Un
referéndum para la independencia
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Pedro González Cánovas
Acabamos de ver como Escocia se sometía a un referéndum para saber si
su población quería que su País fuese independiente o siguiese formando parte
del Reino Unido. Con un resultado muy ajustado, ya se ha publicado la decisión
de los escoceses, sumando la de tantos habitantes foráneos que se llega a
alcanzar un 87% del censo.
En Estados Unidos se dio un caso similar con Puerto Rico en 1995, permitiéndose
un referéndum donde se mostró que los puertorriquenses no querían seguir con
el antiguo estatus de "estado libre asociado", respetando EEUU esta
decisión y asumiendo la escogida por Puerto Rico de las tres propuestas
entonces.
Pero hay más, en 2012 fue Quebec quien voto la independencia de Canadá
libremente, como han hecho otros países a lo largo de la historia reciente. La
otra forma es declararse independiente de manera unilateral, como fue el caso de
Eslovenia, que lo hizo el 25 de junio de 1991.
Dos días antes, los doce estados miembros de la Comunidad Europea y los Estados
Unidos, habían dicho públicamente que nunca reconocerían la independencia
eslovena y que daban apoyo total a la unidad yugoslava. Pero al final Eslovenia
es un país independiente adherido a la UE desde 2004.
Las fronteras no han dejado de cambiar en toda la historia de la
humanidad, los problemas vienen cuando se producen imposiciones violentas, que
desatan más violencia. Cuando hay carencias democráticas, cuando se prohíben
los referéndum por la independencia, se retrasan los problemas de las
libertades de los países con ansias de emancipación, como está sucediendo con
el antiguo Sáhara español, con todo el sufrimiento asociado que las actitudes
violentas y colonialistas llevan implícitas.
Cuando se actúa democráticamente, cuando se impone la diplomacia y la
cordura, la historia de la humanidad no se mancha de sangre y penas, no se gasta
lo que no se tiene, no se embargan los futuros de nadie y el progreso sigue su
curso remontando, casi siempre a mejor: al menos sin violencia.
España sufre una grave carencia democrática. Apenas falta nada para que el poder eclesiástico se manifieste, adosado al poder político como antaño, para que sea efectivo que en ese estado solo hay un nacionalismo legal, que se nomina "nacionalcatolicismo" igual que cuando el régimen franquista, pues el reino de los borbones confunde igualdad con centralización y entiende por unidad el veto a la autodeterminación de los Pueblos. Si a ello le sumamos el concepto español de lo social, hay que admitir que no se puede ser más violento.
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Miembro
de ANC
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publicados en El Guanche y en El Canario