El principio de Arquímides
«.» Ramón Moreno Castilla *
[..., una demoledora carga de profundidad, que hará emerger inexorablemente las megacontradicciones de la tan cacareada "españolidad de Canarias"....]
Dice el famoso principio de este sabio griego (Siracusa, 287 a. de JC.) que: "Todo cuerpo sumergido en un líquido sufre un empuje hacia arriba equivalente al peso del volumen del líquido que desaloja". Pues bien, este principio, uno de los fundamentales de la hidrostática, tiene su "aplicación" en nuestro Archipiélago -por muy inverosímil que parezca-, aunque se "manifieste" de forma diferente. Por un lado, se contradice la propia ley física; y por otro, emergen implacables las enormes contradicciones de nuestro anacrónico "status" colonial.
Así vemos cómo nuestras Islas se "hunden" literalmente en el Atlántico, ante la impresionante carga demográfica que soporta nuestro territorio, producto de la continua avalancha de foráneos que nos invaden por puertos y aeropuertos, dada la consentida permeabilidad de nuestras, por otra parte, inexistentes fronteras marítimas y espacio aéreo. El resultado de esta caótica y trágica situación es patente y el problema puede ser irreversible. De una parte, se está consiguiendo (que al parecer es de lo que se trata) ir laminando las señas de identidad de este pueblo; y, por otra, nuestro espacio vital se agota irremediablemente, sin que podamos hacer nada. Y todo ello porque, en ambos casos, no se produce el necesario "empuje hacia arriba" de una imprescindible e inaplazable Ley de Residencia -pese a la libre circulación de personas que nos impone la UE- que regule nuestra densidad de población; lo que evidencia la sangrante e insostenible indefensión político-jurídica de Canarias.
Y por otro lado, el principio de Arquímedes tiene una inaudita "formulación anticolonialista", que trasciende la física, y que bien podría ser objeto de una tesis doctoral, con calificación "cum laude", dado el caso paradigmático de Canarias en el contexto internacional. Sería esta: "Los perversos y encubridores eufemismos inmersos en la ignominiosa estrategia de desinformación y manipulación de la verdadera situación de Canarias (donde la "opinión publicada" sustituye, subrepticiamente, a la "opinión pública") experimentan una fuerza emergente de tal magnitud que hace aflorar la verdad y la legalidad en la misma proporción e intensidad que aquella".
Lo que es rigurosamente cierto. Tal es así, que la semana pasada hemos asistido estupefactos a otro acto esperpéntico de la política-ficción de Canarias, escenificado en el Senado español, cuando la Cámara Alta "aprobó" una moción presentada por Coalición Canaria, en la que "se insta al Gobierno del Estado a impulsar la delimitación de los espacios marítimos archipelágicos canarios". Proceso delimitatorio que es metafísica y legalmente imposible llevar a cabo con nuestro actual "statu quo".
Pero lo más rocambolesco de esta iniciativa de CC -con un falso soporte jurídico- radica en el hecho, absolutamente kafkiano, de basar dicha moción en la fantasmagórica Ley 15/78 de 20 de febrero sobre Zona Económica Exclusiva española (BOE Nº 46 de 23 de febrero de 1978), que consta de cinco Artículos y dos Disposiciones Finales; la cual, pese a estar instituida y promulgada, no está desarrollada y, por tanto, ¡no existe jurídicamente! O sea, España no ha trazado todavía los límites exteriores de su supuesta ZEE, ni ha enviado al secretario general de la ONU copias de las cartas marinas y coordenadas geográficas con el "datum" geodésico, tal como se establece en la Parte V, Atículos 74 y 75.2 del vigente Estatuto Jurídico del Mar, o Convenio del Mar, emanado de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho Marítimo, firmada en Montego Bay (Jamaica), el 10 de diciembre de 1982.
¿Qué tomadura de pelo es ésta? ¿A quiénes pretenden engañar y confundir? ¿Todavía no se han enterado los Servicios Jurídicos de CC de que una cosa son los deseos -que comparto- y otra muy distinta, la realidad? Como ya dije el jueves día 8 en una breve intervención en el programa "Buenos Días" de la TVC; y en una entrevista que me hiciera una periodista del periódico El Día, publicada el sábado día 10, la moción aprobada por el Senado español queda reducida en la práctica -al igual que la mencionada Ley 15/78- a una mera y simple declaración de intenciones, sin más efectos. Una especie de "brindis al Sol", a la que España es tan proclive; sin duda, por la ancestral percepción de que en el otrora Imperio español nunca se ponía el astro rey.
Por todo lo expuesto, sigo insistiendo machaconamente en que jamás el nacionalismo canario (del que soy un claro e inequívoco exponente) ha tenido un "arma política" más letal y de tanto calado -nunca mejor dicho- como es la reivindicación de la urgente demarcación de nuestras fronteras y espacios marítimo y aéreo, que España no puede en modo alguno acometer, dada nuestra extraterritorialidad.
Una reivindicación en la que subyace un sublime ejercicio de soberanía, que tendrá que materializarse más pronto que tarde, y que supone una demoledora carga de profundidad, que hará emerger inexorablemente las megacontradicciones de la tan cacareada "españolidad de Canarias". Por ejemplo, ¿por qué España no nos "saca" de una vez de la ZEE de Marruecos donde estamos incluidos -excepto La Palma y El Hierro- desde el año 1981? ¡Ese es el verdadero nudo gordiano de la cuestión!
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