El progresismo, el
socialismo y las guerras en Tv.
Rafael Gonzalez *
Si bien uno se acostumbra a leer y escuchar barbaridades de todo tipo
en la calle, donde muchas personas con poca formación expresan a veces
desafortunados comentarios sobre hechos que no conocen en detalle o de los que
tienen sólo vagas referencias, no por ello puede uno dejar de asombrarse cuando
lee ciertos comentarios en determinados foros cibernéticos en los que se supone
que el participante tiene algún tipo de formación académica (o al menos se la
auto atribuye).
Hace pocos días, leí que cierta persona justificaba un discurso
racista de Felipe González contra los saharauis, en el que alababa a la
monarquía alauita y decía poco más o menos que los saharauis eran una tribu
marroquí que debía dar gracias al país ocupante por dejarlos seguir vivos. Pues
bien, esta persona, en lugar de reflexionar mínimamente sobre los continuos
casos de torturas, desapariciones, saqueos y demás atrocidades denunciadas por
testigos e incluso probados por filmaciones de personas no comprometidas con
los saharauis, se limitaba a excusar al ex presidente español alabando “su
profundo conocimiento de Marruecos, Sáhara y
Canarias”.
En la misma línea, esta persona decía textualmente sobre nuestro papel
en la OTAN, que “gracias a la OTAN fuimos capaces (los españoles) de resolver
el problema militar histórico de España, lo que no nos vino nada mal para
consolidar la democracia que disfrutamos”.
¿Cómo es posible que existan personas que con cierta instrucción y
edad lleguen a opinar este tipo de cosas sin sonrojarse y sigan
autocalificándose como “de izquierdas” simplemente por el hecho de alabar a un
personaje ligado al partido “socialista-obrero” español?. Porque no se trata en
este y otros muchos casos de un joven contertulio ignorante de cómo se
produjeron los sucesos históricos que quedan ya para él muy atrás en la
Historia como para provocarle curiosidad.
Pues bien, pienso que este tipo de posturas son fruto del actual
sistema de desinformación montado con paciencia durante las últimas dos décadas
y media por los lobbies de la comunicación radiofónica y televisada, muy
cercanos a los círculos de poder del susodicho partido socialdemócrata de
España.
Como bien analiza Guillermo Toledo en su reciente libro Razones para la rebeldía, el capitalismo
necesitaba de un partido que con ideología presuntamente de izquierdas,
atrajera a las personas progresistas pero que en realidad obedeciera a los
intereses del capital y las multinacionales, incluyendo en esa obediencia la
justificación de las acciones bélicas en el extranjero.
Los medios de comunicación de masas hoy en día son una herramienta
indispensable del poder, son los encargados de convencernos de que cualquier
guerra es necesaria, repitiéndonos para ello incesantemente las mentiras o
verdades a medias que necesitamos captar para no condenar una situación
aparentemente injusta. Es la filosofía de Goebbels, el ministro de propaganda
nazi, de que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad.
El periodista Pascual Serrano, en su libro Traficantes de información, describe en detalle estas relaciones
entre los “dueños del mundo” y “los dueños de los medios”. Los directivos y
accionistas de las cadenas de Tv y radio ponen la
información al servicio de los poderosos. La falsa sensación de que existe variedad donde
elegir, de que hay numerosas cadenas de Tv, radio
o prensa, se cae ante el hecho de que
distintos medios comparten a tertulianos, comentaristas, columnistas,
accionistas, y demás personajes. La información “oficial” llega al ciudadano
desde los denominados “grupos de comunicación”, que tienen un objetivo común,
el de acaparar audiencias, y por tanto, crear conciencia sobre la postura a
tomar ante determinada guerra o determinada acción económica o social. Más que
informar, se diría que se dedican a desinformar, a crear opinión sobre sucesos
cuyos detalles no pueden contrastarse por otros medios por parte del
espectador.
Como dice Guillermo Toledo, “no hay libertad de prensa porque no hay libertad
de opiniones dentro de la prensa”. Muchos periodistas quedan limitados en su
acción a reiterar lo que las agencias informativas dictan como “susceptible de
subir audiencia” o de atraer la curiosidad de un público poco formado y sin
capacidad de crítica por tanto.
Entre este punto de la Historia y el fanatismo, poca distancia hay. Y
por desgracia, no ocurre solamente cuando gobierna el partido que representa
presuntamente a la derecha española.
En es en este contexto histórico que vivimos, en el que priman los
minutos de telebasura, tanto en su versión
informativa como de ocio, donde surgen las personas como la que describía
anteriormente. Y es que si no tenemos capacidad para contrastar lo que oímos,
terminamos por aceptar como bueno lo que nos cae las 24 horas desde la pantalla
y la radio. “Si todos lo dicen, debe de ser verdad”. De esta forma se puede
transformando la realidad poco a poco, cambiando los hechos históricos, los
detalles, para que lo que en su momento fue criticado por muchos, se acepte
ahora como “la mejor solución posible”, como inevitable o incluso adecuado al
momento.
Vivimos en un ambiente tétrico a mi parecer en este sentido, que raya
en el absurdo del “Mundo Feliz” de Aldous Huxley, o en el sometimiento al “gran
hermano” de la novela “
Es posible sentirse socialista, progresista o defender la democracia
sin tener que rendir culto y fidelidad al partido socialdemócrata que gobierna
por ahora en el Estado español. De hecho, hay muchos socialistas que no
militaron nunca en ese partido. No caigamos una y otra vez en la trampa del
voto útil y de la doctrina de la unidad de la izquierda en torno al partido
socialdemócrata, como única solución posible para afrontar los problemas. Ya va
siendo hora de que nos comportemos políticamente como adultos.
* Militante de Sí se
puede en Tacoronte.