Reconversión de la industria turística de Canarias

Eduardo Vera

Muchas son las ocasiones en las que la actividad turística se entiende popularmente como nuestra principal industria. La superproducción de camas turísticas ha conllevado con el paso del tiempo la también denominada obsolescencia del sector. A este asunto le han dedicado mucha tinta: remodelar y reformar la planta alojativa antigua. Pero se ha producido más de un error realmente grave, aparte del intrusismo de banqueros y constructores en la profesión turística. Los establecimientos turísticos que no se rehabilitan caen de modo vicioso en una degeneración financiera y en una penuria administrativa.

Las urbanizaciones turísticas construidas en los 60, 70 y 80 han sido seriamente afectadas. Lo peor viene con la construcción desde 1990 hasta 2005. Parte de estos entramados urbanísticos están cayendo y transformándose en una sombra residencial basada en morosos, okupas, guaridas de delincuentes y unas residencias que, en ocasiones, llegan a ser sospechosas y bochornosas. Esto está ocurriendo de manera enquistada, especialmente tras el agravamiento de la situación bancaria e inmobiliaria de la recesión económica.

La reconversión de la industria turística de Canarias tiene que poner el énfasis en: auditoría, asesoramiento e inspección en las comunidades de propietarios que son residenciales o candidatos a serlo de zonas que anteriormente eran establecimientos turísticos y así poder evitar la grave pérdida no solo patrimonial que vive Canarias en este asunto, sino, al mismo tiempo, evitar el deterioro grave de la convivencia con unos niveles de criminalidad intolerables. Los ayuntamientos, cabildos y, sobre todo, el Gobierno de Canarias tienen que tomar cartas en este asunto.