Los
plátanos, una tisana de borraja
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Wladimiro Rodríguez Brito *
Nos dice don Santiago Rodríguez, máximo responsab1e del presente y
futuro de los plátanos, que el mercado va bien pero que el bolsillo de los
agricultores está mal, Que hemos perdido rentas y que el pasado año 2015 la
media obtenida por los agricultores es de 0,33 euros por kilo. Reconoce don
Santiago que parte de los agricultores no cubren costes, lo que es decir que
tienen que desaparecer según el capitalismo liberal, siguiendo el camino de los
extintos tomateros. Los costes de producción en amplias zonas de Canarias
superan los 0,40 euros por kilo, con lo que las ayudas del Poseí les sirven allí
para ganar algo más que sus colegas de Ecuador, con salarios de un euro/día.
Nunca puede haber
viento a favor para un barco que no tiene rumbo. Los plátanos necesitan medidas
decididas: reducir marcas, reducir entidades exportadoras y unas normas de
calidad unificadas, rígidas y efectivas. El control en los muelles es clave, y
hay que evitar que ocurra lo de diciembre, enviando dedos cuadrados por el
compadreo que se mantiene con las entidades exportadoras. Eran cinco
organizaciones de productores, pero ahora son seis, que, supuestamente,
representan a más de 30 entidades empaquetadoras. En buena lógica, deberíamos
quedamos con dos o tres en sana competencia.
No se puede entender
que la competencia de Sudamérica y África recorra miles de kilómetros con
fletes más baratos que nosotros, o que las navieras que transportan nuestra
fruta no sean capaces de llevar los plátanos que donamos al Banco de Alimentos
a un coste reducido. Tampoco se entiende que los plátanos se vendan a entre 1,5
y dos euros, de lo que llega a los agricultores menos del 20%. El mercado peninsular ya es capaz de absorber 7.000 toneladas semanales desde
Canarias. Tenemos que diversificar y buscar mercados alternativos, tales como la
producción ecológica para la Europa al norte de los Pirineos.
Estamos a la orilla
de un precipicio, el Gobierno de Canarias y los agricultores tienen que tomar
partido. Los plátanos no pueden seguir la suerte de los tomates. Creemos estímulos
entre los jóvenes que quieren incorporarse. Tomemos medidas reales; no nos
quedemos en promesas, como la propuesta de las pasadas elecciones hecha por el
señor eurodiputado Mato sobre Ecuador y su cláusula de salvaguardia
posiblemente aplicada en San Borondón).
Don Santiago,
propónganos algún remedio con hierbas, de lo que sabían mucho nuestros
campesinos, aunque sea una tisana de borraja. Los plátanos tienen futuro si nos
comprometemos a hacer las cosas mejor. Cuidemos la calidad y la cadena de
distribución, así como la relación con los consumidores. La tan halagada IGP
no debe dormir el sueño de los justos. Usted la defendió y ya no la nombra.
Está en nuestras manos el
futuro de un paisaje, una cultura y 20.000 empleos, con una vida más digna y
menos dependiente para nuestra gente. Pongamos la nave en un puerto seguro. Los
plátanos se merecen algo mejor que publicidad y lamentos.
*
DOCTOR
EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
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