Los plátanos: La Gomera y Madeira

 

Wladimiro Rodríguez Brito *

 

La historia y la geografía de La Gomera y Madeira han sido y son muy similares. Por un lado, la geografía, con una dura topografía en ambas y una relativa abundancia de agua gracias al sistema de vientos alisios que hacen poco significativas las diferencias entre ambas, salvando el hecho de que Madeira más que duplica la superficie de la isla colombina. Por otro lado, la historia de los últimos quinientos años ha sido muy paralela, salvo por que La Gomera tenía población en el siglo XV, mientras que Madeira estaba despoblada aún. Ambas han estado vinculadas a la Península ibérica y también a las Islas Británicas, y condenadas en el mismo destino a la emigración a América Latina.

 

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         Hermigua                                                            Curral das Freiras

 

Desde el punto de vista económico, la cultura agraria ha sido muy similar. Desde Madeira se desplazaron a Canarias cultivos y cultivadores, desde la caña de azúcar a la viña o a la vaca del país. En ambas islas predomina el minifundio, y una agricultura promiscua, es decir, mitad cultivo de autoabastecimiento, mitad cultivo de exportación, con unos rendimientos muy lejanos a la media obtenida en el resto de Canarias.

 

En los últimos años, el turismo ha impactado de manera significativa en ambos territorios; sin embargo, mientras que La Gomera ha perdido gran parte de su cultura agraria, en Madeira pervive un peso importante de la actividad del sector primario. En los momentos actuales, mientras Madeira cultiva algo más de seis mil hectáreas, La Gomera apenas alcanza 800 hectáreas . Todo ello a pesar de que Madeira tiene seis veces más densidad de población que La Gomera, lo cual nos debe hacer reflexionar ante la situación que vivimos en ambas islas.

 

La evolución de La Gomera de los últimos años ha tenido unos altos costes sociales y ambientales. Se ha perdido gran parte del patrimonio cultural y material, fruto del esfuerzo de miles de gomeros levantando paredes y realizando sorribas en la dura topografía insular. Los cultivos de plátanos pueden ser una expresión de la crisis en La Gomera, pues la isla ha perdido más del sesenta por ciento de lo cultivado en los años ochenta, cuando tenían menos agua y no había subvenciones europeas.

 

Mientras, Madeira mantiene una producción con rendimientos tan bajos como los cosechados en La Gomera en comparación con el resto de Canarias, o incluso Martinica y Guadalupe. En Madeira han hecho un esfuerzo sus tres mil agricultores por continuar produciendo quince millones de kilos de plátanos, es decir, unos cinco mil kilos por agricultor y año.

 

No es ningún secreto que en La Gomera sufre una profunda crisis. Tanto los gobiernos locales como los responsables plataneros de las islas han mirado para otro lado ante la pérdida de producción y la casi desaparición de los agricultores. La situación es también el resultado de una falta de apoyo por los responsables del sector platanero canario, que no han tenido una actitud más solidaria con los cultivos al aire libre y con aquellas zonas en las que parte de su cosecha no alcanza las calidades extras en la clasificación de los plátanos. Los gomeros tienen también sus responsabilidades por una comercialización deficiente y unos planteamientos rentistas, alejados en muchos casos de las tierras cultivadas por medianería.

 

Hemos de buscar alternativas a la actual situación, que hoy está bajo mínimos, en la que los plátanos de La Gomera significan el uno y medio por ciento de la producción de Canarias. Hablar de los plátanos es hablar también del resto de la agricultura gomera, es hablar del poblamiento, de la incorporación de jóvenes al mundo rural, de los problemas ambientales (lucha contra los incendios, etcetera). Es hablar también de autoabastecimiento, de puestos de trabajo, de no mirar para el banco de alimentos sino de arar y cultivar las tierras; es hablar de otra política agraria en Canarias.

 

La comparación entre las dos islas debe hacernos reflexionar sobre el modelo que hemos tenido en Canarias estos años, en el que sin lugar a dudas hemos sido más “ricos”. Hablar de la felicidad y del futuro para nuestra gente es algo más que contar coches o habitantes por kilómetro cuadrado, pues, mientras que en La Gomera con sesenta habitantes por kilómetro cuadrado las tierras están balutas, en Madeira, con más de trescientos, tampoco están en el paraíso, pero sí es posible que tengan más los pies en el suelo para enfrentarse a la dura realidad. Las experiencias vividas por estos pueblos tienen mucho que enseñarnos para el futuro. Hay muchas lecciones que aprender desde el Curral das Freiras hasta Hermigua.

 

*  DOCTOR EN GEOGRAFÍA

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