LAS PONENCIAS
DEL P.R.A.I.C. (I)
Francisco Javier González
CONSIDERACIONES PREVIAS ACERCA DE LA HISTORIA.
Un Partido que aspire a
ser organización de vanguardia de las clases trabajadoras de una nación
colonizada tiene que trazar su camino -obligatoriamente nacionalista y revolucionario-
a través del análisis de la situación real del país y de los intereses de las
clases a las que representa. Todo análisis de este tipo ha de partir, por
fuerza, de la realidad histórica de nuestro pueblo, al que cinco siglos largos
de dependencia y dominación, ejercida desde fuera en todas las áreas de su
expresión, con una economía, una cultura y hasta una religión impuestas por el
dominador, han terminado por darle una falsa identidad en un proceso de
aculturación -cercano al etnocidio- permanentemente mantenido desde el siglo XV
por el poder colonial español y sus testaferros criollos.
El Partido debe basar su
proyecto de lucha en el hecho incuestionable de que la cultura nacional es un
arma en la lucha de liberación popular de cualquier nación oprimida o
colonizada, al igual que la cultura hegemónica lo es de la continuidad de la
situación de dependencia. La cultura es, a la vez, producto de la historia y
motor de la misma y el medio de que la clase explotada tome conciencia de sí
misma. Partiendo del conocimiento y comprensión de su propia historia, con la
consecuente recuperación de su identidad, es como podrán las masas populares
adquirir la conciencia necesaria para rechazar la cultura impuesta por el
binomio colonial-capitalista creando la suya propia, la del pueblo sometido, lo
que constituye en sí mismo un acto de liberación, preludio del necesario
movimiento de liberación popular que la debe llevar a cabo.
Pero la historia que se
nos muestra es siempre la de las clases dominantes. La historia, que en todas
las épocas y civilizaciones ha figurado escrita en los libros, que se ha
enseñado en las escuelas y que ha influido ideológicamente en los pueblos, es
siempre -y podríamos decir que por definición- un reflejo de la ideología de la
clase socialmente dominante que la utiliza políticamente como parte de su
aparato de dominación para perpetuar la hegemonía de sus propias concepciones.
Así, la historia, aún
siendo un reflejo de la lucha de clases, se relata según quién la escribe y en
cada caso es la clase hegemónica la que tiene la capacidad material de hacerlo
y quién impone una determinada interpretación de los hechos históricos de
acuerdo a sus propios intereses. No podemos, por ello, hacernos ilusiones
acerca de la recuperación por los canarios de nuestra historia real, como no lo
ha sido para ningún pueblo colonizado hasta el momento de la ruptura del
sistema colonial y aún entonces dependerá de quienes hayan puesto fin al
sistema, como nos demuestra la realidad de las excolonias españolas. Solo será
posible recuperar íntegramente, a nivel social, la verdadera historia de un
pueblo oprimido y colonizado como el nuestro a partir de la conquista del poder
político por las clases trabajadoras que formen ese pueblo. En ese momento no solo
estaremos en condiciones de hacer e intervenir en nuestro devenir histórico,
sino también de apalabrar el relato del mismo, de escribir la historia que nos
concierne. Se impondrá entonces nuestra propia visión e interpretación de los
acontecimientos desde la óptica de nuestra clase. Solo entonces, frente a la
historia de los señores feudales y esclavistas de los primeros tiempos de la
colonia, y frente a la de los monopolios imperialistas y el estado
colonial-capitalista que hoy nos domina con la complicidad de una burguesía
criolla españolizada y españolista, se podrá escribir una Historia Popular de
Canarias con un método científico y claro que nos permita comprenderla como el
resultado del desarrollo de la lucha de clases en este territorio africano, reducido
y fragmentado. Este método, esta visión obrera de la realidad es el
materialismo histórico, al que debemos remitirnos como base de nuestro
pensamiento, aún siendo conscientes de las dificultades que pueden
presentársenos para su correcta aplicación.
Hoy por hoy estamos en
condiciones de afirmar que es mucho más lo que se nos oculta deliberadamente,
los conocimientos que sin una interpretación cabal y sin la necesaria
divulgación quedan dormidos en los anaqueles universitarios que el trabajo que -a nivel de especialistas- queda por aclarar.
Se impone por ello sacar a la luz y llevar al conocimiento del pueblo todos
aquellos aspectos de nuestra historia y su interpretación correcta que
permanecen guardados por quienes nos explotan y que pretenden seguir
manteniéndonos en la ignorancia, o peor aún, en la semiignorancia
dirigida y en la mentira repetida que se convierte en verdad oficial, antesalas
todas ellas de la sumisión.
---» Continuará
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