¡Quiénes son ustedes para hacer desaparecer a un pueblo…!
«.» Isidro Santana León *
[...La entrada en la CE supuso la pérdida de nuestros Puertos Francos, incontestable motor de la economía de Canarias, que revertía directa e indirectamente en el bienestar de nuestro pueblo y, por el contrario, hoy somos rehenes cautivos de transnacionales que, junto a la antes mencionada casta, han desmantelado nuestros sectores productivos que sí creaban riqueza y empleo para nuestra gente...]
Jamás el pueblo canario ha participado en la construcción de su destino, esto es, mientras que ha sido la minoría caciquil y esbirril de Canarias -acatando los mandatos de la metrópoli- quienes han hecho de nuestra tierra, nuestra cultura, nuestra economía y nuestras señas de identidad un verdadero etnocidio.
No contaron con el pueblo canario para votar un Estatuto de autonomía prefabricado para mantener los intereses y privilegios de la oligarquía; no contaron con el pueblo canario para entrar en la CEE…, el pueblo canario ha sido siempre un convidado de piedra en todos las decisiones que le afecta en su vida y hoy, más que nunca, pagamos las consecuencias de una laya de golfos y maleantes que muy poco les ha importado el bienestar del pueblo ni nuestras señas de identidad, ejerciendo tiránicamente la supremacía y el abuso de poder bajo la argucia de que han sido elegidos por el pueblo.
La entrada de Canarias en la CE ha sido el peor despropósito acaecido para nuestro desarrollo cultural y económico, y fueron los anticanarios, vividores, Jerónimo Saavedra, Lorenzo Olarte y demás casta de caciques y apoltronados durante décadas en la política, quienes se pusieron de acuerdo para meter a Canarias –un archipiélago africano- en un continente diferente, por lo que tuvieron que hacer encajes con verguilla imitando a las colonias francesas. Sí, de ahí el nombrarnos, despreciablemente, como ultraperiféricos –simple eufemismo de colonia– para intentar encasillar a Canarias mediante un término, aunque la sustancia choca frontal y contradictoriamente con la realidad.
La entrada en la CE supuso la pérdida de nuestros Puertos Francos, incontestable motor de la economía de Canarias, que revertía directa e indirectamente en el bienestar de nuestro pueblo y, por el contrario, hoy somos rehenes cautivos de transnacionales que, junto a la antes mencionada casta, han desmantelado nuestros sectores productivos que sí creaban riqueza y empleo para nuestra gente.
La perversidad de esta morralla política sobrepasa la criminalidad, en cuanto egoístamente sólo han mirado para sus bolsillos, a sabiendas que nuestro pueblo sufre la marginalidad y pauperismo más deleznable, no sólo en el aspecto económico y social sino intelectual: han conseguido hacer de los canarios un pueblo de borregos y así poder seguir engañándolo y manipulando.
Entre las grandes concesiones que están el REF, se encuentra la Zona Especial Canaria (ZEC), que no es sino una herramienta para que las transnacionales no paguen impuestos en Canarias, para hacer de los puertos canarios un almacén de contenedores preparado para la especulación con terceros países y, por lo que se oye, será futura base de la OTAN para maniobras militares.
El puerto de La Luz, un gran puerto comercial –de los mejores del mundo– y de todo tipo de actividad productiva, lo han convertido en el negocio de una minoría que sacan el dinero de Canarias y ni crean empleo para los nuestros. En ese tan sinfoneado REF, también se encuentra el REA, otra concesión o privilegio que, mediante esta ley, se le hace a los importadores de la alimentación (todos políticos, familias de políticos y amigos de los mismos… como dato pondré que el mayor importador de papas en Canarias es José Manuel Soria, el corrupto impune) haciendo una competencia desleal al sector primario canario para así desmantelarlo, todo bajo la patraña del abaratamiento de la cesta de la compra.
Sin embargo, es público cómo los políticos canarios reciben ingentes cantidades de dineros para carreteras y no para la agricultura, así como subvenciones para matar el ganado guanil bajo la argucia de que se comen los pinos con que quieren llenar nuestra tierra para hacer cotos privados, hoteles rurales y entre ellos muchos campos de golf para los ricos foráneos y traidores de aquí.
Concretamente en Gran Canaria ya consiguieron la autopista de La Aldea, arteria preparada para la futura especulación y transformación de la economía del lugar, pero, además, hay dispuesta una partida de 9 millones de euros para seguir con la carretera desde La Aldea hasta Mogán. De muchos canarios es sabido que por esta carretera no pasan 20 vehículos diarios, pero la finalidad es destruir Tasarte, Tasartico y llegar hasta Guguy, barrancos donde irán los campos de golf y toda una actividad detrás típica de un parque temático.
Europa ha dicho estos últimos días que hay que matar todas las cabras guaniles para soltar más subvenciones a la forestación y, para ello, el cabildo de Gran Canaria ha hecho lo propio aprobando, junto al Gobierno de Canarias, aprobando una ley de “caza mayor” para que los cazadores de conejos y otros que vendrán de afuera hagan el trabajo sucio a la administración, ya que la popularidad y decencia de ésta quedó mancillada con la anterior matanza de cabras guaniles.
Puede que sea soez decirlo, pero han hecho de nuestra tierra una casa de putas, han acabado con nuestro diferencial etnográfico y nuestra idiosincrasia como pueblo, mas: hoy si podemos decir que los canarios no sólo somos extranjeros en nuestra propia tierra, sino también su servidumbre. Pobre Canarias y desgraciado pueblo…, ya lo dijo en un poema nuestro poeta nacional Francisco Tarajano Pérez, del que pongo un fragmento que siempre he compartido porque he visto cómo han matado moralmente a nuestro pueblo y físicamente a nuestra tierra canaria ¡jamás se lo perdonaré!
“La Europa que tú me ofreces, te puedes quedar con ella, no es que yo la desprecie, es que no nace quererla”. España algún día pagará sus constantes tropelías sobre los pueblos: de esto a mi no me queda duda.
24/11/17
* Isidro Santana León: novelista, poeta y cantaautor.
Otros artículos de Isidro Santana León publicados en El Canario y en El Guanche