Desde la tercera

 

¿Pura casualidad?

 

Ramón Moreno Castilla

Dando por sentado que en la escena internacional nada ocurre por casualidad ni nadie "da puntada sin hilo", lo que está sucediendo en Canarias, situada en una zona geopolítica caliente del planeta, no obedece a un hecho casual ni mucho menos. La cuestión del Sáhara, y todo lo que ello implica, sigue gravitando sobre nuestro Archipiélago y mis artículos de opinión más recientes publicados en este periódico han marcado un punto de inflexión en nuestro aciago devenir. Y lo digo, aunque pueda parecer una pedantería, sin ánimo de atribuirme ningún mérito personal que no sea decir lo que pienso y "retratar con mi gran angular" todo lo que está pasando en esta tierra, con una descripción lo más rigurosa posible y con la "objetividad subjetiva" de un patriota canario absolutamente irreductible e inaccesible al desaliento.

Así, artículos como "Los derechos del Estado ribereño", 8 de enero; "Los intereses de Estado", 22 de enero; "Canarias-Marruecos, el Eje Atlántico", 5 de febrero; "Piratas del Atlántico", 19 de febrero; "El santuario polisario", 4 de marzo, y "Petróleo por independencia", 18 de marzo, entre otros, han desatado una vez más las recalcitrantes posiciones imperialistas, y la tan cacareada españolidad de Canarias ha vuelto a estar presente en un falso debate, al que se ha incorporado el tema del petróleo con toda la parafernalia mediática a la que estamos asistiendo. Se ha llegado, incluso, a cuestionar y despreciar la Convención de Montego Bay, una auténtica constitución de los océanos, considerando los espacios marinos donde supuestamente están situados los yacimientos petrolíferos como aguas españolas, cuando son claramente aguas marroquíes. Y, por lo visto, según algunos, de Derecho Marítimo solo sabe quien habla o escribe de lo "española" que es Canarias, de este "territorio español", de "aguas españolas", "mediana española", etcétera, etcétera.

Y como ya ha pasado en otras ocasiones, el contencioso histórico entre Argelia y Marruecos y el apoyo incondicional de Argel al llamado Frente Polisario (con el objetivo de establecer un Estado títere que posibilitara la salida al Atlántico del gas argelino, la pretendida RASD) han hecho acto de presencia aprovechando la polémica y el revuelo existentes. En este contexto se inscriben las intervenciones del representante del Frente Polisario en la ONU, Ahmed Bujari, en nuestro Archipiélago, quien ha declarado a la española agencia EFE "que Marruecos no está legitimado para disponer de los recursos petroleros saharauis", lo que constituye, en mi opinión, y lo reitero, un asunto interno de Marruecos que no admite injerencias. En esa "ofensiva diplomática", Bujari y el representante del Polisario en Canarias, Hamdi Mansur, visitaron este diario la semana pasada, lo que pone de nuevo en valor la pluralidad e independencia de este grupo de comunicación. En declaraciones a EL DÍA, el embajador polisario declaró que "Francia es el obstáculo principal que impide la celebración del referéndum de autodeterminación en el Sáhara". Una deriva nueva que interrelaciona el hecho de que Francia haya sido la antigua metrópoli de Argelia, lo que no es un hecho anecdótico, precisamente.

Total, que todo este jaleo tiene un claro e inequívoco responsable: esa España decrépita y decadente, repito una vez más, que está al borde del rescate europeo, pero a la que el Partido Popular quiere reconvertir en "imperial" y que vuelva a ser "rica" (¡apropiándose de los recursos ajenos!), para lo cual pretende extraer petróleo más allá de sus propias fronteras, en el continente africano y en la zona económica exclusiva de otro país, con el objetivo prioritario de reducir la enorme dependencia energética de España del exterior con la importación de crudo. Para ello, el fundamentalismo de ese Gobierno del PP ha llegado a la paranoia de negar la propia realidad geográfica y vincular esos yacimientos de hidrocarburos a la ficticia e impuesta, por la fuerza de las armas, "españolidad de Canarias", lo que no se sostiene con el Derecho Marítimo en la mano. Además, los permisos otorgados a Repsol son nulos de pleno derecho, ya que España se propone perpetrar un auténtico acto de piratería al querer explotar por su cuenta unos recursos naturales situados en el subsuelo marino correspondiente a la plataforma continental de Marruecos. ¿Qué pretende España? ¿Originar un conflicto bélico con nuestros vecinos? Porque no se explica tamaña tozudez ni tan flagrante conculcación de la legalidad internacional.

Recuérdese que ya en el año 2001 Marruecos consideró inaceptable el permiso que España concedió entonces a Repsol/YPF sobre las mismas cuadrículas que ahora presentando una enérgica protesta diplomática que enfriaron las relaciones entre Rabat y Madrid, lo que dio lugar al ridículo y rocambolesco episodio del islote Perejil (Leila para los marroquíes, dentro del mar territorial de soberanía de Marruecos) ordenado por el ministro de Defensa del Gobierno de Aznar Federico Trillo, nombrado ahora embajador en Londres por el Gabinete de Rajoy. "Reconquista" que fue el hazmerreír de las cancillerías europeas y de la comunidad internacional en general.

Ese "modus operandi" es la impronta de España, que esquilmó las riquezas de sus antiguas colonias y que ahora pretende hacer lo propio en este enclave de ultramar al que lleva explotando ya desde hace seis siglos, ¡¡que se dice pronto!! Porque lo reitero hoy: como decía anteayer, domingo, en mi artículo "¿Cuál plataforma continental?", esos yacimientos de hidrocarburos están en aguas adyacentes entre Canarias y Marruecos y, por tanto, son recursos naturales canario-marroquíes. Otra cosa bien distinta es que Marruecos permita que España comparta su plataforma continental y repartirse "fifty-fifty" el petroleo y/o gas, que también nos pertenecen.

¡¡En ese hipotético caso estaríamos, sin duda, ante otro escenario nada favorable para Canarias!!

rmorenocastilla@hotmail.com