ACAMPANDO JUNTO AL GUINIGUADA
¿QUÉ FUE
PRIMERO, LA CODICIA O EL…?
Félix M. Arencibia
Hoy querido amigo hermosea un día
resplandeciente, el azul y el verde se funden cabalgando sobre las cumbres y
barrancos. Magec nos anima con su energía solar,
limpia y renovable. Hace unos días leí un artículo de Ignacio Escolar, periodista, y no estoy de acuerdo en varios
aspectos con él, aunque otras veces sí lo esté. Criticaba al dirigente
socialista José Bono, que porque proponía que los jueves fueran festivos en el
Congreso de los Diputados, “que con un pleno el martes por la tarde y otro el
miércoles por la mañana ya iban sobrados”. Se quejaba que “la respuesta a la
mayoría social (entre el 66% y el 80%) que apoya a los indignados sea una
reducción de jornada” le parece una torpeza realizada adrede.
Pensaba Escolar que parecía que la clase
política asumía todas las críticas de la currantes de a pie mientras que los
grandes empresarios y financieros se libraban de sus iras, los verdaderos y
únicos culpables de situación crítica de la economía. Razonaba que los
representantes, que no nos representan como dicen los del 15-M, se merecían y
le resultaba a veces poco, el sueldo que ganaban trabajando en beneficio del
ciudadano. Lo que advierto es que ellos son los únicos que se suben los
sueldos, que siempre lo hacen por unanimidad, que me parecen excesivos teniendo
en cuenta los sueldos de los ciudadanos normalitos.
Que si quieren ganar más se conviertan en empresarios o se incorporen a empresa
privada, aunque a estos se les debería controlar, sobre todo cuando han sido
protagonistas negativos de esta debacle que estamos sufriendo. Algunos de
nuestros mandatarios sin haber pasado por la política no hubiesen sido tan
destacados como profesionales, por ineptitud y la falta de los contactos que
les da el ejercicio de la cosa pública. Algunos quizás hubieran mejorado sus
emolumentos, pero creo que los menos.
Además hay que tener en cuenta que las
leyes que rigen las actividades de los grandes empresarios y los financieros,
incluidas esa letra pequeña abusadora y traicionera, las han creado la clase
política en las cámaras legislativas. Que gran parte del tiempo de sus señorías
lo dedican en realizar esas leyes que perjudican a las clases medias y
trabajadoras, y al pequeño y mediano empresario. No lo utilizan para fomentar
la participación ciudadana acercándose a sus votantes y consultarles sobre
diversos temas que les atañen. Con recibir su voto cada cuatro años tienen
suficiente, no necesitan tener más confianzas. Además están muy atareados, como
apuntaba, trabajando en las normas y leyes que legalizan las prácticas
abusadoras de las grandes empresas, sus patronos, como las de telefonía, por poner
un ejemplo.
Esto puede resultar duro, pues seguro que
hay un buen número de políticos que llegan a la política con las mejores de sus
intenciones, cosa que no niego. Sin embargo el sistema no está hecho para los
buenos propósitos. Estos legisladores y administradores terminan ahogados por
el sistema económico y los aparatos de los partidos. Llegan ellos a creerse con
el tiempo que pertenecen a una casta superior a la que los recortes y
sacrificios de los demás mortales no debe tocarles. Eso está para los parias
obreros y profesionales de clase media. Para ellos no existe los traumas del
paro, revolver en las basuras buscando alimentos, trabajar horas sin cobrarlas
y donde ser un “mileurista” es una gran suerte. Sin
embargo bastante de los que nos rigen ganan más en un mes que aquellos en todo
el año. Por ahí andarán algunos repitiendo lo del chocolate del loro, la
demagogia, palabra mágica que estira la ética a límites borrosos. Viven en una
burbuja que les aleja de cualquier realidad doliente de los parias e intocables
de esta sociedad. Sí, como reflejaba en el ambiente de sus novelas el escritor
canario Benito Pérez Galdós,
especialmente gráfica en “Misericordia”. Por cierto en la actualidad las calles
de Madrid están llenas de mendigos como en el siglo XIX. La verdad que nos
gustaría que hubiera más Julios Anguita, ese demagógico lunático, para algunos.
A ver si se animan sus señorías a imitarle, se los agradeceríamos todos, entre
ellos los indignados, que cada vez somos más. ¿Qué fue primero la economía insolidaria o sus servidores en la política? Hay tienen
para pensar un rato.
Bueno amigos, les dejo con uno de los
pensamientos del escritor e intelectual solidario Eduardo Galeano: “La economía es cada vez más antidemocrática,
mientras la gente pasa del entusiasmo a la desesperanza…”. “La ciencia de la
economía, lo que parece nunca es. La buena suerte de los números tiene poco o
nada que ver con la dicha de la gente”.
http://doramas1924.blogspot.com