PNC-92 años
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Juan Jesús Ayala
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el pueblo canario estaba tan sometido a la influencia del colonizaje que le
imposibilitó ir por otros derroteros, ni siquiera revolucionarios, sino que se
desdibujó su personalidad, que le indujo a doblegarse ante voluntades ajenas,
situando el futuro de las islas en el escenario de la incertidumbre y del
desaliento…]
Fue
en Cuba, bajo la presidencia de José Cabrera Díaz, el 30 de enero de 1924,
cuando se funda el Partido Nacionalista Canario. Es la primera organización
nacionalista existente en aquellos momentos y que se asentó en territorio no
canario, que tuvo que verse comprometida a diversas vicisitudes políticas que
se venían arrastrando desde la colaboración que en Tenerife mantuvo José
Cabrera Díaz con Secundino Delgado, el cual fue sometido a vejaciones y
torturas al ser conducido descalzo y esposado desde su casa de Arafo hasta el
muelle para ser embarcado hacia las cárceles de Madrid. Y por mandato de un
personaje siniestro que una plaza santacrucera conserva aún su nombre, el
general Weyler.
La
Canarias de los años veinte estaba sometida a la influencia de los políticos
españoles con colaboración del caciquismo canario, que desde una dictadura
como la de Primo Rivera propició un silencio político para aquellos partidos
que se apartaban de las decisiones adoptadas más allá de nuestro entorno.
La
situación ahora, aunque se ha avanzado en cotas de un autogobierno, muy
encorsetado, no es la misma que la que tuvieron los emigrantes canarios que
fundaron el PNC como dispositivo para discutir los problemas canarios, y aun
desde el exilio asimilando las lecciones del periódico El Guanche, de
Secundino, para poder, al menos, denunciar la situación de pobreza y dominación
que se vivía y ejercía sobre las islas.
Pero
apenas se logró estimular una conciencia nacionalista, porque el pueblo canario
estaba tan sometido a la influencia del colonizaje que le imposibilitó ir por
otros derroteros, ni siquiera revolucionarios, sino que se desdibujó su
personalidad, que le indujo a doblegarse ante voluntades ajenas, situando el
futuro de las islas en el escenario de la incertidumbre y del desaliento.
Y
cuando hoy desde el nacionalismo periférico se reivindican exigencias
territoriales contando para ello con un amplia base social, en Canarias el
abandono ideológico nacionalista es de una dolorosa evidencia. Pero el Partido
Nacionalista Canario no ha dejado de estar en su sitio y continúa como en aquel
30 de enero de 1924, porque hay situaciones que se mantienen igual, por lo cual
no nos cansamos de reivindicar, en el afán de la búsqueda de soluciones, una
soberanía compartida con el Estado español para dejar atrás ataduras que
impiden desarrollarnos como la nación que deseamos ser.
Y
con 92 años de existencia, lo que nos da cierta madurez, no dejamos de
reflexionar que el futuro del nacionalismo canario, hoy atomizado, tendrá que
buscar una acogida bajo el paraguas de un único partido nacionalista, que no
puede ser otro que el PNC.
Porque
el nacionalismo se refunda, se aglutina bajo una sola sigla o, de lo contrario,
seguirá un bamboleo seudoideológico que creará un sentimiento frustrante,
como si las islas se nos escaparan de las manos.