Chácaras,
tambores y siete estrellas verdes:
¡Viva La Gomera
libre!
El
próximo 20 de noviembre conmemoraremos el 525 aniversario de la gloriosa Rebelión
de los gomeros para honra de los que protagonizaron la heroica gesta y orgullo
de sus descendientes y de todos nosotros.
Ejerciendo
el genocida Pedro de Vera como gobernador de Gran Canaria recibió una misiva de
Inés Peraza rogándole que fuese a la Gomera en socorro de su hijo Hernán
Peraza, casado con la ninfómana Beatriz de Bobadilla, en peligro por el
honorable alzamiento de los gomeros.
Pedro
de Vera reclutó el mayor número de mercenarios que pudo, dirigiéndose a La
Gomera, la isla rebelde, en dos carabelas y las barcas que habían llegado de
Fuerteventura, encontrando cercado a Hernán Peraza por los valientes gomeros,
habiendo sido hechos prisioneros más de dos cientos y deportados a Gran
Canaria.
Los
cronistas relatan como Hernán Peraza “no contento con lo que en casa tenía”
(se refieren a Beatriz de Bobadilla etc.) se enamoró de una preciosa gomera,
Yballa, que vivía en Guahedum, término en el que Hernán Peraza se había
apropiado de terrenos agrícolas que utilizaba como excusa para visitar a
Yballa, dirigiéndose a Guaheum en el mes de noviembre, acompañado de un
escudero y un paje, con lo que estaba infringiendo el pacto de colactación, que
lo hermanaba con los gomeros y gomeras, si bien es cierto que los propios
cronistas del colonialismo reconocen que “Hernán Peraza se avenía mal con
sus vasallos, tratándolos con rigor y aspereza, deseándole los amigos y
enemigos todo mal”.
Hernán
Peraza tuvo la osadía de acosar a Yballa en su propio domicilio, saliendo en su
auxilio el valiente Hautacuperche, pariente de Yballa. Los acompañantes de Hernán
Peraza (paje y escudero) lo alertaron de la presencia de los aguerridos gomeros,
por lo que trató de escapar astutamente en ropa femenina para despistar a los
gomeros que, estupefactos, le recriminaron su cobardía diciéndole que habían
de prenderle en ropa de hombre y no de mujer.
Hernán
Peraza se pertrechó de coraza, espada, adarga y no cogió nada más porque no
pudo: Hautacuperche lo ajustició con un asta en forma de dardo, con un hierro
de dos palmos, según los cronistas al servicio del colonialismo, arrojándosela
por entre las corazas y el pescuezo, atravesándolo de arriba a abajo, siendo
ajusticiados también al paje y al escudero.
El
sanguinario Pedro de Vera, avisado por Inés de Bobadilla, retornó a La Gomera
con 400 mercenarios, publicando un pregón declarando traidor y culpable a todo
aquel que no acudiese a la Iglesia a las honras fúnebres por Hernán Peraza,
haciendo acto de presencia los gomeros, considerándose inocentes, siendo
esclavizados, arrastrados, ahorcados, ahogados en el mar, con rigurosos
castigos, cortandoles pies y manos, vendidos niños y mujeres, condenados a
muerte los mayores de quince años. El cruel y genocida Pedro de Vera condenó a
muerte a los más de doscientos gomeros previamente deportados
a Gran Canaria, vendiendo como esclavos a las mujeres y niños.
Los
gomeros que juzgaron y ajusticiaron a Hernán Peraza, subidos en los cerros más
altos, proclamaban en nuestro ancestral idioma:”Ya el gánigo de Guahedum se
quebró”, gánigo que había sido utilizado en el pacto de colactación,
pactos que jamás ha respetado ni respetará el colonialismo, con el que no hay
absolutamente nada que pactar, sino la retirada incondicional de nuestra Nación.
No
es casualidad que en este mes de noviembre de 2013 las chácaras y tambores de
la rebeldía suenen por la isla entera de la Gomera y por toda nuestra patria,
aunque el colonialismo trate de disfrazar las fiestas y conmemoraciones de los
canarios con los más variados disfraces: La Candelaria en Chinet, El Pino en
Tamarant, Las Nieves en Benawaré, Los Reyes en Hero, Los Dolores en
Titerroygacat, La Peña en Maxorata o Guadalupe en La Gomera.
El
colonialismo español no ha sido capaz de exhibir ni un sólo documento que
avale el sometimiento de los valientes y aguerridos gomeros, ese es el motivo
por el cual en las Naciones Unidas no aparece la isla de La Gomera como
territorio español, aunque ese Estado es el único responsable del
aherrojamiento al que actualmente se encuentra sometida no sólo La Gomera sino
La Nación canaria entera y por el que tendrá que responder ante la jurisdicción
internacional, que considera al colonialismo un crimen de lesa humanidad, con la
peculiaridad de que los crímenes de lesa humanidad no prescriben ni con el paso
de los siglos.
Movimiento
por la Unidad del Pueblo Canario
Movimiento
UPC