Psicopatología del Desempleo Laboral en Canarias

 

Félix Román N. Rodríguez *

[...El desempleado crónico canario termina por convertirse en un incapacitado permanente, el desempleado desmovilizado, aislado, protegido y controlado por el seguro de desempleo pierde inevitablemente conciencia de clase, se despolitiza, y queda convertido en un ser desplazado y marginado que ha de luchar en solitario, con pocos recursos y escasas esperanzas por la propia supervivencia y la de su familia...]

El tema del desempleo laboral en Canarias se está convirtiendo en algo tan usual que corre el riesgo de dejar de ser noticia y objeto de atención de los profesionales de la información, como consecuencia de un sentimiento generalizado de que se trata de un fenómeno económico-social, con el que estamos condenados a convivir.

Comprender el fenómeno del desempleo laboral en Canarias en sus dimensiones humanas, social y económica requiere un análisis profundo de lo que significa “estar desempleado” en nuestra tierra, significado que sólo se nos revela, por otra parte si analizamos lo que significa “tener trabajo”.

No es factible realizar aquí este análisis con cierto detenimiento, pero sí me considero en el deber de apuntar algunas ideas que bien podrían vertebrar un estudio de varios cientos de páginas.

Sin entrar en cuestiones de definición y de lo que se deba entender o no por “trabajo” se acompaña de una serie de connotaciones y significados que trascienden la propia conducta laboral de los canarios (producción o servicio).

El trabajo se está convirtiendo en un medio esencial para la satisfacción de muchas necesidades de toda la familia canaria. Algunas solemos calificarlas de básicas, pero existen otras que pocas veces se toman en consideración, se trata de necesidades con un elevado componente socio-cultural que, debido precisamente a la inseparabilidad real y profunda que se da entre lo biológico  y lo socio-cultural, que tanto caracteriza a nuestra gente adulta, se han vuelto tan básicas y tan primarias como muy pocos se hubieran podido imaginar jamás, me estoy refiriendo a necesidades como la autoestima, la necesidad de respeto por parte de todos nosotros, la necesidad de actividad creadora, etc.

Estar desempleado no es simplemente “no trabajar”. Aparte del estado de déficit que experimenta la persona que lo sufre, como consecuencia de la no satisfacción de las necesidades vinculadas con el trabajo, nuestra sociedad ha previsto un status social para el trabajo, pero no así para el que está desempleado.

No me deja de resultar extraño que un fenómeno de tan amplias resonancias, haya sido tan poco investigado desde el punto de vista comportamental y de sanidad. Los pocos estudios realizados en Canarias muestran que tienen numerosos efectos negativos, pero no se ha sistematizado la indagación sobre el progresivo deterioro a que están expuestos quienes lo sufren de un modo directo y prolongado.

Si la situación de desempleo laboral (obligado, se entiende) es una situación patógena, podemos preguntarnos cuáles son sus manifestaciones, sus raíces, y sus consecuencias, muestra una vez más que la situación del desempleo laboral en Canarias parece incidir en muy diversos factores que en grado notable constituyen un perfil patológico del desempleado, y en el que están presentes numerosas alteraciones comportamentales, un amplio espectro de trastornos psicosomáticos como cefáleas, alteraciones del peso, palpitaciones, hipotensión, náuseas, vómitos, dolores abdominales, inapetencia, impotencia sexual, frigidez y eyaculación precoz, etc.

Contrariamente a lo que pudiera parecer las consecuencias del desempleo en Canarias sólo afectan a quienes lo sufren personalmente. El ciudadano canario común debido a su capacidad de participación puede sufrirlo como amenaza, es así como el miedo al desempleo provoca una serie de efectos (búsqueda y reserva de otro puesto de trabajo antes de tiempo, psicosis colectiva de desempleo, tolerancia de máximas injusticias en el contexto laboral ante el temor a perder el puesto).

Cuando los canarios sufren la situación de desempleo existe una primera fase de que el individuo está ocupado en la tramitación de asuntos burocráticos para la percepción del subsidio, indemnizaciones, etc; se dedica a buscar un nuevo trabajo. Es, con posterioridad a esta fase cuando se pone en marcha todo el proceso de patologización propiamente dicho (ansiedad, depresión, agresividad, rigidez, reacciones inconscientes, alteraciones del sueño, alteración en las relaciones familiares, pérdida de la autoestima, sentimiento de culpabilidad, pérdida de autoidentidad, alcoholismo, toxicomanía, apatía, indiferencia, abandono, intentos de suicidio, etc); todo ello conduce a un deterioro del individuo y que repercute negativamente en la potencialidad de los recursos humanos destinados al trabajo y al bienestar.

Se deterioran las capacidades personales, las habilidades sociales, la capacidad profesional, y esto también debe incluirse en el conjunto global del desempleo.

El desempleado crónico canario termina por convertirse en un incapacitado permanente, el desempleado desmovilizado, aislado, protegido y controlado por el seguro de desempleo pierde inevitablemente conciencia de clase, se despolitiza, y queda convertido en un ser desplazado y marginado que ha de luchar en solitario, con pocos recursos y escasas esperanzas por la propia supervivencia y la de su familia.

Vive obstinado en conseguir trabajo como sea, de lo que sea, en lo que sea, busca y busca, y rebusca pero no consigue nada, y termina por no buscar nada, y así cae en la desesperación, en el desánimo, en el aburrimiento, en la resignación. Al vivir su situación de forma personal y subjetiva se sentirá inseguro, fracasado, culpable y hastiado, sufrirá depresión llegando incluso a suicidarse.

 Concluyo haciendo una breve referencia a algo que es preciso tomar en serio: los hijos de los desempleados canarios,  los niños que pertenecen a familias desempleadas recogen y reelaboran mensajes de crisis y conflictos familiares fundamentalmente por medio de las actividades lúdicas en las que proyectan los roles de los padres, de los hermanos, de los familiares y conocidos. En muchos de estos juegos se refleja la división social del trabajo familiar, pero la situación del desempleo, crea unas actividades distintas en el grupo familiar criticando negativamente los sistemas de valores sociales, políticos, económicos, y religiosos vigentes en su entorno.

Este ambiente familiar es propio y hasta generador de una serie de patologías infantiles de un costo humano social y económico enormes.

*Escritor y contertulio de la emisora La Voz de Rusia en Canarias

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