PNC, 88 aniversario

 

 

Juan Jesús Ayala *

 

Fue en Cuba, el 30 de enero de 1924, cuando se funda el Partido Nacionalista Canario bajo la presidencia de José Cabrera Díaz. Primer partido nacionalista de esta tierra y que, por el empeño de unos emigrantes y fundamentado en las ideas de Secundino Delgado, comienza su andadura en una época difícil en Cuba, difícil también en España y más aun en Canarias, donde el analfabetismo y la miseria eran galopantes y hacían estragos en una tierra plagada de calamidades.

Se pensó en ese tiempo histórico que el PNC era capaz de aglutinar esfuerzos y voluntades para hacer de este un partido con la contundencia debida para cambiar el rumbo de las cosas en el archipiélago, donde los poderes caciquiles y las marrullerías políticas eran dominantes y tenían a la inmensa mayoría bajo su control y tutelaje, lo que motivó que sus primeros responsables vieran la independencia de las Islas como la solución, pero, teniendo el ejemplo de Cuba cuando se libra del yugo español para caer bajo la bota de los EEUU, preconizaron la vía autonomista que ya la había defendido Secundino. Debate inconcluso que en la actualidad continúa abierto en nuestra organización.

Ochenta y ocho años de vicisitudes históricas han acompañado al PNC con sus ausencias y presencias en el escenario de la vida política y que tardó en ser asimilado como partido nacionalista, porque los poderes públicos de la época lo desmontaron y lo persiguieron teniendo que camuflarse bajo otras siglas donde pudieran ir capeando el temporal.

Los tiempos de sus inicios fueron malos para los nacionalismos, y más para el canario, pero ahí quedó el PNC como un referente para seguir en nuevas tesituras con dirigentes y militantes que, aun sin tener poder en las cuestiones públicas, nunca dejaron de discutir, de proponer y de estar pendiente de la evolución sociopolítica del archipiélago.

Han pasado esas tesituras y en los compromisos adquiridos con otras fuerzas políticas nacionalistas el PNC ha demostrado su firme coherencia ideológica y continuar en el camino hacia la construcción nacional de este pueblo, siendo el máximo ejemplo de honradez política y, sobre todo, de exquisita lealtad a los acuerdos firmados; y no podrá existir ningún tipo de refundación consecuente, cuando hoy se habla de ello, sin tenerlo en cuenta, y más cuando las potencialidades centralistas de los partidos estatalitas son arrolladoras y se pretende una nueva recentralización, apareciendo los tutelajes y los salvapatrias que desde Madrid se creen que todo el monte es orégano, por lo que el nacionalismo canario hoy debe ser más coherente que nunca y con la voz más alta que entonces.

Muchos valedores de nuestro partido ya no están, pero su concurso y empuje hicieron posible que el PNC fuera respetado, y en este día, ya hace ochenta y ocho años, desde José Cabrera Díaz hasta los más recientes que nos han dejado, merecen tenerlos en la memoria, porque un partido desmemoriado que se desentiende de los que por él han luchado está atrapado en la miseria de un mercantilismo opaco que dificulta acciones y cierra caminos.

Ochenta y ocho años no son muchos ni pocos, pero sí los suficientes para conformar una historia y continuar como se comenzó: siendo un faro ideológico que despide sus destellos con claridad y rotundidad sobre una tierra como la nuestra, que cada día que pasa se hace más perentorio y es ya una exigencia política que el nacionalismo canario endurezca sus posicionamientos, y el PNC está en ello, continúa en su sitio y no ha perdido ni su rumbo ni su meta.

* Presidente insular y vicepresidente nacional del Partido Nacionalista Canario (PNC)