El principal enemigo
José Antonio Infante
La desconfianza de los
denominados mercados -por no utilizar la terminología marxista y llamarlos
capitales- sobre la economía occidental presiona por variados frentes, aunque
dos de ellos con diferencia se disputaban hasta hace poco el liderazgo, la
medalla de oro, el primer puesto: uno de los aspirantes a "The main enemy"
económico era el excesivo endeudamiento tanto público como privado, siendo el
otro peligro más destacado la falta de crecimiento y el encefalograma plano.
Ya podemos proclamar
que ha ganado lo segundo. España, por ejemplo, no aparece en realidad como
excesivamente endeudada, siempre que hablemos de porcentajes de PIB en relación
a la mayoría de países de la UE o de EEUU. Fíjense que ya nos gana Italia como
la que paga la prima más alta después de los descalabrados Grecia, Irlanda o
Portugal. Canarias, bien en deuda, gracias. La economía privada del Estado
español sí que tiene índices elevados de dependencia crediticia exterior,
aunque también es verdad que aquí hasta el más humilde de los humildes se ha
comprado su pisito -como mínimo-. En Europa parte de la gente vive de alquiler.
El enemigo principal
es que nos hemos estancado tanto a nivel canario como estatal, europeo,
occidental y ahora también mundial. La grafica de la "L" parece
proyectarse para laaaaargo.
El Banco Central
Americano, la Reserva Federal, tiene el dinero a precio cero dólares con cero
centavos, y el europeo, que tenía la intención, según su presidente, Jean
Claude Trichet, más chulito que nadie, de subir un
cuartito de punto cada vez que se reunieran, ha abandonado semejante
atrevimiento. Está claro que el primer objetivo ya no es sanear y sanear.
Implantar la rigurosidad presupuestaria y el ahorro. Cortar de cuajo para la
radical austeridad en pos de la posteridad. Poner al día inmediatamente las
cuentas de todo quisqui, implantar la podadora e introducir en las
constituciones el límite de déficit. No. Eso solo fue un calentón de una
parejita.
Los americanos siempre
lo han tenido más claro y han dejado que su moneda se devalúe progresivamente
con respecto al euro, aunque ya es historia también para Europa, un objetivo
secundario. Ahora van a tener que descubrir la pólvora determinando que lo
principal es luchar contra el parón que se ceba en
sus propias demandas con la caída imparable del consumo.
A pesar de que los
"yankies" deben más que mil pares de
demonios, según la ley de Dios, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, presentó ante el
Congreso otro paquete de medidas para impulsar la creación de empleo con un
coste de 300.000 millones de dólares (213.427 millones de euros). La mayor
parte de ese estímulo vendrá de recortes de impuestos, gasto en infraestructuras
y ayudas directas a los gobiernos locales y estatales.
"Necesitamos
hacer cosas que tengan impacto directo en el corto plazo para el crecimiento de
la economía y la creación de empleos, y el presidente adelantará las propuestas
que puedan lograr exactamente eso", dijo el portavoz de la Casa Blanca,
Jay Carney.
Y es cierto. Me decía
un amigo bancario: "La gente es que ya ni pide créditos". El
auténtico cáncer es que, según anticipa el centro de estudios del BBVA, la
economía española va a crecer en el cuarto trimestre de 2011 un 0,1%. Nada, un
globo pinchado en un palo, dadas las cifras turísticas o de la balanza
comercial. Las expectativas eran otras y todos los organismos dedicados al tema
corrigen las cifras de crecimiento europeas, no así y tanto las americanas.
¿Por qué? Pues porque
con un euro a un cambio de 1,41 dólares y al alza; con el precio del dinero por
encima del determinado por la Reserva Federal en su política expansionista y
con la obsesión por recortar y recortar sin que Europa actúe decididamente de
paraguas refractario sobre las jaurías interesadas en poner en entredicho la
deuda soberana de los países más expuestos, y a costa de la estabilidad de sus
propios sistemas de cobertura, los jefazos agazapados tras Merkel
y Sarkozy han decidido encarar la situación de una
forma en que la política económica estadounidense aparece como si fuera de
izquierdas, con respecto a la ortodoxia inquebrantable en cuanto a la única
terapia de represión de gasto impuesta por Europa.
"Hasta en el
exceso existe una moderación" (Benjamin Disraeli). "El no llegar es
tan malo como pasarse. El hombre inteligente siempre va más allá, el imbécil se
queda más acá" (Confucio).