, cuya resistencia se ve
decuplicada por su derrocamiento y cuya potencia consiste no sólo en la fuerza
del capital internacional, en la fuerza y la solidez de los vínculos
internacionales de la burguesía, sino, además, en la fuerza de la costumbre, en
la fuerza de la pequeña producción. Porque, por desgracia, queda todavía en el
mundo mucha, muchísima pequeña producción, y la pequeña producción engendra
capitalismo y burguesía constantemente, cada día, cada hora, de modo espontáneo
y en masa".
Destaquemos algunas de estas ideas, que
como se puede comprobar están repletas de la máxima actualidad. Una: La
burguesía sigue siendo una clase mucho más poderosa que la clase trabajadora.
Dos: La fuerza y solidez de los vínculos internacionales de la burguesía están
mucho más desarrolladas y son más poderosas que la de principios del siglo XX.
Tres: La pequeña producción sigue teniendo un papel destacadísimo en todas las
economías del mundo y como en tiempos de Vladimir Ilích
sigue generando capitalismo y burguesía cada hora de forma espontánea y en
masa. Estas ideas son muy importantes para comprender a la China actual. Si
para superar el socialismo pobre China ha tenido que abrirse al capital
internacional y permitir cierto desarrollo del capital privado, ¿cómo podemos
esperar que no se genere capitalismo y burguesía en masa y de forma espontánea?
¿Por qué hemos de estar decepcionados? Tenemos que aceptar la realidad. Les
recuerdo lo que decía Marx: el comunismo no es un ideal al que hay que someter
a la realidad, sino el movimiento que supera y anula el estado de cosas actual.
Pero el socialismo necesita todavía del capitalismo. De ahí que todavía esté
muy lejos el día de su total superación.
Una de las condiciones fundamentales del
éxito de los bolcheviques
Sólo me resta exponer las condiciones
subjetivas que hicieron posible el éxito de la revolución socialista en Rusia
en 1917. He puesto el mismo título del capítulo II de la obra de Vladimir Ilích titulada "La enfermedad infantil del
izquierdismo en el comunismo", puesto que sólo me limitaré a exponer las
ideas principales contenidas en ese capítulo añadiéndoles unos pequeños
comentarios. Una: "el partido bolchevique no se hubiera mantenido en el
poder sin una disciplina rigurosa y férrea". Hay personas que creen que la
disciplina tiene un valor en sí misma y se sostiene por sí misma, que todo
depende de que el partido en cuestión posea unos jefes muy disciplinados y que
los militantes les obedezcan en sus directrices. Al principio la representación
que se hacen esas personas es la de un partido muy semejante en su rigor
disciplinario al del ejército. Pero se equivocan. Vladimir Ilích,
con su clásica habilidad argumentativa, dice que ante esta premisa la primera
pregunta que surge es la siguiente: "¿Cómo se mantiene la disciplina del
partido revolucionario del proletariado?, ¿cómo se comprueba?, ¿cómo se refuerza?"
Y responde. Primero: "Por la conciencia de la vanguardia proletaria y por
su fidelidad a la revolución,…". No se piense que Vladimir Ilích habla aquí de la conciencia sensible, esa conciencia
que se adquiere de forma espontánea en la lucha de clases, nada de eso, de la
conciencia de la que habla aquí el líder de los bolcheviques es de la
conciencia teórica. Así que anoten muy claro todos aquellos izquierdistas cuya
conciencia tiene fundamentalmente una naturaleza sentimental, si se quiere
tener un partido obrero muy disciplinado, la primera condición es la conciencia
teórica. Y para tener esa conciencia teórica hay que estudiar muy duro.
Segundo: "Por su capacidad de
ligarse, de acercarse y, hasta cierto punto, si queréis de fundirse con las más
amplias masas trabajadoras, en primer término con las masas proletarias, pero
también con las masas trabajadoras no proletarias (gran parte de la clase
media)". Esta sí es una asignatura pendiente en la izquierda radical, que
se caracteriza justamente por lo contrario, por su incapacidad para ligarse y
acercarse a las grandes masas sociales. Y así, sin esa ligazón y acercamiento,
es imposible tener un partido obrero con disciplina rigurosa. Y tercero:
"Por lo acertado de la dirección política que ejerce esta vanguardia, por
lo acertado de su estrategia y de su táctica políticas, a condición de que las
mansas más extensas se convenzan de ello por experiencia propia". Esta
condición es muy importante para poder mantener la disciplina de un partido
obrero. Creo que la dirección política de las actuales formaciones de la
izquierda radical son en general erróneas, y su principal error está en que no
son capaces de conectar con las necesidades e intereses de las grandes masas
sociales. Vladimir Ilích culmina estas ideas diciendo
que "sin estas condiciones es imposible la disciplina en un partido
revolucionario verdaderamente apto para ser el partido de la clase avanzada,
llamado a derrocar a la burguesía y a transformar toda la sociedad".
Es legítimo preguntar qué pasó con los
partidos obreros socialdemócratas no rusos. Pues sencillamente que se volvieron
partidos social chovinistas. Pusieron los intereses nacionales por encima de
los intereses de clases. Y la base socioeconómica para que esto fuera posible
fue la transformación del capitalismo de libre mercado en capitalismo
monopolista de Estado y el surgimiento de la aristocracia obrera. Algunos se
preguntarán: ¿existe hoy día aristocracia obrera? Pues claro que sí: todos los
altos ejecutivos son aristocracia obrera. Realizan una función de trabajo,
dirigir y gestionar las grandes empresas, pero ganan en concepto de salario más
de lo que ganan los pequeños capitalistas en concepto de beneficio.
A modo de conclusión
Daré de forma enumerada las conclusiones.
Una: en la actualidad sigue existiendo la misma contradicción que 1918: se dan
de forma separada las condiciones materiales de la realización del socialismo
de las condiciones políticas. Dos: la izquierda radical europea sigue aquejada
de idealismo y de izquierdismo: sigue creyendo que es posible el socialismo
íntegro y sigue sin ganarse la confianza de las grandes mayorías sociales.
Tres: la izquierda radical sigue sin asimilar que el socialismo no es un ideal
que hay que implantar sino el movimiento que supera y anula el capitalismo. Y
cuatro: los líderes de la izquierda radical son tan sectarios, tan ciegos, que
no ven y, por tanto, no celebran que la economía pública representa el modo
práctico en que ha sido en parte superada y en parte anulada la propiedad
privada en el seno del propio capitalismo.
20 de abril de 2008.
Fuente: fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com