Que pobres, los argumentos coloniales

 

Youssef Idmim

 

En el tiempo de vida de esta partidocracia del chalaneo y la corruptela generalizada, sólo he podido ver un debate entre los dos frentes del DEPENDENTISMO SÍ o del NO. Fue precisamente hace bastantes años en un canal local de Tenerife, Azul Televisión, creo. Recuerdo como los DEPENDENTISTAS del españolismo presentaron a algunos de sus más formados políticos del momento y, dicho sea de paso, que no pasan de ser unos ineptos en grado superior. El resultado de ese debate fue que los INDEPENDENTISTAS, con sus razonamientos y argumentos, ganaron por goleada. Después de aquello, he lanzado varias veces la oferta de llevar a cabo debates públicos en TVs y radios sobre este asunto, pero, aun contando con todo su arsenal, policial, militar y de medios intoxicadores, NO SE ATREVEN.

 

Digo esto, porque los defensores del residual imperial colonialismo español, sean colonos o conversos asimilados, siempre nos plantean las mismas preguntas de insostenibles disparates, como; de qué vamos a vivir; nos invadirá Marruecos; nosotros solos nos moriríamos de hambre; cuáles son nuestros apellidos y de dónde vienen, etc., o uno de las más recientes que he oído que decía que somos los descendientes de aquellos invasores (me niego a llamarlos conquistadores) que acabaron con los nativos o antiguos canarios. Y son con estos pobres o miserables argumento con los que nos quieren romper la voluntad de los que pensamos que Canarias SI TIENE futuro como nación libre y soberana, y NO como colonia, aunque le pongan o cambien los títulos metafóricos, según les interese, y nunca tratar de disfrazar la realidad de su condición de posesión de ultramar invadida y tomada violentamente por las armas.

 

El tiempo me ha enseñado que las mañas del deporte de la lucha canaria se pueden trasladar el debate político y utilizar “las contras” verbales contra la desvergüenza de los precursores del imperial coloniaje que, actuando bajo el amparo que les da la seguridad de las armas de su aparato colonial, nos plantean esos argumentos o proclamas propias de invasores, discursos que comparten sus animosos y estimados conversos, identificables ellos con los perritos en su autonómica o ultra periférica bandera. En definitiva creo que son ellos, los NO DEPENDENTISTAS,  y no nosotros, los que deberían contestar las preguntas, como: 

 

-¿Qué seguridad nos da el pertenecer a un país que se ha ido identificando por las traiciones a muchas de sus colonias? La última fue el Sáhara.

 

-¿Qué respeto nos puede dar un país que cuando han tenido que abandonar a sus colonias lo han hecho dejando un rastro de sangre en sus retiradas? 

 

-¿Qué seguridad nos da el tener un sistema económico basado en la dependencia casi absoluta en artículos de primera necesidad? 

 

-¿Por qué no tributan aquí las empresas radicadas en Canarias, de dónde sacan su tajada de los “clientes cautivos”, y saber si a Canarias se le exprime cual prostituta o es una mantenida como ha dicho recientemente un alcalde español del PP? 

 

-¿Por qué no dejan que Canarias mantenga relaciones comerciales con el país que sea de nuestro interés? Etc., etc., etc. 

 

En cuanto al estúpido razonamiento de los apellidos, son tan miserables que pretenden ocultar las salvajadas cometidas en su historia invasora o colonización, más propias de antecedentes penales como diría un compatriota, que de aplausos y reconocimiento cultural, al contrario de las recibidas por ellos por romanos, fenicios y hasta de sus odiados árabes. En sus desvaríos y preocupación para no perder una de sus últimas colonias, nos quieren tratar como estúpidos e ignorantes, ocultando que la imposición de apellidos castellanos, siempre bajo la amenaza de la vil tortura o el asesinato, fue tónica sistemática en sus invasoras conquistas que tenemos que lamentar ya que su negra historia africana y americana comenzó aquí, en Canarias. 

 

Sobre este muy sui géneris planteamiento de estos mequetrefes, suelo indicarles que los apellidos no es una prueba genética, puesto que se cambian y punto. Prueba de ello es como algunos de nuestros conciudadanos que provienen de otros países, por medio de adopciones, y mantienen sus rasgos físicos originarios sin que sus apellidos influyan más allá del reconocimiento burocrático administrativos de sus padres adoptivos. 

 

Otros ejemplos a los que se puede recurrir para desbaratar esta colonial estupidez, son el origen genético de Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia) o Felipe Calderón Hinojosa (Méjico), por tomar algunos ejemplos de personas conocidas en la actualidad.  

 

¡VIVA CANARIAS LIBRE!

 

Youssef Idmim

 

Tamarant – 16.06.2012