Las
responsabilidades penales de la banca
Vicenç
Navarro
[los banqueros, debido a sus malas prácticas, han creado la
mayor crisis financiera hasta ahora conocida desde la II Guerra Mundial, crisis
que ha causado un enorme dolor y daño a millones de personas]
Si un cirujano opera a un paciente y
comete un error, resultado de negligencia o de incompetencia, que causa su
muerte, el cirujano probablemente será sancionado, sanción que puede incluso
llegar al encarcelamiento y pérdida de su licencia de ejercer su profesión, la
cirugía. Es lo que se llama mala práctica médica. Tal sistema de sanciones es
necesario para proteger a la ciudadanía de incompetencias y negligencias de
profesionales cuyas acciones pueden afectar su bienestar y calidad de vida. Y
si un empresario debido a su negligencia y/o imprudencia daña la salud de sus
trabajadores, puede recibir sanciones que incluyan también su encarcelamiento.
Estas normas y sanciones existen en la mayoría de países de la OCDE (el club de
países más ricos del mundo). En todos ellos se considera necesario que se
desarrollen normas y sanciones que protejan a la ciudadanía del daño causado
por terceros, resultado de incompetencia o negligencia. Es más, si estos terceros
sacan provecho y se benefician de tales daños, la sanción es incluso mayor.
Estas normas y sanciones, sin embargo,
han sido totalmente ignoradas en la situación actual en la que los banqueros,
debido a sus malas prácticas, han creado la mayor crisis financiera hasta ahora
conocida desde la II Guerra Mundial, crisis que ha causado un enorme dolor y
daño a millones de personas. A pesar de ello, ninguno ha terminado en la
cárcel. La enorme incompetencia, negligencia y avaricia de tales banqueros ha llevado
a la ruina a millones y millones de personas. Y el daño era previsible, pues ya
a mediados de la primera década del siglo XXI hubo economistas como Dean Baker
en EEUU, entre otros, que alertaron de que las malas prácticas bancarias nos
estaban llevando a una situación catastrófica. Mientras, las agencias de
evaluación de bonos como Moody, Standard & Poor’s, entre otras, estaban dando excelentes notas a los
bancos que se colapsaron al día siguiente que tales agencias les dieran una
nota de sobresaliente. Y semejante incompetencia e irresponsabilidad (cuando no
complicidad) se presentó entre las agencias e instituciones supervisoras de los
bancos y del sistema bancario, incluyendo los Bancos Centrales de tales países.
Nadie –repito, nadie- ha sido sancionado.
Este silencio ensordecedor de la
actividad sancionadora de los estados es escandaloso. Pero la situación es
incluso peor. En lugar de llevar a la cárcel a los banqueros y a sus
supervisores (tanto del sector público como del privado), se les dio millones y
millones de dólares y euros, no sólo una sino dos, tres y cuatro veces, a fin
de evitar que se colapsaran, conllevando además enormes beneficios personales.
Ha sido el caso más bochornoso que ha ocurrido en los últimos cien años y que
expresa el maridaje entre poder financiero y poder político en la mayoría de
tales estados. No es de extrañar que en la mayoría de sociedades donde el
estado ha ayudado con dinero público a los bancos exista un enfado de la
mayoría de las clases populares hacia el poder político, enfado que comienza
incluso a cuestionar la legitimidad de tales estados. De ahí que se esté
intentando dar una respuesta a tal enfado.
La Comisión Europea ha propuesto hace
unos días la homologación entre los países de la UE de los sistemas de normas y
sanciones contra delitos financieros, intentando frenar los excesos en la
especulación bancaria. Pero incluso estas medidas, bastante moderadas, no han
ido más allá de ser propuestas hechas para intentar dar la impresión de que
algo están haciendo. Pero son dramáticamente insuficientes. Como bien ha dicho
el Premio Nóbel de Economía, Joseph Stiglitz, “hasta que banqueros y
responsables de las instituciones supervisoras del sistema financiero no
terminen en la cárcel, la crisis financiera no se resolverá” (Washington Block, Nov.4, 2010).
Pero no sólo no han ido a la cárcel,
sino que los representantes de la banca y de los Bancos Centrales, incluyendo
el Banco Central Europeo, están ahora diciendo que los problemas con los que
tales sociedades se encuentran, como son el elevado desempleo, se deben, no a
ellos, sino a los sindicatos y a las supuestas rigideces que -según la banca-
los sindicatos imponen en el mercado laboral en apoyo de los intereses de los
trabajadores. Véanse los continuas y repetidas
declaraciones del Gobernador del Banco de España, el Sr. Fernández Ordóñez,
atribuyendo el elevado desempleo a las supuestas rigideces del mercado de
trabajo e ignorando su responsabilidad por haber causado la crisis al no
prevenir la burbuja inmobiliaria causada por el complejo bancario-inmobiliario.
Ahora bien, la protesta popular a esta
situación comienza a tener efecto. Y algunos banqueros y sus supervisores
pueden terminar en la cárcel. En Islandia, hace un año y medio, los tres
mayores bancos –Kaupthing, Landsbanki
y Glitnir- se colapsaron, resultado de sus
actividades especulativas. Sólo la ayuda del estado les permitió sobrevivir. El
Parlamento de aquel país acaba de publicar el informe de una Comisión
Parlamentaria nombrada para averiguar la causa de lo ocurrido. En el informe se
documenta, no sólo la incompetencia, sino las malas prácticas de los equipos de
dirección de aquellos bancos, así como la incompetencia, cuando no complicidad,
de las agencias privadas (sistema de auditoría) y públicas, que en teoría
debieran supervisarlas. Como consecuencia, se han llevado a los tribunales a
los equipos directivos de aquellos bancos, así como a sus supervisores, con
petición de encarcelamiento y sanción por su comportamiento, que el informe
define como criminal. Sería de desear que en España las Cortes Españolas
nombraran una comisión para analizar las causas de la crisis bancaria española
y ver si los equipos de dirección de los mayores bancos y sus supervisores
públicos y privados incurrieron en alguna responsabilidad criminal.
Artículo publicado en El Plural
Vicenç Navarro – Consejo Científico de ATTAC España