RELIGIOSIDAD GUANCHE

 

Padre Báez *

 

Dedicado a Don Antonio Cubillo, que ha luchado, como nadie, para que se haga una estatua de tan ilustre canario, en Tegueste [Tenerife]

 

Si tenemos en cuenta, que antes y después de Agustín de Hipona, de Tegueste, él que de allí sus coetáneos vinieron antes y después del mismo lugar, a modo y semejanza del santo, conocedor y “padre del cristianismo”, al que sustenta poniéndole base filosófica, y siendo él uno de los (hermanos de sangre) guanches, de los que se dijo “ser los más inteligentes del mundo: los guanches”, ya traían una fe, antes de que en el siglo XV se la impusieran; pues, al fin y al cabo, era la misma, si bien con reminiscencias y adaptación al estar un tanto desconectados de los continentes; de donde trajeron la mayor parte de la fe o credo que profesaban, que tenían y que expresaron en sus diversas  prácticas, y que nos la mostraron con una inquebrantable moral o ética.

 

Lo de Agustín queda demostrado por los lugares que aquí conservamos, iguales a los de su origen; y que, venidos de allí, no solo nos trajeron el nombre (Tegueste), sino las prácticas religiosas propias de un cristianismo naciente y que se expandió por el norte de África, con grandes teólogos como Tertuliano -entre otros, que no es el caso citar; pues están ahí-. Y, si hablamos de Tegueste, la tierra de Agustín, puede uno equivocarse, al creer que nos referimos a ese lugar aquí -entre nosotros- porque tenemos un Tegueste en Tenerife, y dos en Gran Canaria (o Gran Tabaibal), con lo que podemos deducir, de allí nos vino un pre-cristianismo, antes que llegara el Evangelio de otra forma y época.

 

    Lo que aquí expongo, de forma breve y muy resumida, está ampliado en mi libro: “El Canario San Agustín” (santo nuestro, mucho antes que la Iglesia canonizara al hermano Pedro de Bethencourt). Remito, pues, al lector interesado a que consulte dicha publicación, donde además queda expuesta la filosofía guanche, como heredera y continuación de sus predecesores, a los cuales le son fieles.

 

    Por lo que precede, le aparece a uno que es absurdo buscar otras manifestaciones ancestrales en los guanches, cuando ya venían previamente catequizados o proto-evangelizados. Razones éstas por las que no hubo choque entre la fe que profesaban y la que les traían castellanos y otros. Todo lo que pase de ahí, son puras falacias y ganas de echar balones fuera, haciendo un flaco servicio a la verdad y a la Historia.

 

    Lo que antecede, puede ayudar a comprender lo que dijimos en el comentario: “Iglesia Guanche”, donde el paralelismo cultual y vida o práctica religiosa, con: sacerdotes, altares, ofrendas, rezos, consagradas, templos, etc., es coincidente, con lo actual, hasta tal punto, que asombra ver cómo durante más de diez siglos, los guanches -salvo matices-, conservaron una fe que, adaptada al lugar y desconectados, mantuvieron en una fidelidad asombrosa.

 

    Todo lo dicho, sin olvidar, que a través del desierto, les llegó la rama ismaelita, que, procedente de la fe de Abrahán, se apartaba de toda esa parafernalia de una falsa religiosidad o credo distinto, que quieren endosar al pueblo “cristiano-guanche”; que de alguna manera también era portador de una mística israelita o judía, que tiene como principio el de un Dios creador y único y que, a través de Moisés, legisló los mandamientos que, a la perfección, el pueblo guanche cumplía.

 

   * El Padre Báez, que en la actual persecución al cristianismo, barren también con el cristianismo implícito de un pueblo, del cual somos herederos, y que se adelantó a los evangelizadores y a la Iglesia Católica en su extensión del Evangelio al mundo, como su fundador les mandara. Aquí ya estaba el terreno más que preparado, pues nunca nadie tuvo mejor ni mayor catequista que el mismo y propio Agustín de (Hipona) Tegueste, entre otros.