Los
plátanos y las Cortes de Cádiz
«»
Wladimiro Rodríguez
Brito *
A
veces parece que las cosas no han cambiado en los últimos 200 años. Algunos
creemos en la luz y taquígrafo y otros creen en el ocultismo y el miedo.
"¡Cuidado, que se enteran en Madrid o en Bruselas …!', es la coartada de
algunos para hacer lo que les viene bien.
Los agricultores de
plátano se merecen una buena gestión. El plátano y el resto de la agricultura
canaria se merecen ayudas económicas, tal y como las recibe el resto de la
Europa comunitaria: las estadísticas ficiales reconocen que más del 30% de los
ingresos de los agricultores europeos procede de las arcas públicas.
Muchos recuerdan el
hambre sufrida en las dos guerras mundiales, y apuestan por mantener un campo
sostenible que produzca algo imprescindible como es la comida.
Asprocan, como el
resto de los organismos que gestionan la agricultura canaria, ha de contar con
los 8.000 agricultores que viven de los plátanos en Canarias. Debe ser
totalmente transparente con ellos, y no puede secuestrar votos en función de
quién paga su contribución (por millón de kilos}.
No podemos
retroceder a cuando Fernando VII y otros desgraciados personajes de la historia
de España ocultaron y marginaron los avances recogidos en la Constitución de
1812. Entonces permitieron votar solo a los varones que pagaban por ese derecho,
ignorando hasta 1869 el voto universal para los hombres que recogía "la
Pepa", y hasta 1931 para las mujeres.
Eso no está
comunicado a Bruselas, como tampoco esconder lo que hacemos mal. Tirar el exceso
de producción al vertedero es el resultado de una mala planificación local,
pero también de la actitud de las grandes cadenas de distribución hacia la
"banana" extracomunitaria, o una actuación egoísta e insolidaria de
los responsables europeos hacia las importaciones de terceros paíes que no
cumplen la legislación europea (eco- nómica, laboral, sanitaria, etcétera).
Nuestro campo y
nuestros campesinos merecen la atención de los responsables locales y
estatales. No se merecen sufrir la importación de terceros países sin
aranceles y no contar con ayudas como otros sectores del campo europeo.
El futuro de los plátanos
depende de cambiar su gestión. En Cádiz se luchó hasta conseguir que por cada
hombre hubiera un voto; aquí parece que queremos retroceder el reloj de la
historia.
No podemos gestionar
los plátanos entre continuas luchas locales y peleas familiares, entre
supuestos buenos y malos. Tenemos enfrente un mundo que manejan unos pocos, con
una estraegia clara y decidida para crecer hasta hacerse con todo.
Sembremos unidad con
la vista en el horizonte, en el futuro de esta tierra y de su gente. Enterremos
las ideas de Fernando VII en los vertederos de la historia, y tratemos de no
enterrar más plátanos.
* DOCTOR EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
Otros artículos de Wladimiro Rodríguez Brito publicados en El Canario
wladimirorodiguezbrito.blogspot.com.es